El ejercicio de impacto(1), consiste en la aplicación de ejercicios de naturaleza pliométrica,(movimiento rápido y potente que involucra el pre-estiramiento del músculo y activa el ciclo de elongar y acortar la fibra para producir subsecuentemente una contracción concéntrica más fuerte) como saltar, correr, realizar lanzamiento o jugar al voleibol y tenis, etc.
Se han seleccionado un sumario de evidencia (SE)(2), dos revisiones sistemáticas (RS)(3,4), una guía de práctica clínica (GPC)(5) y cuatro ensayos clínicos aleatorizados (ECA)(6-9). La información hallada en estos documentos sugieren que las intervenciones combinadas de ejercicio (protocolos que integran el entrenamiento de resistencia con ejercicios de impacto o con carga de peso) parecen ser efectivas para evitar la disminución de la densidad mineral ósea (DMO) en las mujeres posmenopáusicas.
En un SE(2) sobre manejo de la osteoporosis en mujeres posmenopáusicas se indica que el ejercicio tiene efectos beneficiosos para evitar la DMO en mujeres premenopáusicas y posmenopáusicas. Basándose en una RS con metaanálisis(2) de 43 ensayos aleatorios (4.320 participantes) en mujeres posmenopáusicas, se mostró un efecto positivo significativo del ejercicio sobre la DMO en la columna lumbar (LS); diferencia de medias [DME] 0,85; Intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,62 a 1,07) y trocánter (media DME 1,03, IC 95% 0,56-1,49) en comparación con los controles. Fueron eficaces una variedad de tipos de ejercicio, incluido el entrenamiento de resistencia, trotar, saltar y caminar. El tipo de ejercicio más efectivo para evitar la DMO del cuello del fémur fue el ejercicio de alta fuerza sin carga (por ejemplo, entrenamiento de fuerza de resistencia progresiva), mientras que un programa combinado (combinación de más de un tipo de ejercicio) fue más efectivo para evitar la DMO a nivel de LS. El metanálisis estuvo limitado por la pérdida de participantes durante el seguimiento y la mala calidad del ocultamiento y el cegamiento de la asignación. En cuanto a la intensidad del ejercicio este sumario concluye que no hay evidencia convincente de que el ejercicio de alta intensidad, como correr, sea de mayor beneficio que el ejercicio de menor intensidad, como caminar. Debido a que los beneficios del ejercicio se pierden rápidamente después de que la mujer deja de hacer ejercicio, se recomienda que las mujeres elijan un régimen regular de ejercicio con pesas que disfruten, para facilitar el cumplimiento a largo plazo. El ejercicio excesivo en mujeres premenopáusicas puede provocar pérdida de peso y amenorrea, causando osteoporosis.
Una RS(4) analiza el impacto de las intervenciones combinadas de ejercicio en la columna lumbar, el cuello del fémur, la cadera total y la DMO corporal total en mujeres posmenopáusicas. Se incluyeron 11 ECAs (1.061 mujeres) que realizaron intervenciones combinadas de ejercicio e informaron sobre valores de DMO en mujeres posmenopáusicas, hasta el 1 de enero de 2016. El resultado final primario fue el cambio en los valores de DMO, los tamaños del efecto se estimaron mediante DME. Los niveles de heterogeneidad entre estudios fueron relativamente bajos (I2 <50%). El ejercicio que integra diferentes actividades físicas aumentó significativamente los valores de DMO a nivel de la columna lumbar (DME, 0,170; IC del 95%: 0,027, 0,313; P = 0,019), cuello de fémur (DME, 0,177; IC del 95%: 0,030, 0,324; P =0,018), cadera total (DME, 0,198; IC 95%: 0,037, 0,359; P = .016), y cuerpo total (DME, 0,257; IC 95%: 0,053, 0,461; P =0,014). Las intervenciones combinadas de ejercicio generaron un efecto beneficioso sobre la DMO del cuello del fémur (DME, 0,219; IC 95%: 0,034, 0,404; P = 0,020) en grupos con mujeres de menos de 60 años, y mejoraron significativamente la DMO de la columna lumbar (DME, 0,349; IC 95%: 0,064, 0,634; P = 0,016) en grupos con mujeres mayores de 60 años. Estos hallazgos sugieren que las intervenciones combinadas de ejercicio (protocolos que integran el entrenamiento de resistencia con ejercicios de alto impacto o con carga de peso) parecen ser efectivas para preservar la DMO de las mujeres posmenopáusicas en la columna lumbar, el cuello femoral, la cadera total y el cuerpo total. Nivel de evidencia 1a*
Una GPC(5) de 2017, que recoge las recomendaciones de la Sociedad Italiana de Ortopedia y Traumatología para promover un mejor diagnóstico, prevención y tratamiento de la osteoporosis y sus consecuencias, indica lo siguiente:
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El ejercicio de resistencia realizado para aumentar la fuerza muscular puede prevenir caídas, mejorar el equilibrio y la coordinación, y mantener la fuerza ósea, al estimular la formación ósea y disminuir la reabsorción ósea.
