De acuerdo con los sumarios de evidencia (1-3) y guías de práctica clínica revisadas (4-8), en el tratamiento de una mujer gestante diagnosticada de vaginosis bacteriana sintomática se emplea la misma pauta de tratamiento que en la mujer no embarazada, pudiendo indicarse metronidazol o clindamicina.
Con los datos aportados en el enunciado de la pregunta, el diagnóstico más probable sería el de vaginosis bacteriana, pero faltaría concretar alguna información clínica, o contar con más datos de laboratorio para establecer con seguridad el diagnóstico(1-7). Por ejemplo, los criterios clínicos de "Amsel" para el diagnóstico de vaginosis bacteriana precisan que estén presentes , al menos, 3 de los 4 criterios siguientes:
- Presencia de flujo vaginal homogéneo (el color y la cantidad pueden variar).
- Olor a aminas (pescado) cuando se agrega solución de hidróxido de potasio a las secreciones vaginales, (“prueba de olor”).
- Presencia en la visión al microscopio de células guía, clave , en clavija, o en llave ("clue cells"), que son células epiteliales cubiertas por cocobacilos (siendo este el criterio de mayor valor predictivo).
- pH vaginal mayor de 4,5.
Los sumarios(1-3) y guías(4-8) coinciden en que, durante el embarazo, se debe tratar una vaginosis bacteriana sintomática y se pueden emplear las siguientes pautas, con una efectividad similar entre ellas, para el alivio de los síntomas y la curación de la infección:
- metronidazol 500 mg/12 h. por vía oral durante 7 días,
- o clindamicina 300 mg/12 h. por vía oral durante 7 días.
Ambos fármacos, metronidazol y clindamicina, cruzan la barrera placentaria y el embarazo no afecta su farmacocinética(9,10). Los dos están incluidos en la clasificación de la FDA, a efectos teratógenos, en la categoría "B" (No hay evidencia en estudios en animales de daño en el feto, pero no han sido realizados estudios controlados adecuados realizados en mujeres embarazadas).
Algunos clínicos evitan el empleo de metronidazol en el primer trimestre del embarazo, dado que cruza la placenta y posee por tanto una potencial teratogenicidad(1). Se han comunicado algunos casos de labio leporino en niños recién nacidos con madres en tratamiento con metronidazol durante el primer trimestre(9), sin embargo metaanálisis y revisiones sistemáticas(11,12,13) no han encontrado una relación entre la exposición durante el embarazo a metronidazol y malformaciones en el nacimiento. Al haberse asociado metronidazol con presencia de cáncer, cuando se ha administrado en algunas especies de animales de experimentación, deben evitarse regímenes de tratamiento con dosis muy elevadas(9).