Se han localizado tras la búsqueda 1 Revisión Sistemática (RS), 2 Ensayos Clínicos Aleatorizados (ECA), otros 2 estudios observacionales y 3 revisiones narrativas que hacen recomendaciones con respecto a las intervenciones a realizar para la prevención o disminución del síndrome de burnout (SB) en personal sanitario de Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). En general agrupan dichas intervenciones teniendo en cuenta al individuo (técnicas de manejo del estrés, cognitivas-conductuales, etc.), o relacionadas con la organización laboral y el trabajo propiamente dicho (mejora del espacio y dotaciones técnicas, flexibilizar horarios, división de responsabilidades, evitar sobrecarga laboral, mejorar la relación entre los profesionales y la comunicación, etc.). Y, en general, se considera que un enfoque multidimensional es el más efectivo para el manejo y prevención del burnout.
La RS sobre la prevención del estrés laboral (burnout) en trabajadores sanitarios,(1) incluyó 58 estudios (7.188 participantes). Cincuenta y cuatro de los estudios incluidos fueron ECAs y cuatro estudios no aleatorizados. Se categorizaron las intervenciones como entrenamiento cognitivo-conductual, relajación mental y física o cambios organizacionales.
Solo tres de los estudios incluidos evalúan el burnout en personal de la UCI, y entre las intervenciones para prevenir el burnout, combinan los cambios en las condiciones de trabajo versus ninguna intervención, u horarios de trabajo más cortos versus más largos.
Uno de los estudios evaluó el uso de la telemedicina para disminuir la carga de trabajo de los intensivistas que trabajan en la UCI, pero no encontró un cambio estadísticamente significativo en las preguntas utilizadas para medir el burnout. Con respecto a la intervención horarios de trabajo más cortos versus más largos, otro estudio comparó un horario de trabajo con descansos de fin de semana con un horario continuo entre el personal de UCI, y el tercer estudio comparó un programa de dos semanas con un programa de cuatro semanas entre los médicos residentes. Combinados los resultados de los dos estudios mostraron que el horario más corto redujo el estrés (diferencia de medias estandarizada [DME] -0,55; IC del 95%: -0,84 a -0,25; 180 participantes).
Uno de los ECA, no incluido en la RS, evalúa el efecto de un taller sobre la reducción de la experiencia de la angustia moral en el entorno de la UCI(2). Indica que la angustia moral es el conocimiento de la acción ética apropiada a tomar, pero con incapacidad de actuar en consecuencia. Además, esto se puede identificar como una acción contraria a los valores personales y profesionales, que socavan la integridad y la autenticidad. Este fenómeno es uno de los experimentados en el entorno de cuidados críticos y que puede llevar al burnout. Para ayudar al personal a sobrellevar la angustia moral, un equipo realizó talleres para ayudar al personal de una UCI a identificar y enfrontar esta angustia. El taller consistió en discusiones sobre situaciones angustiantes en la UCI, información didáctica sobre la angustia moral, formulación de un plan individual para reducir el estrés y estrategias para tratar la angustia moral en la UCI. Se les pasó a los participantes (n= 21) un cuestionario de angustia moral antes y después del taller y los resultados se comparaon con un grupo control de personal sustituto (n= 13) que no recibió el taller. El 23% del personal que hizo el taller estuvo muy de acuerdo en contar con recursos adecuados para hacer frente a situaciones moralmente angustiosas después del taller, en contraste con la encuesta pretaller (12%). Un mayor número del grupo de control (46%) informó de la presencia de recursos adecuados para un mejor afrontamiento. No se informó de ningún cambio en el empoderamiento sobre si hablar del cuidado del paciente se percibía como inútil. La percepción de la enfermera de que se valoraba su opinión mostró un aumento en las encuestas pretaller (4%) respecto a postaller (14%). Sin embargo, el grupo control tuvo las mismas respuestas, que estuvieron muy de acuerdo (15%) y de acuerdo (31%), tras el taller. La percepción de la defensa del paciente aumentó de las encuestas pre (8%) y postaller (29%). El grupo control (23%) también estuvo muy de acuerdo con resultados similares a los del grupo postaller. No hubo cambios en la respuesta sobre ser escuchado y respetado al mencionar una preocupación ética entre cualquier grupo en cualquier período del taller. La comunicación abierta con los gerentes fue identificada en la categoría de fuerte acuerdo por la mayoría del personal en todos los grupos. El personal identificó la capacidad de ser defensor del paciente en la misma medida para el grupo pretaller, el grupo postaññer y el grupo control.
