No se ha encontrado investigación que recomiende dar expresamente “una dieta equilibrada” como tal (aquella formada por alimentos que aportan una cantidad adecuada de todos y cada uno de los nutrientes, para tener una salud óptima).
Por otra parte, una pregunta realizada e incluida en el Banco de Preguntas de Preevid, en septiembre de 2007 (mirar al final de la página en “Preguntas relacionadas”), plantea cuanto tiempo se debe mantener una dieta con suplemento hiperproteico tras una fractura de cadera (FC) intervenida quirúrgicamente y señala que “los estudios encontrados no fueron claros sobre cuanto tiempo debe ser mantenido el suplemento y la duración varía de un estudio a otro. En la práctica, la duración de la alimentación suplementaria dependerá de la evaluación de las necesidades individuales de cada paciente, tras consulta con un dietista”.
Se ha actualizado la búsqueda, centrándola en los efectos de la aportación de una “dieta equilibrada” y se han seleccionado: 2 revisiones sistemáticas (RS), dos estudios, 2 guías de Práctica Clínica (GPC), 1 Sumario de Evidencias de Uptodate (SE) y 1 documento de información al paciente también de Uptodate, que hacen recomendaciones, pero sobre suplementación nutricional, fundamentalmente para adultos mayores. Las más coincidentes son: evaluación del estado nutricional del paciente y, según la valoración, aportar una suplementación nutricional oral adaptada al paciente. Habitualmente la aportación extra es proteica, vitamínica y energética.
Una de las RS evalúa las mejores prácticas en pacientes de edad avanzada con FC,(1) desde el momento del ingreso en el hospital hasta los 6 meses posteriores. Con respecto a la optimización de la nutrición indica que, el estado nutricional (EN) deficiente es común en esta población y parece asociarse de forma independiente con un aumento de la morbilidad y la mortalidad. Las intervenciones para abordar la desnutrición después de una FC se han centrado principalmente en la recuperación inicial en entornos hospitalarios. La RS examina los suplementos proteínicos/vitamínicos o la alimentación nasogástrica en 15 ensayos (1.054 participantes), señalando que redujeron las complicaciones a largo plazo (RR = 0,52 (0,32, 0,84)) pero no influyeron en la mortalidad (RR = 0,92 (0,56, 1,50). Un ECA (62 participantes) informó que los pacientes que recibieron suplementos nutricionales orales tuvieron una reducción de la duración de la estancia hospitalaria y eran menos propensos a experimentar complicaciones mayores. La continuación de la intervención con suplementación oral, de proteínas más decanoato de nandrolona, durante 6 meses tras la FC aumentó los niveles de albúmina y mantuvo el índice de masa corporal mejor que la suplementación con proteínas orales sólo o la atención habitual.
La otra RS, con metaanálisis, sobre el manejo de las FC en personas mayores(2) incluye 81 ECAs y actualiza las recomendaciones para el cuidado postoperatorio de estas personas, entre otras sobre el EN: todos los pacientes deben tener una evaluación nutricional, por lo que los suplementos de proteínas y energía se pueden proporcionar según necesidad. El uso de alimentos proteínicos y energéticos puede reducir el "resultado desfavorable" (resultado combinado de mortalidad y supervivientes con complicaciones médicas), pero no tiene efecto directo sobre la mortalidad. Aunque el uso de complementos dietéticos para ayudar a mejorar la ingesta nutricional puede resultar en una ligera reducción de la mortalidad (Grado de Recomendación B)
Dos estudios no incluidos y posteriores: Un estudio observacional (3) examinó la relación entre la ingesta dietética postoperatoria (IDP) de pacientes geriátricos con FC y su evolución funcional y clínica hasta 6 meses después del alta hospitalaria, en 88 pacientes con FC de ≥ 75 años. La IDP se estimó con diagramas de las comidas principales durante cuatro días postoperatorios. La IDP fue clasificada como >50%, >25-50%, y ≤25% de las comidas principales servidas. Y fueron registradas como: comido todo (100%), comido tres cuartos (75%), comido un cuarto (25%) o comido nada (0%) de la comida servida. No se consideraron los snacks y suplementos nutricionales orales. Para todos los pacientes con al menos once de los 12 diagramas posibles completados, el IDP total se calculó como el porcentaje de consumo estimado de todas las comidas registradas y clasificadas como IDP >50%, >25-50% o ≤25%.
El estado funcional se evaluó con el índice de Barthel (actividades de la vida diaria) y el nivel de movilidad de los pacientes: antes de la fractura, en el postoperatorio, al momento del alta y 6 meses después y fueron relacionados con los niveles de IDP. Las complicaciones intrahospitalarias se registraron según el diagnóstico clínico. En el postoperatorio, el 28% de los participantes comían >50%, el 43% >25-50% y el 28% ≤25% de las comidas servidas. Los pacientes con IDP de ≤ 25% presentaron índices de Barthel significativamente más bajos en todo momento después de la cirugía (todos los P50% recuperaron más a menudo su nivel de movilidad antes de la fractura que aquellos con IDP ≤ 25% al alta (> 50%: 36%,> 25-50%: 10%, ≤ 25% 001) y 6 meses después del alta (88, 87; 68%; P = 0, 087) y tuvieron significativamente menos complicaciones.
