Hay una pregunta similar incluida en diciembre del 2011 en el Banco de Preguntas de Preevid:¿Mejora el programa asistencial al paciente diabético cuando es gestionado por una enfermera? En general señalan que las/os enfermeras/os pueden desempeñar una función importante dentro del equipo en las intervenciones orientadas hacia los pacientes, mediante la educación de los pacientes o al facilitar la adhesión al tratamiento. Siendo necesario que la formación de las enfermeras sea rigurosa y actualizada. Puede acceder a la pregunta al final de la página.
Se ha actualizado la búsqueda y seleccionado tres estudios que evalúan programas de seguimiento realizados por la enfermera de Atención Primaria (AP) con pacientes diagnosticados de diabetes, que concluyen que dichos programas de intervención enfermera realizado en las consultas de AP tienen un impacto muy favorable en el control de los pacientes con diabetes. Siendo necesario realizar programas estructurados y coordinados de educación terapéutica, con un importante papel de la enfermera en el equipo. También se han seleccionado dos Guías de Práctica Clínica (GPC), una para la Diabetes Mellitus tipo 1 que recomienda, con respecto a la educación diabetológica, que debe impartirse por equipos multidisciplinares (incluidas las enfermeras); y otra GPC para la Diabetes tipo 2 señala que el personal de enfermería tiene un papel fundamental tanto en la educación de la persona diabética como en el control.
Uno de los estudios evalúa(1) el efecto de añadir una intervención telefónica de seguimiento por una enfermera de práctica avanzada (APN, por sus siglas en inglés) sobre el control de la glucemia en comparación con el tratamiento estándar solo. El seguimiento telefónico se realizó siguiendo un protocolo de práctica basada en la evidencia (EBPP, por sus siglas en inglés) de entrenamiento y colaboración. Se realizó una revisión narrativa previa y se hallaron una revisión sistemática y cinco ensayos controlados aleatorios (ECAs) que apoyaron, junto con las recomendaciones de la American Diabetes Association (ADA)(2) la realización del protocolo de intervención telefónica para el control glucémico.
La participación de una APN puede capacitar a los pacientes para cuidar de su enfermedad crónica y mantener su nivel óptimo de bienestar.
La intervención telefónica de seguimiento (quincenal de 15-20 minutos) contenía29 preguntas, Por ejemplo: ¿Está autocontrolando sus niveles de glucosa en la sangre en casa?; En caso afirmativo, ¿con qué frecuencia?;¿Cuáles fueron sus valores de glucosa en la sangre en las últimas 48 horas?; ¿Te van a realizar análisis de hemoglobina glicosilada (HgbA1c) en los próximos 3-4 meses?, Si se hizo previamente, ¿cuál era el valor?; ¿Problemas de hiperglucemia o hipoglucemia?; ¿Cuál fue el último nivel de colesterol?; ¿Le han hecho un examen de los pies desde el diagnóstico?; proporcionar asesoramiento para dejar de fumar; ¿Ha recibido vacuna contra la gripe este año?; ¿Cómo se siente emocionalmente?; ¿Hay algo de lo que no hayamos hablado que usted quisiera hablar acerca de su plan de tratamiento?; etc.
Se concluye que una APN muestra un alto nivel de experiencia en la evaluación, diagnóstico y tratamiento de respuestas complejas de salud de individuos, grupos y comunidades. A través de la lente de sus habilidades de experto, las intervenciones se basan en una mayor profundidad y amplitud de conocimientos y una habilidad para sintetizar datos fisiológicos, psicológicos, sociales y ambientales. El impacto del EBPP puede deberse en parte a la visión holística de la APN sobre el paciente, que además recibió atención consistente con las recomendaciones de la ADA.
Un ECA posterior (3) determina si el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2 en un entorno de AP puede transferirse con seguridad a las enfermeras. Los pacientes en el grupo de intervención fueron atendidos por enfermeras que trataron los niveles de glucosa, la presión arterial y el perfil lipídico de acuerdo con un protocolo especificado. El grupo control recibió la atención convencional de un médico general. La medida de resultado primaria fue la disminución media observada en los niveles HbA1c al final del período de seguimiento (14 meses). Un total de 230 pacientes fue asignado al azar, y completaron el estudio 206. Las diferencias entre grupos en cuanto a la reducción de la HbA1c, la presión arterial y el perfil lipídico no fueron significativas. La presión arterial disminuyó significativamente en ambos grupos; 7,4 / 3,2 mm Hg en el grupo de intervención y 5,6 / 1,0 mm Hg en el grupo control. En ambos grupos, hubo más pacientes que cumplieron con las metas de valores objetivos para el perfil lipídico en comparación con la línea base. En el grupo de intervención, hubo un cierto deterioro en la calidad de vida relacionada con la salud y un aumento en los síntomas relacionados con la diabetes. Los pacientes tratados por una enfermera estaban más satisfechos con su tratamiento que los que estaban siendo tratados por un médico generalista. Las enfermeras lograron resultados que fueron comparables a los alcanzados por un médico general con respecto a los parámetros clínicos y con una mejor satisfacción del paciente. Este estudio muestra que el manejo de la diabetes en la AP se puede transferir con seguridad a las enfermeras.