Cuando el personal respondió alejándose del paciente crítico, los resultados muestran una disminución en los grupos pretaler (54%) respecto a postaller (28%), mientras que el 24% del grupo control informa que se distancia del paciente. La pregunta sobre sentirse negativo o cínico sobre la atención que recibían los pacientes disminuyó significativamente después del taller. La encuesta inicial informó que el 75% del personal se sentía cínico, mientras que la encuesta posterior al trabajo reportó el 28%; el grupo de control informó de un 42%. No hubo cambios con la frustración sobre la atención brindada a un paciente antes y después del taller. El grupo de control también informó un alto nivel de frustración (83%). El cuestionario postaller sugiere que la intervención y el seguimiento en educación disminuyeron la experiencia de angustia moral de la enfermera. La ira y la frustración por la atención brindada al paciente inicialmente excedieron las expectativas, por lo que la disminución postaller de estos sentimientos refuerza la necesidad del taller. Las evaluaciones individuales demostraron que la intervención cumplía los objetivos personales de la enfermera, y el 65% de los participantes la calificaron como excelente. El 96% de los participantes tambión calificó como excelente el conocimiento, la organización y la efectividad de los formadores.
El otro ECA, posterior, valora la viabilidad de una intervención basada en mindfulness para el personal de la UCI quirúrgica(3) con el fin de aumentar la resiliencia al estrés, ya que el personal de esta unidad está expuesto a situaciones adversas por las características de sus pacientes.
Los participantes del ECA fueron asignados aleatoriamente a un grupo de intervención o a uno de control. La intervención basada en mindfulness incluyó meditación, movimiento suave de yoga y música y se realizó en formato grupal de 1 hora a la semana durante 8 semanas, en una UCI quirúrgica durante las horas de trabajo. Las evaluaciones se realizaron 1 semana antes y 1 semana después de la intervención.
La intervención fue bien recibida, con una tasa de retención global del 97% y una retención del 100% en el grupo de intervención. La satisfacción laboral, medida con la "Utrecht Work Engagement Scale" (UWES), aumentó significativamente en el grupo de intervención sin cambios en el grupo control. Se encontraron correlaciones negativas entre los puntajes de la UWES, las puntuaciones de burnout emocional en el "Maslach Burnout Inventory" y las de agotamiento en la escala "Professional Quality of Life". Los participantes reconocieron su respuesta al estrés como un beneficio principal de la intervención.
Un estudio descriptivo y epidemiológico, sobre el Síndrome de agotamiento emocional (SAE) en profesionales de la UCI,(4) analizó la incidencia del SAE y factores psicosociales asociados a este síndrome, aplicando el Inventario de Burnout de Maslach a 25 profesionales de la medicina y la enfermería de la UCI. El SAE fue más frecuente en enfermeras en un 68%. El perfil de riesgo epidemiológico se evidenció en mujer de 38 años, con pareja e hijos, y 19 años de antigüedad laboral. Concluye que, en virtud de la disyuntiva entre la ganancia económica y el bienestar de los trabajadores, es necesaria la invitación a la prevención del estrés laboral crónico y su complicación final, SAE/BurnOut, con un programa que incluya el manejo integral del estrés; tomando en cuenta al individuo, la organización laboral y el trabajo propiamente dicho, enfatizando en la importancia de los factores actualmente involucrados en la aparición del síndrome: las enfermedades transmisibles, los riesgos químicos, físicos, psicosociales y los accidentes.
