La información obtenida de los Sumarios de Evidencia (SE), Guías de Práctica Clínica (GPC) y Revisiones Sistemáticas (RS) consultadas sugieren que, la aplicación de compresas tibias sobre el periné de la mujer durante la segunda etapa del parto, se asocia con una reducción del dolor, una mayor satisfacción con el parto y menos desgarros de tercer y cuarto grado.
El SE de UpTodate sobre intervenciones no farmacológicas para aliviar el dolor durante el parto(1), asegura que las aplicaciones de compresas de calor y/o frío, son populares entre las mujeres durante el parto, aunque existen datos mínimos que lo respalden. Sin embargo, comenta que es una intervención fácil de usar, económica, no requiere práctica previa y con efectos negativos mínimos cuando se usan correctamente. Con respecto a la aplicación de calor, indica que generalmente se aplica en la espalda, parte inferior del abdomen, la ingle y/o el perineo de la mujer. Las fuentes de calor incluyen una botella de agua tibia, un calcetín relleno de arroz calentado, una compresa tibia (toallas empapadas en agua tibia y escurridas), una almohadilla eléctrica o una manta tibia. Además de aliviar el dolor, el calor puede aliviar los escalofríos o los temblores, disminuir la rigidez de las articulaciones, reducir los espasmos musculares, aumentar la extensibilidad del tejido conectivo y favorecer la relajación entre las contracciones. Según este SE, ningún estudio ha evaluado la temperatura óptima o la duración de esta terapia. Se debería tener cuidado para evitar quemaduras. No obstante, si bien los resultados de ensayos clínicos aleatorizados (ECA) pequeños son alentadores, se necesitan datos de ensayos grandes para evaluar la eficacia y determinar el momento óptimo de aplicación y las temperaturas ideales.
El SE de Dynamed(2) indica que el uso intermitente de compresas frías y calientes en el abdomen o la parte baja de la espalda puede disminuir la intensidad del dolor y la duración de la primera y tercera etapa del parto. Sobre la aplicación de compresas calientes en el perineo durante el parto establece que puede reducir el dolor, el trauma y el riesgo de incontinencia urinaria posparto.
La GPC sobre el manejo del dolor intraparto de “Queensland Health”(3), publicada en 2023, indica que las compresas perineales tibias en la segunda etapa del parto, se asocia con una reducción del dolor, una mayor satisfacción con el parto y menos desgarros de tercer y cuarto grado.
La GPC de la OMS(4), aporta una serie de recomendaciones de cuidados intraparto para una experiencia de parto positiva. Durante la segunda etapa del parto, se recomiendan técnicas para reducir el trauma perineal y facilitar el parto espontáneo (incluido masaje perineal, compresas tibias y protección práctica del perineo), según las preferencias de la mujer y las opciones disponibles.
Esta evidencia de certeza muy baja se deriva de una RS Cochrane(5), que incluyó 12 ECA, con 1.024 mujeres. Tres ECA (con 252 mujeres) compararon la aplicación de compresas calientes con la atención habitual. Dos ECA (192 mujeres) las aplicaron en la parte baja de la espalda y el abdomen de las mujeres durante la primera etapa del parto, y en el perineo en la segunda etapa. El otro ECA aplicó la compresa en las zonas sacra y perineal durante al menos 30 minutos; no estaba claro en qué etapa se aplicó la intervención. Se encontró evidencia de muy baja calidad sobre la reducción del dolor (medida con la escala analógica visual [EVA]) en la primera etapa del trabajo de parto [Diferencia de medias (DM) -0,59; Intervalo de Confianza (IC) del 95%: -1,18 a -0,00; tres ECA, 191 mujeres)] y en la segunda etapa del parto (DM -1,49; IC del 95%: -2,85 a -0,13, dos ECA, 128 mujeres). También mostró, evidencia de muy baja calidad, una duración reducida del trabajo de parto (minutos) a favor de compresas calientes (DM -66,15; IC del 95%: -91,83 a -40,47; dos ensayos; 128 mujeres).
Otra RS de Cochrane(6) incluyó datos de 20 ECAs con 15.181 mujeres. Los ECA tuvieron riesgo de sesgo de moderado a alto; en ninguno el cegamiento fue adecuado, y en la mayoría no está clara la ocultación de la asignación. Las intervenciones comparadas incluyeron el masaje perineal, las compresas frías y calientes y otras técnicas de tratamiento perineal. Los resultados con respecto a la aplicación de una compresa caliente sobre el perineo:
- no tuvo un efecto claro sobre la incidencia de perineo intacto [Riesgo relativo (RR) =1,02; IC del 95%: 0,85 a 1,21; 1.799 mujeres; cuatro estudios; evidencia de calidad moderada];
- ni sobre el traumatismo perineal que requirió sutura (RR= 1,14; IC del 95%: 0,79 a 1, 66; en 76 mujeres; un ECA; evidencia de calidad muy baja),
- ni en desgarros de segundo grado (RR promedio 0,95; IC del 95%: 0,58 a 1,56; 274 mujeres; dos ECA; evidencia de calidad muy baja),
- o en episiotomía (RR=0,86; IC del 95%: 0,60 a 1,23; 1799 mujeres; cuatro estudios; evidencia de calidad baja).