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Los programas combinados de ejercicio, incluidas las actividades de carga de peso y el entrenamiento de resistencia progresivo, tienen un efecto positivo estadísticamente significativo sobre la densidad ósea en la columna vertebral en las mujeres posmenopáusicas en comparación con las personas que realizan sus actividades habituales.
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En adultos mayores y personas de edad avanzada, el ejercicio de fuerza es efectivo para mejorar o mantener la masa ósea específica del sitio, y los programas de ejercicio de múltiples componentes que incluyen entrenamiento de resistencia, aeróbico, de alto impacto y / o con carga pueden ayudar a prevenir la pérdida ósea relacionada con la edad, especialmente en mujeres posmenopáusicas.
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Hay pruebas que sugieren que para lograr los mejores resultados del ejercicio de resistencia en mujeres posmenopáusicas, se necesita un entrenamiento de alta carga y alta intensidad en tres sesiones por semana y con dos o tres series por sesión.
Un ECA muy reciente(6) que analizó los efectos de prescribir diferentes volúmenes de ejercicio sobre la DMO en mujeres posmenopáusicas previamente inactivas, durante una intervención de 12 meses y un año después de la finalización de la intervención, a los dos años. Cuatrocientas mujeres posmenopáusicas fueron aleatorizadas a 150 min / semana (grupo de dosis MODERADA) o 300 min / semana (grupo de dosis ALTA) de ejercicio aeróbico. La densidad mineral ósea total (g / cm2) y el contenido mineral óseo (g) se evaluaron al inicio del estudio, 12 meses (final de la intervención) y 24 meses (seguimiento) mediante la absorciometría de rayos X de doble energía (DXA, por sus siglas en inglés) . A los 12 meses, la densidad mineral ósea media entre las mujeres en el grupo de dosis ALTA se estimó en 0,006 g / cm2 (IC 95%: 0,001-0,010; P = 0,02) más alta que la de las mujeres asignadas al azar al grupo de dosis MODERADA. A los 24 meses, la diferencia media entre los grupos se mantuvo estadísticamente significativa, lo que indica una mayor densidad mineral ósea entre las mujeres en el grupo de dosis ALTA (0,007 g / cm2; 0,001-0,001; P = 0,04). No se encontraron diferencias significativas entre los grupos en ningún momento para el contenido mineral óseo. En un análisis exploratorio, las mujeres que completaron más min / semana de ejercicios de impacto tuvieron niveles medios significativamente más altos de densidad mineral ósea a los 12 meses en comparación con el valor basal (0,006 g / cm2, IC 95%: 0,006-0,012; P = 0,03). Estos hallazgos sugieren que mayores volúmenes de ejercicio, especialmente el ejercicio de impacto, conducen a una disminución menor en la densidad mineral ósea total, que puede permanecer después de la finalización de la intervención.
