En las Guías de Práctica Clínica localizadas sobre diagnóstico, valoración y prevención de la infección por VIH no se han encontrado recomendaciones desde la perspectiva de la Bioética.
La guía de tratamiento de enfermedades de transmisión sexual de los CDC, actualizada en el año 2002 1 sobre la notificación a las parejas de los casos detectados (entendiendo como parejas tanto los contactos sexuales , como personas que han compartido ,por ejemplo, jeringuillas) recomienda:
- La notificación a los contactos sexuales, debe ser realizado por la autoridad local de salud o del estado, asegurando la confidencialidad y siempre acompañado de consejo de salud.
- De forma específica para la infección por VIH; la notificación a los contactos en la infección de VIH deber ser confidencial y depende de la cooperación voluntaria del paciente.
- Pueden ser utilizadas dos vías complementarias para identificar a los contactos sexuales: información del paciente e información del proveedor de cuidados. En la información del paciente, éste informa directamente a sus contactos de su exposición al virus VIH. Con la del proveedor, personal entrenado del departamento de salud localiza a los contactos en base a la información facilitada por el paciente. Durante el proceso de notificación es protegida la confidencialidad del paciente: su nombre no es revelado a los contactos cuando se les notifica. Muchos departamentos de salud del estado proporcionan, de forma paralela a la notificación, asistencia.
No se aborda,pues, el problema concreto de la comunicación a la pareja habitual del paciente. La revista Medicina Clínica publicó en el año 2002, dentro de una serie de Bioética para Clínicos, un artículo con varios escenarios clínicos, que incluye una situación similar a la expuesta en esta pregunta2. Así el caso clínico C de este artículo, describe a un paciente diagnosticado recientemente de infección por el VIH y que rechaza que su pareja estable sea informada de esta circunstancia.Tras revisar el marco ético, jurídico-normativo y deontológico de la confidencialidad en la relación médico paciente, se expone una resolución posible de los diversos casos clínicos. Para este se propone como estrategia (aunque no necesariamente en este orden):
- "Reconocer de manera empática la difícil situación en la que se encuentra el paciente. Adoptar una estrategia exploratoria y no prejuzgadora.
- Aprovechar el marco de la relación clínica y la necesidad de seguimiento que supone el control de la seropositividad. No querer hacer todo en un solo encuentro. Sí explicitar el problema moral que sufre el médico, sobre todo si el paciente demanda un compromiso explícito de no revelación. Se debe clarificar que existe una obligación primaria de preservar la confidencialidad, que se va a respetar, y que no se va a correr a alertar a la mujer a renglón seguido, pero que se trata de un problema que hay que abordar juntos. El objetivo inmediato debe ser la provisión de medidas de protección más que la inmediata comunicación del problema a la esposa. Sin embargo, conviene recordar que ésta podría haberse infectado ya, por lo que antes o después precisará de atención sanitaria.
- Promover con energía la comunicación de la información a la mujer por parte del paciente mismo, no con un discurso de recriminación sino con el ofrecimiento del apoyo efectivo oportuno para facilitar esta comunicación. Recalcar que por el hecho de ser su médico estamos dispuestos a ofrecer todo el apoyo que sea conveniente, incluyendo la intermediación en el marco de una consulta conjunta u otros apoyos psicoemocionales o de terapia de pareja.
- Ante la persistencia de una negativa por parte del paciente, tras haber revisado y agotado todas las opciones en un período razonable y prudente (¡el tiempo de «espera» es tiempo sin tratamiento para la esposa en caso de que lo necesitara!), el médico puede formular su decisión, en conciencia, de informar a su mujer si él no lo hace, por ceder el principio de autonomía que fundamenta el deber de confidencialidad para con el paciente, ante el principio de no maleficencia, que insta a prevenir el daño a la mujer. Hay que valorar y tratar de evitar un "efecto dominó" en el que se pierda la relación clínica, repercutiendo también en la salud pública en función del conocimiento que tengamos de la biografía, las prácticas de riesgo y la situación social del paciente.
- En caso de cambio de médico por parte del paciente, el facultativo deberá valorar si informa al nuevo médico compartiendo con él el problema de la confidencialidad y si contactan con la mujer".