Tras la búsqueda se han seleccionado una serie de documentos que establecen recomendaciones sobre cuándo se debe realizar un urocultivo; sin que hayamos encontrado indicaciones específicas en personas diagnosticadas de diabetes.
Un boletín de Información Farmacológica del País Vasco(1), en el que se recomienda realizar urocultivo pre y postratamiento ante una infección del tracto urinario (ITU) en determinados casos: en mujeres embarazadas, varones adultos y en ancianos y en caso de ITU recurrente en mujer joven. No hace referencia específica a personas con diabetes mellitus.
Una guía de práctica clínica (GPC)(2) de la European Association of Urology afirma que en pacientes que presentan los síntomas típicos de una cistitis sin complicaciones, un análisis de orina (es decir, cultivo de orina, prueba de inmersión, etc.) conduce solo a un aumento mínimo en la precisión diagnóstica. Si el diagnóstico no está claro, el análisis de tira reactiva puede aumentar la probabilidad de un diagnóstico de cistitis sin complicaciones. Se recomienda realizar un cultivo de orina en pacientes con síntomas atípicos, así como en aquellos que no responden a la terapia antimicrobiana adecuada. Indica además que el cultivo de orina debe de hacerse en las siguientes ocasiones:
- sospecha de pielonefritis aguda
- síntomas que no se resuelven o reaparecen dentro de las cuatro semanas posteriores a la finalización del tratamiento
- mujeres que presentan síntomas atípicos
- mujeres embarazadas.
La GPC afirma que la diabetes mellitus, incluso cuando está bien regulada, se correlaciona con una mayor frecuencia de Bacteriemia Asintomática del tracto Urinario (ABU). Un ECA demostró que la erradicación de ABU no redujo el riesgo de ITU sintomática y complicaciones infecciosas en pacientes con diabetes mellitus. La ABU no tratada no se correlacionó con la nefropatía diabética. Por lo tanto, no se recomienda la detección y el tratamiento de ABU en la diabetes mellitus bien controlada. Sin embargo, la diabetes mal regulada es un factor de riesgo para la infección urinaria sintomática y las complicaciones infecciosas. Los análisis de orina o los cultivos de orina posteriores al tratamiento de rutina en pacientes asintomáticos no están indicados. En mujeres cuyos síntomas no se resuelven al final del tratamiento, y en aquellos cuyos síntomas desaparecen pero reaparecen en dos semanas, se debe realizar un cultivo de orina y una prueba de susceptibilidad antimicrobiana.
Una Revisión Sistemática (3)indica que las ITU son más comunes en la población diabética, con una prevalencia estimada entre el 37 y el 70%, y probablemente estén infravalorados en la práctica habitual. A pesar de una importante revisión de literatura, no hay ninguna recomendación sobre la evaluación y el manejo de las ITU en esta población específica. Recomienda que en el seguimiento de los pacientes diabéticos se realice un examen anual que incluya la historia clínica, el ultrasonido renal y de la vejiga y la medición residual post-vacío. La derivación al urólogo y las exploraciones urodinámicas se realizarán de acuerdo con los hallazgos de las investigaciones del examen anual de rutina. El tipo de disfunción de la vejiga, el riesgo de infecciones del tracto urinario y la disautonomía se deben considerar en el manejo urológico específico de estos pacientes.
Una Revisión Narrativa(4) sobre manejo de infecciones de orina en ancianos, indica que se debe considerar el cultivo de muestras de orina en pacientes que tienen infecciones urinarias persistentes y /o disuria,y comorbilidades, como diabetes y en aquellos con bacteriemia o proteinuria inexplicables.
Por último otra revisión narrativa(5) señala que las infecciones del tracto urinario ocurren con mayor frecuencia en pacientes diabéticos que en la población general, con un riesgo relativo que varía de 1,5 a 4, dependiendo del tipo de infección. Los motivos que subyacen a esta mayor susceptibilidad no se han establecido con certeza. La presentación clínica, la epidemiología bacteriana y el tratamiento de las infecciones del tracto urinario en pacientes diabéticos son similares a los de la población general. En consecuencia, recientemente se ha retirado la diabetes mellitus de la lista de criterios que definen una infección del tracto urinario como complicada. La bacteriuria asintomática es particularmente frecuente en pacientes diabéticos y debe controlarse de forma rutinaria, ya que constituye un riesgo importante de infección sintomática posterior.