Pregunta actualizada a 25 de Octubre de 2020
La información contenida en esta respuesta, está en continua revisión, siendo posible que, en un plazo breve sea actualizada.
Para elaborar esta respuesta se ha considerado:
- El “uso mantenido o extendido” se define como el uso de la misma mascarilla para atender a distintos pacientes, cuando estos se infectan con el mismo patógeno respiratorio(1) y se colocan juntos en salas de espera o salas de hospital, sin que el profesional sanitario (PS) se la quite entre paciente y paciente.
- Las mascarillas filtrantes FFP1, FFP2, FFP3 o N95, son consideradas equipos de protección individual (EPI), deben tener un ajuste facial y deben ser utilizadas por los PS, que realizan procedimientos generadores de aerosoles (PGA), incluida la intubación traqueal, la aspiración bronquial, la broncoscopia y la inducción de esputo(2).
La información identificada es escasa y sugiere que el uso prolongado de las mascarillas filtrantes en PS puede asociarse a dolores de cabeza y a deterioro de la capacidad de trabajo.
Una revisión sistemática(3) tuvo como objetivo evaluar la experiencia percibida asociada con el uso de las mascarillas filtrantes N95 / FFP2, basándose en la revisión de la literatura disponible y comparando los hallazgos con los datos recopilados a través de una encuesta realizada a profesionales de la salud dental en Italia. La revisión incluyó artículos hasta mayo de 2020 y las búsquedas bibliográficas se realizaron en la Biblioteca Nacional de Medicina, el Registro Central Cochrane de Ensayos Controlados y las bases de datos Embase. Los términos de búsqueda incluyeron COVID-19, respiradores, mascarillas y malestar. Se seleccionaron finalmente cinco documentos. Por otro lado, se realizó una encuesta a 256 dentistas italianos, en la que se preguntaba sobre antecedentes de enfermedades respiratorias y de tabaquismo, la cantidad de horas que usaban una mascarilla N95 / FFP2 y sobre varios posibles síntomas percibidos relacionados con la hipercapnia, como dolor muscular, dificultad para respirar, dolores de cabeza, somnolencia, micción anormalmente frecuente, disminución en los niveles de atención y, en consecuencia, disminución en la capacidad de trabajo.
Los resultados de la encuesta coincidieron con la revisión de la literatura disponible, en que el uso prolongado de estas mascarillas, se asoció con dolores de cabeza (47,5%), mayor esfuerzo (para realizar la atención dental) y malestar (50,8%), problemas de concentración moderados (54,3%), dificultades respiratorias moderadas (63,5%) y, en consecuencia, una capacidad de trabajo disminuida (85,5%). Aunque estos hallazgos no fueron influenciados por la cantidad de horas que pasó el PS usando la mascarilla. Los autores concluyen que a pesar de los efectos secundarios percibidos, se recomienda el uso de mascarillas filtrantes para prevenir la propagación de COVID-19 y preservar el bienestar de los PS. También señala que, se requieren estudios con oximetría de pulso, para determinar el nivel de hipercapnia en relación con los dolores de cabeza y el deterioro de la capacidad de trabajo.
Un estudio comparativo(4) que investiga la relación entre los factores ambientales y la comodidad al usar mascarillas N95 durante los procedimientos clínicos, incluyó a 84 estudiantes de primer año de enfermería de una Universidad de Hong Kong. Los sujetos se asignaron al azar en cuatro grupos (A, B, C y D), en los que se probaron la comodidad de uso de diferentes tipos de ajuste facial de las mascarillas. En el Grupo A: se realizó la prueba de ajuste convencional y se capacitó a los participantes sobre cómo realizar la prueba de ajuste. Grupo B: No se realizó ninguna prueba de ajuste convencional, pero los participantes recibieron capacitación sobre cómo realizar la prueba de ajuste. Grupo C: se realizó la prueba de ajuste convencional, pero los participantes no recibieron capacitación sobre cómo realizar la prueba de ajuste. Grupo D: No se realizó ninguna prueba de ajuste convencional y los participantes no recibieron capacitación sobre cómo realizar la prueba de ajuste. Para medir los resultados se utilizó un cuestionario para registrar las evaluaciones de cada participante sobre sus percepciones sobre los seis aspectos de la comodidad (transpirabilidad, calor, opresión, facilidad para hablar, comodidad en los lóbulos de las orejas y comodidad general) del uso del respirador N95. La temperatura ambiente de la habitación en la que se realizó el estudio osciló entre 20 y 24 ° C, con una media de 21,05 ° C, mientras que la humedad relativa (HR) fue de 76% a 96%, con una media de 83,81%.
Se encontró una relación positiva significativa entre el confort general y la temperatura ambiente ( coeficiente de correlación de Pearson (r) = 0, 23; p = 0,04). Se encontró que no existía una correlación significativa entre el confort general y la humedad relativa de la habitación (r =−0,13; p = 0,23). Todos los estudiantes calificaron la comodidad general de usar respiradores N95 durante los procedimientos de atención de enfermería junto a la cama de "bastante satisfactoria" a "satisfactoria". En el Grupo A, ningún participante sintió calor ni tuvo dificultad para respirar durante el experimento. En este grupo, sin embargo, cuatro (19,00%) encontraron el respirador demasiado apretado, tres (14,29%) sintieron molestias en los lóbulos de las orejas y dos (9,52%) calificaron la “facilidad para hablar” como insatisfactoria. En el Grupo B, uno (4,76%) sintió calor y dos (9,52%) tuvieron dificultad para respirar durante el experimento. Dos (9,52%) participantes encontraron el respirador demasiado apretado y calificaron tanto la "facilidad para hablar" como la "comodidad en los lóbulos de las orejas" como insatisfactorias. En el Grupo C, dos (9,52%) sintieron calor y uno (4,76%) sintió opresión del respirador durante el experimento. Los 21 (100%) participantes del Grupo C calificaron la transpirabilidad, “facilidad para hablar” y “comodidad en los lóbulos de las orejas” del respirador durante el experimento como satisfactorias. En el Grupo D, cinco (23,81%) participantes no estaban satisfechos con la transpirabilidad del respirador; dos (9,52%) sintieron calor e informaron tensión, mientras que uno (4,76%) no estaba satisfecho con la "facilidad para hablar". Los autores concluyen que la temperatura ambiente entre 20-24ºC y realizar una verificación de ajuste de la mascarilla, no solo puede minimizar las partículas de aire que ingresan al respirador durante los procedimientos de enfermería, sino que también mejora la comodidad del usuario.
En cuanto al tiempo del uso de mascarillas filtrantes en general no se recomiendan más de ocho horas seguidas(5-6), aunque un documento de la OMS(7) sobre uso racional de estos EPI, indica que el uso de la mascarilla mantenido durante más de 4 horas puede resultar incómodo para el PS.