Un estudio comparativo, entre distintos hospitales, observacional y de carácter transversal,(5) utiliza el cuestionario autoadministrado "Maslach Burnout Inventario" (MBI) para observar la prevalencia del burnout y factores relacionados. Como propuesta para prevenir la aparición del síndrome recomienda que se debería adecuar el ambiente laboral, mejorar el espacio, el mobiliario, las dotaciones técnicas y la decoración; hacer cambios en los puestos de trabajo, flexibilizar los horarios y estimular la formación continuada; favorecer la división de responsabilidades, evitando la concentración de exigencias en los más dispuestos y capacitados; evitar la sobrecarga laboral y la contaminación del tiempo libre, y por último, mejorar la relación entre los profesionales y los superiores, favorecer la comunicación y apoyarse en los líderes. En el aspecto individual, hacer deporte, relajarse y reestructurar las situaciones problemáticas para que dejen de serlo, desarrollar estrategias de solicitud de ayuda a los compañeros, intentar separar familia y trabajo y aprender técnicas de control de estrés y solución de problemas.
Otra revisión narrativa sobre síndrome de burnout entre los trabajadores de la UCI(6) describe cómo se puede aplicar el programa "Nursing Worklife Model" en dicho entorno. Señala que existen cinco dominios, y dentro de cada uno hay múltiples estrategias que se pueden implementar para mejorar el ambiente para las enfermeras.
El síndrome de Burnout (SB) es un estado psicológico resultante de la exposición prolongada a factores de estrés laboral. Debido a que las UCIs se caracterizan por un alto nivel de estrés relacionado con el trabajo, se revisó la literatura disponible sobre SB entre los trabajadores de la UCI encontrando que un SB severo está presente en aproximadamente la mitad de todos los médicos de cuidados intensivos y un tercio de las enfermeras de cuidados intensivos. Curiosamente, los determinantes de SB difieren entre los dos grupos de cuidadores. Los intensivistas con SB severo tienden a ser aquellos con un gran número de horas de trabajo (cantidad de turnos de noche y tiempo desde las últimas vacaciones), mientras que el SB severo entre enfermeras de ICU se relaciona principalmente con la organización de la UCI y la política de cuidados al final de la vida. Los conflictos en la UCI fueron predictores independientes de SB grave en ambos grupos. Estudios recientes también identifican posibles medidas preventivas, como los grupos de trabajo de la UCI, una mejor comunicación durante la atención al final de la vida y la prevención y el tratamiento de los conflictos en la UCI.
Otra revisión narrativa, también sobre la aplicación del modelo "Nursing Worklife Model" al personal sanitario del entorno de la UCI,(7) con respecto a las estrategias para disminuir y prevenir el burnout, describe dos enfoques: intervenciones individuales e intervenciones en la vida laboral.
En base a uno de los estudios incluidos(8) se afirma que con los enfoques individuales se atribuyen gran parte de la culpa al individuo en lugar de abordar las fuentes de burnout en el entorno laboral. Las intervenciones individuales, como las técnicas cognitivo-conductuales que involucran entrenamiento de inoculación de estrés y ejercicios de reestructuración cognitiva, sesiones de manejo del estrés y grupos de autoayuda, están diseñadas para aumentar las habilidades de afrontamiento de los empleados y construir redes de apoyo social más sólidas.
Las intervenciones en el lugar de trabajo son recomendadas por varios teóricos del burnout, aunque hay pocos informes de la efectividad de estas intervenciones en la literatura hasta la fecha. Otro de los estudios incluidos(9) propuso un modelo de seis áreas de vida laboral que influyen en el desarrollo del burnout y son susceptibles de intervenciones en el lugar de trabajo. Se argumenta que cuando no hay coincidencia entre las expectativas de los empleados respecto a la carga de trabajo, el control, las recompensas, la equidad, la comunidad y los valores en el entorno de trabajo, es más probable que aparezca el burnout; sin embargo, no hay estudios de intervenciones basadas en este modelo. El primer estudio nombrado,(8) recomienda otras estrategias en el lugar de trabajo, como el rediseño del trabajo, las oportunidades de desarrollo profesional, el manejo de conflictos y programas efectivos de capacitación en comunicación. Los estilos de supervisión de apoyo y los enfoques de gestión participativa también son sugeridos por otros autores.