Un estudio de intervención, realizado con pacientes diabéticos tipo 2 no controlados (glucohemoglobina ≥ 7%).(4)Se obtuvo una muestra final de 831 pacientes pertenecientes a ocho centros de salud. El programa constaba de tres visitas —inicial, a los 3 y a los 6 meses— en las que se daba educación diabetológica por parte de una enfermera. La glucohemoglobina inicial fue una media del 8,1% ± 1,3%; a los 3 meses descendió al 7,5% ± 1,1%, y a los 6 meses de la visita inicial era del 7,5% ± 2,6%. La comparación de los valores de la visita inicial y a los 3 meses mostró significación estadística (p < 0,001). Entre la segunda visita (3 meses) y la tercera (6 meses) no hubo diferencias significativas. Las cifras de colesterol total y colesterol de las lipoproteínas de baja densidad disminuyeron significativamente entre el inicio y los 3 meses (p < 0,05). El colesterol de las lipoproteínas de alta densidad y los triglicéridos no mostraron diferencias. Respecto a la presión arterial sistólica y diastólica, disminuyeron significativamente las cifras entre el inicio y los 3 meses (p < 0,0001 y p < 0,005 respectivamente). Un programa de intervención enfermera sencillo realizado en las consultas de AP tiene un impacto muy favorable en el control y el tratamiento de los pacientes diabéticos tipo 2.
Una revisión narrativa sobre la monitorización glucémica(5) valora la necesidad de realizar programas estructurados y coordinados de educación terapéutica, con un importante rol de la enfermera en el equipo. La posibilidad de realizar glucemia capilar (GC) domiciliaria, y automonitorización de la glucemia capilar (AGC) se ha utilizado como un aspecto fundamental en el proceso de aprendizaje y autocontrol. Se sugiere que la AGC puede ser efectiva si los resultados se revisan entre el equipo y los propios pacientes para modificar hábitos y ajustar tratamientos, pudiendo ser necesaria en el momento del diagnóstico y e n el un seguimiento del proceso educativo para entender mejor la enfermedad y los cambios a realizar en el plan terapéutico. Para que la AGC se realice de forma correcta es necesaria la educación y reevaluar periódicamente (autoanálisis), así como trabajar los algoritmos de modificación de las pautas a seguir (autocontrol).
Una GPC sobre Diabetes Mellitus tipo 1(6) recomienda con respecto a la educación diabetológica, que:(*)
- Todos los pacientes con diabetes tipo 1 y/o familiares deben tener acceso a un programa estructurado de educación en diabetes impartido por un equipo multidisciplinar con competencias específicas en diabetes, tanto en la fase del diagnóstico como posteriormente, en base a sus necesidades. En casos de hipoglucemias repetidas, se debería ofertar al paciente y a sus familiares un programa de educación específico.(GR A)
- Profesionales que deben impartir la educación sobre diabetes: equipos multidisciplinares que deben contar con competencias y habilidades que les permitan transmitir la información de forma eficaz; el equipo debería incluir, como mínimo, especialistas en endocrinología, endocrinología pediátrica y enfermeras educadoras en diabetes. El equipo educativo debería caracterizarse, además de por su capacidad de empatía, por su flexibilidad y capacidad de comunicación. (GR D)
Otra GPC sobre diabetes 2,(7) con respecto a los programas de educación diabetológica, señala que en nuestro medio se recomienda que estos programas sean llevados a cabo por enfermería, tanto en AP como en especializada. Y que el personal de enfermería tiene un papel fundamental tanto en la educación de la persona diabética como en el control.
La GPC hace recomendaciones en cuanto al contenido de la consulta de enfermería; con respecto a la frecuencia de las visitas (según tiempo de evolución de la diabetes, si acaba de comenzar con insulina, etc.); o cuando derivar al médico o a atención especializada; etc.
Finalmente señalamos varios protocolos de enfermería (8, 9, 10, 11) para personas con diabetes, que tienen el objetivo de ayudar en el abordaje del paciente diabético en AP para el control de la enfermedad y desarrollo de su autonomía.
(*) Mirar la clasificación de los GR (Grados de Recomendación) en la GPC.