Otro ECA(7) tambien reciente y realizado en nuestro país, en el que se evaluó el efecto de la actividad física de alto impacto (Zumba®) y la actividad física de bajo impacto (Aquagym) sobre la masa ósea en mujeres inactivas de mediana edad. Reclutó a cincuenta y cinco mujeres sanas inactivas (30-50 años) en España en 2016 y fueron asignadas aleatoriamente a uno de tres grupos: grupo de alto impacto (HIG: n = 15), grupo de bajo impacto (LIG: n = 12) y grupo de control (CG: n = 28). HIG y LIG fueron reclutados en Madrid y el CG en Toledo. Los grupos de HIG y LIG completaron un programa de intervención de 12 semanas con tres sesiones de 40'' por semana de Zumba® o Aquagym, respectivamente. El contenido mineral óseo total (BMC) y la densidad mineral ósea superficial (aBMD) en columna lumbar y cadera derecha, se mieron mediante DXA. Los datos de los resultados ajustados posteriores a la intervención no mostraron diferencias significativas en BMC entre ninguno de los grupos ni en aBMD entre HIG y LIG. Se encontraron diferencias significativas para el HIG vs. CG en el cambio en aBMD total de cadera (1.76% vs. -0.44%), aBMD de cuello de fémur (1.80% vs. -2.71%) y aBMD intertrocánter (2.03% vs. -0.50 %). Además, también se encontraron diferencias significativas para la LIG vs. CG en el cuello fémur aBMD (-0.54% vs. -2.71%). Por lo que se concluye que la práctica regular de Zumba® y Aquagym podría reducir el deterioro progresivo de la masa ósea en mujeres inactivas de mediana edad.
Un ECA(8) en el que se examinaron los efectos del entrenamiento de fútbol en la salud ósea en mujeres sedentarias de 55 a 70 años y hombres con prediabetes. Cincuenta hombre con prediabetes y 25 mujeres, se asignaron al azar a un grupo de entrenamiento de fútbol (FTG; n = 27, 14 mujeres) y un grupo de control (CON; n = 23, 11 mujeres). Al inicio del estudio, el 73% y el 24% fueron diagnosticados con osteopenia y osteoporosis del fémur, respectivamente. El grupo FTG realizó entrenamiento de fútbol dos veces por semana, sesiones de 30-60 minutos en 16 semanas, y tanto FTG como CON recibieron asesoramiento dietético profesional. El contenido mineral óseo regional (BMC) y la densidad (DMO) previos y posteriores a la intervención se determinaron con escáneres DXA, se extrajeron muestras de sangre venosa y se analizaron los marcadores de recambio óseo plasmático. Las puntuaciones de cambio fueron mayores (P <0,05) en FTG en comparación con CON en BMD de pierna (0,023 ± 0,005 vs -0,004 ± 0,001 g / cm2) y en BMC de pierna (32 ± 8 vs -4 ± 6 g). Los cambios entre grupos a favor de FTG (P <0.05) también ocurrieron en la DMO del cuello del fémur (3.2%) y la DMO del eje del fémur (2.5%). A nivel de todo el cuerpo BMC y BMD no cambiaron en ambos grupos durante la intervención. En FTG, la osteocalcina plasmática en reposo, P1NP y CTX-1 aumentaron (P <0.05) en 23 ± 8, 52 ± 9 y 38 ± 7%, con mayores puntuaciones de cambio (P <0.05) que en CON. Finalmente, la relación P1NP (formación) / CTX-1 (reabsorción) aumentó (P <0.05) en FTG (127 ± 15 vs 150 ± 11) desde antes hasta después de la intervención, sin cambios en CON (124 ± 12 y 123 ± 12). En conclusión, el entrenamiento de fútbol ofrece un poderoso estímulo osteogénico y mejora la salud ósea en mujeres y hombres de 55 a 70 años diagnosticados con prediabetes.
Por último un ECA(9) cuyo objetivo fue analizar los efectos del entrenamiento de resistencia y alto impacto orientado a prevenir la osteoporosis en mujeres posmenopáusicas con suplementos de calcio y vitamina D. Incluyó a treinta y seis mujeres posmenopáusicas que fueron asignadas al azar a un grupo control (GC) y experimental (GE). Treinta y cuatro mujeres completaron las intervenciones de 2 años. El entrenamiento del GC implicó caminar a un ritmo intenso. El GE realizó un entrenamiento de alto impacto específicamente orientado a prevenir la osteoporosis. La DXA se utilizó para estimar las puntuaciones T de la columna lumbar y el cuello femoral. El grupo de marcha rápida mostró puntajes T constantes en el cuello femoral y puntajes T mejorados en la columna lumbar. Los ejercicios de alto impacto produjeron mejoras en ambos niveles anatómicos. Se encontraron diferencias significativas en el cuello del fémur (GC = -0,04, GE = 0,28). Las diferencias no fueron significativas en la columna lumbar (GC= 0,27, GE = 0,47). Un ensayo con un tamaño de muestra mayor proporcionaría consistencia a los hallazgos.