En conclusión se indica que una combinación de enfoques estrategias individuales y del lugar de trabajo es probablemente lo más eficaz para prevenir y controlar el burnout y que los talleres de prevención del burnout deberían integrarse en los programas de salud de los empleados del hospital. Los resultados de la revisión demuestran que los factores laborales que respaldan la práctica profesional de enfermería están asociados con niveles más bajos de burnout y concluye que se debe asegurar que los ambientes laborales de enfermería de la UCI tengan: (1) un fuerte liderazgo, (2) una colaboración efectiva entre enfermeras y médicos, (3) toma de decisiones participativa del personal de enfermería, (4) una sólida base de cuidados de enfermería, y (5) niveles adecuados de personal.
La tercera revisión narrativa de la sociedad "Critical Care Societies Collaborative (CCSC)",(10) señala que, hasta hace poco, el SB y otros trastornos psicológicos en los profesionales sanitarios de atención crítica permanecían relativamente desconocidos. Para crear conciencia sobre el SB, la sociedad CCSC desarrolló una llamada a la acción, revisando los criterios diagnósticos, prevalencia, factores causales y consecuencias del SB. Se analizanlas posibles intervenciones que pueden usarse para prevenir y tratarlo (aunque no hay grandes ECAs que hayan examinado las estrategias para prevenir o tratar el SB en los profesionales de atención crítica) y se insta a las diversas partes interesadas a que ayuden a mitigar el desarrollo del SB en estos profesionales de UCI y disminuyan las consecuencias dañinas del SB, tanto para los profesionales de cuidados intensivos como para los pacientes.
Respecto a las posibles intervenciones de prevención del SB se considera que es poco probable que una sola intervención sea eficaz para prevenir y tratar el SB y que las intervenciones multidimensionales que abordan la cultura ambiental de la UCI y el nivel del profesional individual tienen más probabilidades de prevenir y tratar con éxito el SB:
- Intervenciones centradas en mejorar el entorno de la UCI: establecer y mantener un ambiente de trabajo saludable que fomente el respeto puede ser una estrategia clave para combatir el estrés y el SB en el entorno laboral de la UCI. Un informe de la "American Association of Critical-Care Nurses", indica que se necesitan 6 estándares para establecer y mantener un ambiente de trabajo saludable: (1) comunicación especializada, (2) colaboración positiva, (3) toma de decisiones efectiva, (4) dotación de personal adecuado, (5) reconocimiento significativo y (6) liderazgo. Otros principios comúnmente reconocidos en un entorno saludable de la UCI incluyen "evitar o gestionar conflictos" y "mejorar la atención al final de la vida". Se puede mejorar un ambiente de trabajo saludable mediante la utilización de sesiones informativas del equipo, la comunicación estructurada y la colaboración con los miembros del equipo en las decisiones críticas.
- Intervenciones centradas en ayudar a los profesionales a enfrentar su entorno: enseñarles cómo reconocer los factores de riesgo del SB y cómo buscar asistencia cuando sea necesario. Los profesionales deberían considerar responsabilizarse individualmente por mantener su propia salud emocional y física, y por desarrollar resiliencia (característica multidimensional que permite que un individuo prospere cuando se enfrenta a la complejidad y altas tasas de cambio). La base para la resiliencia es el cuidado propio adecuado, (descanso adecuado, prácticas espirituales, ejercicio, meditación y pasatiempos fuera del entorno de trabajo). Otras estrategias adicionales son: establecer límites, establecer una vida laboral equilibrada, empleo de habilidades de gestión del tiempo y reducción del estrés. Entre los médicos y enfermeras de la UCI, las discusiones interdisciplinarias que fomentan las deliberaciones éticas del equipo pueden ser útiles para prevenir el SB. Mas estrategias potencialmente beneficiosas de prevención serían: grupos de apoyo, terapia cognitivo-conductual y programas de reducción del estrés basados en el mindfulness, etc. Estas medidas, así como el uso de cuidados paliativos y consultas éticas, pueden mitigar la angustia moral en los profesionales de la UCI, un potenciador del desarrollo del SB.
No obstante se señala que se necesita más investigación para identificar las intervenciones específicas que previenen y tratan el SB y otros trastornos psicológicos en los profesionales de la UCI.