Pregunta actualizada a 23 de abril de 2020
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No se han encontrado documentos que evalúen cuál es el método más eficaz de secado de manos para minimizar el riesgo de contagio de COVID-19, aunque todos los documentos consultados indican que mantener las manos limpias es una de las medidas más importantes que se pueden tomar para evitar contagiarnos y transmitir los microorganimos a otras personas. El secado cuidadoso de las manos es parte integral del proceso de higiene de las manos, ya que los microbios pueden transferirse más fácilmente con las manos mojadas. Aunque no hay un consenso del todo claro, la evidencia sugiere que es preferible utilizar toallas de papel frente al uso de secadores de manos, usando esta misma toalla para cerrar el grifo.
Las directrices sobre el lavado de manos de la Organización Mundial de la Salud (OMS)(1) recomienda el secado completo de las manos con una toalla desechable, o bien con un método que no las contamine de nuevo. Se debe usar la toalla para cerrar el grifo. En el caso de usar toallas no desechables asegurarse de que las toallas no se utilicen varias veces o por varias personas (IB).*
Un sumario de evidencia consultado(2) con respecto al secado de las manos indica que estás deben secarse completamente con una toalla desechable usando la toalla para cerrar el grifo. No se recomienda el uso de toallas de tela de uso múltiple del tipo colgante o en rollo en entornos de atención sanitaria.
Los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) (3) por otro lado indican que las manos deben secarse con una toalla limpia o dejar que se sequen al aire. Se basan en que existen pocos estudios sobre el secado de las manos, y los resultados de estos estudios no coinciden. Además, la mayoría de estos estudios comparan concentraciones generales de microbios en las manos (no solo los microbios que causan enfermedades) mediante diferentes métodos para el secado.
Se ha seleccionado una revisión sistemática (RS)(4) publicada en 2019, cuyo objetivo fue determinar y evaluar la literatura existente relacionada con el secado de manos. Se identificaron tres temas principales: la eficacia de los métodos de secado de manos; los métodos de secado y translocación microbiana, dispersión y contaminación ambiental; y los métodos de secado y sostenibilidad ambiental.
De los siete estudios identificados sobre la eficacia del secado de manos, la mayoría reconoce que las toallas de papel son el medio más efectivo para secarse las manos, reduciendo la cantidad de bacterias en las manos y el riesgo de transferencia, y que las toallas de papel, en términos de tiempo empleado para el secado, eficiencia de secado, higiene y contaminación ambiental microbiana, funcionan mejor que los secadores de aire caliente o los secadores de chorro. Aunque en dos estudios comparativos incluídos en esta revisión se indica que las toallas de papel pueden estar contaminadas(5,6) lo que, en sí mismo, podría representar un peligro para la higiene.
Se identificaron trece estudios que evalúan la capacidad de diferentes métodos de secado para traslocar y dispersar microorganismos en el entorno inmediato y en otras personas. Nueve estudios identificaron que los secadores de chorro y los secadores de aire caliente producen una mayor dispersión microbiana en comparación con las toallas de papel. Varios estudios observaron que la mayor dispersión microbiana se asocia con el secador por chorro, mientras que en un estudio cuasiexperimental(7) no se observaron diferencias significativas. En otro estudio cuasiexperimental(8) se comparó la eficacia del uso del aire caliente con y sin luz ultravioleta, manteniendo las manos quietas o bien frotándolas durante el proceso de secado y el secado con toallas de papel para eliminar las bacterias de las manos. En cada método participaron quince personas, lo que supuso un total de 30 manos. Las unidades formadoras de colonias (UFC) en las palmas y los dedos de las manos aumentaron significativamente cuando las manos se secaron con aire caliente mientras se frotaban durante 15 segundos (P <0, 001), y 30 segundos (P <0,001), en ambos casos sin luz ultravioleta. Mantener las manos quietas durante el proceso de secado disminuyó significativamente el UFC en las palmas, los dedos y las yemas de los dedos (P <0,01 o <0,001). Se detectaron pocas UFC en palmas y dedos secados con luz ultravioleta. Aunque el número de UFC de las palmas y los dedos no disminuyó después del secado con tres hojas de toalla de papel, sí disminuyeron significativamente en las yemas de los dedos (P <0,001). Los autores establecen que mantener las manos quietas y no frotarlas fue mejor para eliminar las bacterias; que la luz ultravioleta reforzó la eliminación de bacterias durante el secado al aire caliente; y que, por otra parte, las toallas de papel fueron útiles para eliminar las bacterias de la punta de los dedos, pero no las de las palmas y los dedos.
Por último en está RS no se recomienda el uso de toallas de tela de rodillos continuos, ya que se convierten en toallas de uso común al final del rollo y pueden ser una fuente de transferencia de patógenos para limpiarse las manos. Por lo tanto, los autores concluyen que las toallas de papel desechables ofrecen el método más higiénico de secado de manos en entornos de atención sanitaria.
En otro estudio analítico(9), no incluido en la anterior RS, se analizó la contaminación bacteriana en 6 marcas diferentes de toallas de papel y las posibles transmisiones en el aire y por contacto directo de estos contaminantes bacterianos durante el secado de manos después del lavado. Se aislaron entre 102 y 105 unidades formadoras de colonias por gramo de toallas de papel no utilizadas de las diferentes marcas de toallas de papel. Las bacterias pertenecientes al género Bacillus fueron, con mucho, los microorganismos más abundantes encontrados (83,0%), seguidos por Paenibacillus (15,6%), Exiguobacterium (1,6%) y Clostridium (0,01%). Las toallas de papel hechas de fibras recicladas albergaban entre 100 y 1.000 veces más bacterias que la marca de pulpa de madera virgen. Se observó que las bacterias se transfirieron fácilmente a guantes de nitrilo desechables al secarse las manos con toallas de papel. Sin embargo, no se observó evidencia de transmisión bacteriana en el aire durante la dispensación de toallas de papel.
No obstante, muestran resultados contrarios a lo comentado dos estudios comparativos de reciente publicación(10,11), que comparan diferentes formas de secar las manos lavadas y encuentran:
- Significativamente menos bacterias transitorias y residenciales permanecieron en la piel si las manos se secaron con un secador de chorro de aire (P <0,001). Secarse las manos con toallas de papel aumentó el número de bacterias residentes, incluidas las especies potencialmente patógenas, liberadas de la piel de los voluntarios, en comparación con un secador de chorro de aire(10).
- Secar las manos en una posición estacionaria con secadores de aire caliente a chorro podría eliminar más bacterias que frotarse las manos durante 20 s, lo que imita la práctica habitual de secado de manos de las personas. No se detectaron diferencias significativas en la reducción de bacterias entre el uso de una o dos toallas de papel para el secado de manos; por lo tanto, se recomienda usar el secador de aire, ya que requiere de menos recursos para mantener la sostenibilidad ambiental(11).
*Se aconseja vivamente su aplicación y están respaldadas por algunos estudios experimentales, clínicos o epidemiológicos, así como por sólidos fundamentos teóricos.