Pregunta actualizada a 26 de enero de 2021
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Según la información consultada, a pesar de las incertidumbres en cuanto efectividad vacunal en esta población y el impacto sobre su enfermedad, se recomienda, de forma general, administrar la vacuna para la COVID-19 en los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal (EII) y administrarla en el momento en que esté disponible para el paciente, sin importar el tratamiento de base o actividad de la enfermedad.
El Grupo Español de Trabajo en Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa, en un reciente comunicado(1), recomienda vacunar frente al SARS-CoV-2 a todos los pacientes con EII, independientemente de su tratamiento de base. No obstante, aclaran, que ante determinadas circunstancias se debe individualizar esta decisión. Además subrayan que las autoridades sanitarias nacionales e internacionales y los expertos en el tema, aconsejan firmemente la vacunación.
Los autores basan esta recomendación en que la vacuna de ARN es una vacuna segura en estos pacientes y no hay evidencia que sugiera un mayor riesgo en ellos. El documento también puntualiza que no se dispone de información sobre la eficacia y seguridad en embarazadas y menores de 16 años.
En Reino Unido el “Gastroenterology Inflammatory Bowel Disease Section and IBD Clinical Research Group”(2) apoya fuertemente la vacunación frente al SARS-CoV-2 de los pacientes con EII. En su documento de consenso hace referencia a las vacunas BNT162b2 de Pfizer/BioNTech, ChAdOx1 nCoV-19 de Oxford/AstraZeneca y mRNA-1273 de Moderna y explica que se prevee que los riesgos de la vacuna sean muy bajos en este tipo de pacientes. También añade que aquellos bajo tratamiento inmunosupresor, en teoría, podrían tener una respuesta subóptima a la misma.
Este consenso aconseja administrar la vacuna tan pronto como sea posible, independientemente de la actividad de la enfermedad o cuándo deba administrarse la medicación de base. Sin embargo se matiza que en los pacientes en tratamiento con corticoides sería preferible administrarla cuando el paciente esté tomando la dosis más baja.
La “Canadian Asociation of Gastroenterology”(3) recomienda la administración de la vacuna para la COVID-19 de ARN en los pacientes con EII que no reciben tratamiento inmunosupresor (recomendación fuerte, evidencia de moderada calidad)* y sugiere que se administre en los pacientes con EII que sí lo reciben (recomendación condicional, evidencia de baja calidad)*.
Según el documento de consenso de la “International Organization for the Study of Inflammatory Bowel Disease”(4):
- Debería vacunarse a los pacientes con EII contra el SARS-CoV-2, y tan pronto como fuera posible.
- No debería posponerse la vacunación en los enfermos con terapias inmunomoduladoras.
- Las vacunas basadas en ARN, vectores replicantes incompetentes, inactivadas y recombinantes son seguras en los pacientes con EII.
- Debería informarse a los pacientes de que la vacuna podría ser menos efectiva durante el tratamiento con corticoides sistémicos .
Por último, en una revisión narrativa sobre la vacuna de la COVID-19 en los pacientes con EII(5) se explica que, aunque no se dispone de evidencia sobre el uso de estas vacunas en los pacientes con EII, se puede extrapolar la información disponible sobre otras vacunas y otros trastornos autoinmunes. Los autores consideran que debería recomendarse la vacunación a todos los pacientes con EII independientemente de su tratamiento o comorbilidades, aunque es motivo de debate en embarazadas y niños.
Además, destacamos de esta revisión la siguiente información:
- Se ha excluido a los pacientes con EII, tratamiento inmunosupresor o tratamiento corticoideo de los ensayos en fase 3.
- Se desconoce si la respuesta a la vacuna en los enfermos con EII es comparable a la de la población general, si los tratamientos inmunosupresores afectan a la respuesta vacunal y cuál sería el momento óptimo para su administración.
- No se conoce el efecto de la vacuna sobre la actividad de la enfermedad.
- El riesgo de mortalidad y morbilidad asociado a las complicaciones de la COVID-19 supera ampliamente el riesgo de la incertidumbre en los datos de una población subestimada en los estudios.
- En base a la experiencia de vacunas previas, sería razonable vacunar antes de iniciar un tratamiento inmunosupresor.
- Dado el buen perfil de seguridad de estas vacunas y el riesgo clínicamente significativo de hospitalización, complicaciones y muerte debería recomendarse la vacuna en los pacientes con EII tratados con inmunosupresores.
*Consultar niveles de evidencia y grados de recomendación en el documento.