Esta pregunta es similar a otra realizada al servicio Preevid en el año 2005. Para elaborar la respuesta actual se ha realizado una nueva búsqueda y se han seleccionado un Sumario de Evidencia (SE) de Uptodate(1), dos Revisiones Sistemáticas (RS)(2,3) y una revisión narrativa(4), que abordan la asociación del vino con el riesgo cardiovascular. La conclusión principal y recomendación no ha cambiado desde que se realizó la anterior pregunta: "Aunque es claro que un consumo moderado de alcohol está asociado a una disminución de riesgo de cardiopatía coronaria; sin un estudio randomizado, amplio y con medición de resultados finales adecuados, hay poca evidencia para recomendar alcohol (o vino específicamente) como una estrategia general de cardioprotección"; "La propuesta de beneficios del consumo de alcohol debería evaluarse frente a los efectos perjudiciales."
El SE(1) hace referencia a varios estudios prospectivos de cohorte que sugieren que el consumo de alcohol de leve a moderado, disminuye el riesgo de enfermedad coronaria de un 40 a 70%, en comparación con el hecho de no beber alcohol o el consumo excesivo de alcohol. Destaca que en un estudio de cohortes realizado en el Reino Unido se evaluó a cerca de dos millones de adultos, ≥30 años, que estaban libres de enfermedad cardiovascular (ECV) y a los que se siguió durante una media de seis años. En este estudio el hecho de no beber frente al consumo moderado, se asoció con un mayor riesgo de angina inestable (hazard ratio [HR] 1,33; intervalo de confianza [IC] del 95%: 1,21-1,45), infarto de miocardio (HR 1,32; IC del 95%: 1,24-1,41), muerte coronaria (HR 1,56, IC 95% 1,38-1,76), insuficiencia cardíaca (HR 1,24, IC 95% 1,11-1,38), accidente cerebrovascular isquémico (HR 1,12, IC 95% 1,01-1,24), enfermedad arterial periférica (HR 1,22, IC 95% 1,13-1,32) y aneurisma aórtico abdominal (HR 1,32, IC 95% 1,17-1,49). Por el contrario, el consumo excesivo de alcohol generalmente se asoció con peores resultados cardiovasculares.
Una de las RS(2) que tiene como objetivo actualizar el conocimiento de la relación entre las ECV y el consumo moderado de bebidas alcohólicas con diferente contenido de polifenoles, especialmente bebidas como el vino y la cerveza, realizó una búsqueda PUBMED de ensayos en humanos sobre el consumo moderado de alcohol desde 2000 hasta 2012. Indica que la definición de consumo moderado de alcohol ha cambiado (tendiendo a disminuir la cantidad de alcohol) dificultando la comparación de los diferentes ensayos clínicos, por lo que las recomendaciones y conclusiones deberían ser utilizadas con precaución. Esta revisión aborda los efectos protectores cardiovasculares con el consumo moderado de alcohol, el efecto sobre la aterosclerosis, sobre el perfil lipídico, el metabolismo de la glucosa, la fibrinolisis y la presión arterial y concluye que el consumo excesivo de alcohol provoca incuestionablemente una mayor morbilidad y mortalidad. Sin embargo, el consumo moderado de bebidas alcohólicas ricas en polifenoles, especialmente el vino tinto, parece conferir efectos protectores cardiovasculares en pacientes con ECV documentada e incluso en sujetos sanos, debido a su contenido polifenólico. No obstante, los autores consideran que se debería actuar con precaución al hacer recomendaciones relacionadas con el consumo de alcohol.
La otra RS(3), de la biblioteca Cochrane, incluyó 11 ECAs (con un total de 52.044 participantes evaluados) y analizó los efectos de proporcionar asesoramiento dietético de dieta mediterránea a adultos sanos o pacientes, con un aumento del riesgo de ECV, para prevenir la aparición de ECV y reducir los factores de riesgo asociados a ellos. La comentamos porque define un hábito dietético mediterráneo cuando se incluye al menos dos de los siguientes componentes: (1) cociente alto de grasas monoinsaturadas / saturadas, (2) consumo bajo a moderado de vino tinto, (3) consumo alto de leguminosas, (4) consumo alto de granos y cereales, (5) consumo alto de frutas y vegetales, (6) consumo bajo de carnes y productos derivados de la carne y aumento del consumo de pescado y (7) consumo moderado de leche y productos lácteos. La revisión concluye que, un hábito dietético mediterráneo reduce algunos factores de riesgo cardiovasculares. Sin embargo, se necesitan más ensayos para examinar los efectos de las diferencias en los participantes reclutados y las diferentes intervenciones dietéticas y analizar qué intervenciones podrían funcionar mejor en diferentes poblaciones.
Comentamos, además, una revisión narrativa(4) en la que a partir de lo que se conoce como la paradoja francesa se investiga el potencial cardioprotector del vino, se resalta la importancia de los componentes individuales del vino y sus interacciones con el sistema cardiovascular en general, y se presenta evidencia epidemiológica y experimental actualizada del impacto del vino en las enfermedades cardiovasculares crónicas. Comentan los autores que varios estudios prospectivos han demostrado consistentemente que el consumo de vino tinto de ligero a moderado (de una a dos bebidas por día, de 10 a 30 g de alcohol) está fuertemente asociado con una menor incidencia de eventos de ECV en comparación con la abstinencia o el consumo ocasional de alcohol; que la mayoría de los estudios han informado una asociación en forma de J, en base a la cual los individuos sin consumo o consumo crónico intenso de vino (tres o más bebidas por día) y otras bebidas alcohólicas presentan un mayor riesgo de ECV en comparación con el de los individuos con consumo moderado; y que los beneficios cardiovasculares del vino probablemente se deban a los efectos combinados, aditivos o tal vez sinérgicos del alcohol y otros componentes del vino (principalmente resveratrol y otros compuestos polifenólicos) sobre la aterogénesis, la coagulación y la fibrinólisis. Se concluye en la revisión que aunque hay una evidencia creciente que sugiere que la ingesta moderada de vino tinto podría representar una opción "terapéutica" prometedora para prevenir e incluso tratar la ECV, aún existen algunas dudas. En primer lugar, aún no está claro si los efectos beneficiosos de la ingesta de vino tinto se pueden atribuir a cualquier tipo específico de uva, y por lo tanto, cualquier fuente de vino individual no puede considerarse mejor que cualquier otra. En segundo lugar, queda por determinar si los beneficios informados de las bebidas alcohólicas en general, y del vino tinto en particular, están sesgados por uno o más factores de confusión socioeconómicos. En consecuencia, deberían definirse mejor los efectos beneficiosos de la ingesta de vino tinto en la salud humana, y se requieren investigaciones adicionales antes de poder hacer una recomendación firme a los abstemios para iniciar un consumo de vino tinto de leve a moderado.