- No se conoce con certeza si la compresa caliente aumenta o reduce la incidencia de desgarros de primer grado (RR=1,19; IC del 95%: 0,38 a 3,79; 274 mujeres; dos ECA; evidencia de calidad muy baja).
- Se informó de menos desgarros perineales de tercer o cuarto grado en el grupo de compresas calientes (RR 0,46; IC del 95%: 0,27 a 0,79; 1.799 mujeres; cuatro estudios; evidencia de calidad moderada).
Los autores de esta RS concluyen que hay evidencia de calidad moderada de que las compresas calientes pueden reducir los desgarros de tercer y cuarto grado, pero la repercusión de estas técnicas sobre otros resultados no estuvo clara o no fue consistente.
La GPC(7) de Guíasalud sobre atención al parto normal (publicada en 2010), con respecto a la prevención del trauma genital recomienda posibilitar la aplicación de compresas calientes durante la 2ª etapa del parto (Nivel de recomendación A)*. Esta recomendación se basa en un estudio de cohortes(8) y en un ECA(9):
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El estudio de cohortes(8) que analizó los factores asociados al trauma perineal durante el parto, incluyó a 2.595 mujeres y los resultados indicaron que la aplicación de compresas calientes en la 2ª etapa del parto podría prevenir ligeramente la aparición de desgarros espontáneos en mujeres multíparas sin episiotomía [Odds Ratio (OR) 0,6 IC 95% 0,3 a 0,9], así como la realización de episiotomía en nulíparas [OR 0,3 (IC 95% 0,0 a 0,8)].
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El ECA(9) tenía el objetivo de determinar los efectos de la aplicación de compresas calientes en el perineo (compresas empapadas en agua a una temperatura de 45º C) durante la segunda etapa del parto, sobre la necesidad de sutura perineal y la comodidad materna. Se incluyeron a 717 mujeres nulíparas, asignadas al grupo intervención (GI) o al control (GC). No se encontraron diferencias para la necesidad de sutura perineal: OR 1,0 (IC 95% 0,69 a 1,47). Sin embargo, la tasa de laceraciones de tercer y cuarto grado fue mayor en el GC: OR 2,16 (IC 95% 1,15 a 4,10). Las mujeres del GI tuvieron una menor probabilidad, estadísticamente significativa, de dolor intenso durante el parto que el GC: 59% vs 82%, respectivamente. También se encontró una modesta, pero significativa reducción en las puntuaciones promedio de dolor perineal en los días 1 y 2 posparto, usando una EVA de 10 puntos, con menos de 1 punto de diferencia promedio. A los 3 meses del parto, era menos probable que las mujeres del GI presentaran incontinencia urinaria: 26/277 vs 59/262; p<0,0001. Los resultados de este estudio indican que la aplicación de compresas calientes iniciada en la segunda etapa del parto, reduce el riesgo de laceraciones perineales de tercer y cuarto grados, además, reduce el dolor durante el parto y los primeros 3 días posparto, pudiendo reducir también el riesgo de incontinencia urinaria durante los primeros 3 meses posparto.
En otra RS con metaanálisis(10) para evaluar la eficacia de las compresas calientes durante la segunda etapa del parto para reducir el trauma perineal, los ECA incluidos compararon compresas tibias aplicadas sobre el perineo (GI) con ninguna compresa tibia (GC). Se encontró una tasa mayor de perineo intacto en el GI en comparación con el GC (22,4% versus 15,4%; RR 1,46; IC del 95%: 1,22 a 1,74); una tasa más baja de desgarros de tercer grado (1,9% frente a 5,0%; RR 0,38; IC del 95%: 0,22 a 0,64), desgarros de cuarto grado (0,0% frente a 0,9%; RR 0,11; IC del 95%: 0,01 a 0,86) desgarros de tercer y cuarto grado combinado (1,9% versus 5,8%; RR 0,34; IC del 95%: 0,20 a 0,56) y episiotomía (10,4% versus 17,1%; RR 0,61; IC del 95%: 0,51 a 0,74). Estos datos sugieren también que las compresas tibias aplicadas durante la segunda etapa del trabajo de parto reducen el trauma perineal y disminuyen el riesgo de episiotomía y traumatismo perineal grave.
Por último, se incluye una RS de reciente publicación(11), cuyo metaanálisis incluyó 13 ECA (n= 3.947) en los que se comparó el uso de compresas tibias sobre el perineo (GI) versus no usarlas durante el parto vaginal (GC). El análisis reveló que el GI tuvo mejores resultados en cuanto a episiotomía (RR= 0.56; IC 95%= 0,23-1,37), grado de traumatismo perineal (tercer y cuarto grado) (RR= 0,69; IC 95%=0,54-0,89; p= 0,004), traumatismo perineal que requirió sutura ( RR= 0.37, IC 95%=0,18- 0,77; p = 0,004) y también en el dolor conductual (RR = 0,42; IC 95%= 0,23-0,78; p = 0,006). Los autores concluyen que el uso de compresas tibias mostró mejores resultados en la mejora del confort perineal.
*Ver niveles de evidencia y grados de recomendación en el documento original.