Se concluyó que había significativamente más pacientes con menor IDP que ya estaban en un estado de fragilidad antes de la FC, y que estaban desnutridos y deteriorados cognitivamente, lo que indica que los pacientes más vulnerables están más predispuestos a una baja IDP. Por lo tanto, este subgrupo de pacientes debe estar en el centro de atención y obtener apoyo nutricional específico para lograr una IDP adecuada. Idealmente, no sólo debe ayudar a mantener su capacidad funcional cubriendo las necesidades nutricionales en el posoperatorio, sino que también debe compensar los déficits nutricionales previamente acumulados. Por lo tanto, la investigación futura deberá enfocarse en estrategias de intervención nutricional adecuadas y adaptadas al paciente que ayuden a lograr una IDP adecuada en el grupo más vulnerable de pacientes mayores desnutridos y con FC, para apoyar su recuperación funcional y clínica. El segundo estudio, prospectivo,(4) señala que la desnutrición es muy prevalente y resistente a la intervención después de la FC, y evalúa el impacto de la atención nutricional individualizada versus multidisciplinaria en la ingesta nutricional y los resultados en pacientes ingresados por FC. Se comparó a los pacientes seleccionados al azar que recibieron atención nutricional individualizada con los pacientes que recibieron un nuevo modelo de atención nutricional postintervención que promovía la nutrición como medicina, el cuidado nutricional multidisciplinario y la mejora del conocimiento y concienciación nutricional. Cincuenta y ocho registros de alimentos pesados estaban disponibles para cada grupo del total de 82 pacientes (n = 44, n = 38). Los datos demográficos de los grupos no fueron significativamente diferentes, primordialmente fueron residentes en la comunidad (72%), ancianos (82,2 años), mujeres (70%), desnutridos (51,0%). El cuidado nutricional multidisciplinario redujo las barreras a la ingestión de alimentos y aumentó la ingesta total de 24 horas (6224 vs 2957 kJ; p <0,001) y la de proteínas (69,0 frente a 33,8 g, p <0,001), redujo el deterioro nutricional durante el ingreso (5,4 frente a 20,5% ; P = 0,049), y aumentó el alta hospitalaria directa a la comunidad (48,0 vs 17,6%, p = 0,012). Las tendencias sugirieron una reducción en la media de estancia (D13 vs. D14). La mortalidad hospitalaria siguió siendo baja entre los grupos (5,2%, 2,3%).
Concluye que la atención nutricional multidisciplinaria mejora la ingesta nutricional y los resultados en pacientes con fracturas agudas de cadera en pacientes. Se deben considerar diseños de estudio similares en poblaciones de pacientes ancianos resistentes a la intervención nutricional.
Las dos GPC para cuidados de pacientes con FC señalan: una de ellas,(5) sobre aspectos del tratamiento hospitalario de las fracturas proximales del fémur entre sujetos de ≥50 años, que no estén asociadas a enfermedad metastásica o traumatismo múltiple, que algunos estudios recomiendan (Nivel de Evidencia II) la suplementación oral de proteínas durante los 6 meses posteriores a la cirugía. Todos los pacientes deben tener una evaluación nutricional, por lo que los suplementos de proteínas y energía se pueden proporcionar según necesite cada paciente. La otra GPC,(6) con respecto a la nutrición recomienda, con Evidencia Moderada, proporcionar suplementación nutricional postoperatoria, lo que reduce la mortalidad y mejora el estado nutricional en pacientes con FC. (Grado de Recomendación: Moderada).
El SE de Uptodate sobre el manejo de las FC en adultos(7) recomienda, entre las actuaciones para prevenir el delirium durante el postoperatorio en personas mayores de 65 años operadas de FC: proporcionar una nutrición adecuada (además de fluidos y electrolitos equilibrados, tratamiento del dolor, movilización temprana, estimulación ambiental, etc.). Señalando que los suplementos nutricionales orales pueden ser beneficiosos para reducir las complicaciones postoperatorias menores en pacientes con FC, preservar las reservas de proteínas del cuerpo y reducir la duración total de la estancia. Aunque esto está basado en una RS que encontró sólo evidencia débil basada en ensayos con defectos metodológicos. El documento de Uptodate de información al paciente en el postoperatorio de FC(8) señala que el médico probablemente le recomendará, entre otras cosas, que coma una dieta saludable que incluya obtener suficiente calcio, vitamina D y proteína.