Para la contestación a esta pregunta nos hemos centrado en el tratamiento de pacientes que presentan diarrea asociada a antibióticos (DAA), excluyendo el tratamiento de la infección por Clostridium difficile, que presenta una gravedad y características clínicas muy definidas y diferenciadas.
En la mayoría de los ensayos clínicos que evalúan el efecto de los probióticos en pacientes con DAA, la variable de resultado a estudio fue la incidencia de episodios de diarrea (ver mas abajo pregunta relacionada formulada recientemente al Servicio Preevid sobre prevención de la DAA) y son muy pocos los que analizan la intensidad o duración de una diarrea ya instaurada cuando se decide comenzar tratamiento con probióticos. Al igual que sucede en prevención, derivado de la información que aportan sumarios y revisiones sistemáticas, los estudios son muy heterogéneos y con diferentes resultados, sin que permitan extraer conclusiones clínicas válidas.
Una evaluación de tecnologías sanitarias que aborda el papel de los probióticos en enfermedades gastrointestinales(1), informa que en los dos ensayos clínicos randomizados que identificó para el tratamiento en adultos con DAA, los resultados de los probióticos en cuanto a la evolución de la diarrea, fueron similares a placebo.
El sumario de evidencia de Uptodate sobre probióticos en enfermedades gastrointestinales(2) no aporta información sobre mejoría del curso clínico con el tratamiento de pacientes con DAA, sino sobre reducción de la incidencia de DAA cuando se toman de forma conjunta con el antibiótico. En cuanto a la diarrea infecciosa señala que los probióticos podrían ser considerados de alguna utilidad en adultos y en niños en los que se sospecha por el cuadro clínico una diarrea infecciosa. Comenta que múltiples revisiones sistemáticas han demostrado una reducción modesta de la duración de la diarrea infecciosa con el empleo de probióticos; aunque los resultados son muy heterogéneos.
En una revisión sistemática publicada en 2012(3) para la prevención y tratamiento de la DAA con probióticos, de 82 ensayos incluidos, tan solo dos ensayos clínicos evaluaron el empleo de probióticos como tratamiento, es decir iniciado cuando la diarrea estaba ya presente. Los ensayos fueron de una muestra pequeña, menor de 50 casos, con un tiempo de seguimiento reducido y aunque en uno de ellos mejoró , la intensidad y la duración de la diarrea con respecto al placebo no es posible con estas limitaciones establecer unas recomendaciones clínicas para su empleo.
En la otra revisión sistemática, publicada en 2013(4), tras revisar la evidencia para la DAA, los expertos establecieron un grado alto consenso en señalar a los probióticos como de utilidad para prevenir la aparición de DAA y para reducir su intensidad y duración. Sin embargo tan solo aporta información concreta de un ensayo en el que, comparado con placebo, en el grupo de probióticos la diarrea tuvo una duración menor en días, pero no hubo diferencia en la frecuencia de los episodios diarreicos.