Según la documentación consultada, no es necesario el uso de delantales para la protección abdominal en la embarazada que va a realizarse una radiografía dental. Podría utilizarse un protector para el tiroides.
El sumario de evidencia de UpToDate sobre el diagnóstico por imagen en la mujer gestante(1) afirma, en consonancia con varias sociedades científicas, que en las radiografías simples no abdominopélvicas ya no se usan protectores (como un delantal plomado) para las embarazadas. Explica que las radiografías que no incluyen al feto en su campo de imagen casi no causan dispersión de la radiación hacia el feto por lo que la radiación recibida no originaría un aumento de riesgo. Añade, por otra parte, que el uso de los protectores podría comprometer la eficacia diagnóstica de la prueba, pudiendo incluso producirse un aumento de la dosis de radiación debido al reflejo de esta hacia el paciente.
Según los autores del sumario, aunque no está claramente determinado, ellos establecen en 50 mGy (0,05 Gy, 5 rads) el umbral de radiación perjudicial para el feto. No obstante, señalan que incluso aquellas pruebas en las que la exposición fetal es mayor (por ejemplo una tomografía computerizada abdomino-pélvica) casi nunca exponen al feto a radiaciones > 50 mGy.
En cuanto a la radiografía dental explica que la dosis que recibe el feto es mínima (0,0001 mGy [0,01 mrads]) en un estudio dental habitual, no considerándose perjudicial. En cuanto a la posible asociación entre un bajo peso al nacer y el efecto de la radiación dental sobre el tiroides de la madre, señala que esta no ha sido encontrada en múltiples estudios y no es biológicamente posible.
En 2019 la American Association of Physicists in Medicine (AAPM) publicó un documento de posicionamiento(2) en el que afirmaba que debería dejar de utilizarse protección gonadal y fetal como práctica de rutina durante la realización de pruebas diagnósticas de imagen basadas en rayos X. Argumentaba que las dosis de radiación utilizados en las pruebas de imagen no se asociaban con un daño medible en las gónadas o el feto; además, cuando el feto o las gónadas estaban fuera del alcance del campo de visión de la imagen, el uso de protectores no era eficaz para reducir la dispersión de la radiación interna; y los protectores podían afectar de manera negativa a la eficacia de la prueba. Este posicionamiento ha sido respaldado por diversas sociedades científicas y, junto a él, la AAPM también ofrece un documento de preguntas y respuestas frecuentes dirigidas a profesionales sanitarios, pacientes y cuidadores.
Las recomendaciones de un documento de consenso europeo, multidisciplinar, sobre la protección de contacto del paciente durante las exploraciones radiológicas publicado en 2021(3), respecto al uso de protección durante las exploraciones dentarias indican que:
- No está recomendado un protector de contacto para el feto o el embrión en una radiografía dental.
- Un protector de contacto para el tiroides podría usarse durante una radiografía dental cefalométrica, una radiografía dental intraoral y una tomografía computarizada de haz cónico.
El texto explica que el uso de protectores abdominales es de poca utilidad en la protección del feto. Aún así plantea que las embarazadas podrían solicitar el uso de un protector abdominal incluso en situaciones en las que la exploración no abarca esa región. En esos casos considera que debería actuarse siguiendo los procedimientos escritos y a discreción del operador que realiza la obtención de imágenes. Añade que, en caso de que se decidiera utilizar dicho protector, es importante que “se utilice una colimación precisa y que la protección no invada el sistema de control automático de exposición”.
También un informe sobre seguridad durante las radiografías dentales de 2022 suscrito por varias sociedades científicas internacionales(4) explica que, debido a la distancia existente entre la fuente de radiación y el feto, la dosis de radiación recibida por el feto en las pruebas de imagen dentales es baja. Aclara que son escasos los estudios sobre la dosis en el feto tras la exposición a radiografías dentales. Señala que, sin el uso de protector, las dosis en el útero serían de 0,009-2,66 μGy en una radiografía intraoral, de 0,11-7,97 μGy en una ortopantomografía y de 0,05-6,93 μGy en una tomografía computarizada dental de haz cónico. Por tanto, las dosis que recibiría el feto serían comparables o menores a la dosis diaria de radiación de fondo. Afirma que los protectores plomados pueden utilizarse para reducir aún más la dosis que llega al feto y, aunque la reducción de la dosis absoluta fuera insignificante, no existen contraindicaciones para su uso.
Por último, una guía canadiense sobre salud oral en el embarazo(5) considera que una radiografía oral es segura usando un protector del tiroides, pero indica que ya no se recomienda el uso de protector abdominal en una radiografía dental normal. Explica que las dosis de radiación utilizadas son mucho más bajas que las que se asocian con daño fetal y que el uso de protector abdominal tiene un efecto insignificante o nulo en la embarazada. No obstante, indica que pueden proporcionarse el protector si la mujer lo solicita.