En la búsqueda realizada tan sólo se han localizado cuatro ensayos clínicos, realizados en la década de 1960-70, que estudiaron el efecto de la hipotermia gástrica, provocada por diversos medios, para el tratamiento de la hemorragia digestiva.
Las últimas series de casos publicadas sobre hipotermia gástrica para reducir la hemorragia digestiva datan de 1975.
Una editorial publicada en 1987, revisaba la evidencia científica del tratamiento con suero salino frío (1). Tras la búsqueda no localizó ningún ensayo controlado randomizado con suero salino frío y concluye que :A pesar del empleo amplio y la abundacia de series no controladas a favor, la efectividad y la seguridad de la hipotermia gástrica por medio de las antiguas máquinas de enfriamiento gástrico o los “modernos” lavados con agua o suero salino, no pueden ser establecidas en base a estudios publicados. En función de estas conclusiones aboga por abandonar esta práctica hasta que estudios controlados puedan establecer su eficacia y seguridad.
Las Guías de Práctica Clínica sobre el manejo de las hemorragias digestivas altas más recientes localizadas (2) (3) no contemplan esta posibilidad de tratamiento. Sobre el papel de la sonda nasogástrica, el panel de consenso de la Asociación Canadiense de Gastroenterología (2) considera que la aplicación, previa a la endoscopia, de sonda nasogástrica en pacientes seleccionados, debe ser valorada ya que sus hallazgos pueden tener un valor pronóstico(Recomendación B. Evidencia II-3). Este mismo documento también considera que aunque el diagnóstico por aspiración de la sonda nasogástrica u orogástrica es redundante, si se va a realizar una endoscopia de forma precoz, ésta puede ayudar a limpiar el estómago de sangre y coágulos antes de la endoscopia.