No se han identificado ensayos clínicos, ni recomendaciones en sumarios, o en guías de práctica clínica, sobre la eficacia de la Terapia manual osteopática (TMO) estimulando los ganglios cervicales en pacientes diagnosticados de hipertensión. Pero se ha encontrado investigación (1 revisión narrativa y 3 ensayos posteriores, con un tamaño muestral pequeño) acerca de la influencia de la TMO sobre la Presión Arterial (PA), aunque solo en uno de los ensayos especifican el área corporal donde se realiza la TMO, y no solo es en la zona cervical. En general asocian esta terapia en la mejora de la PA, pero se recomienda realizar mas ensayos con un mayor tamaño muestral.
La revisión narrativa(1) aborda la utilidad de la TMO para la gestión eficaz de la HTA, utilizada sola o en combinación con otros tratamientos, como la medicación antihipertensiva. Indica que la evidencia preliminar puede sugerir un papel para la TMO en el tratamiento de la HTA en el contexto de un régimen de tratamiento de múltiples facetas y de larga duración que puede incluir farmacoterapia tradicional. Concluye que para tener aceptación universal, se deberían realizar Ensayos Clínicos Aleatorios (ECA) que determinen la efectividad de la TMO para el tratamiento de rutina de la HTA.
Tres ECAs realizados posteriormente:
Uno de los ECAs(2) que investiga la asociación entre TMO e HTA, incluye 63 personas afectadas por HTA y alteraciones vasculares. Las mediciones clínicas de la PA se registraron al inicio del estudio y después de 12 meses. Un grupo de 31 pacientes recibieron TMO, además de la atención habitual. Los 32 restantes recibieron solo la atención habitual. La manipulación osteopática se asoció a una mejora significativa en todas las mediciones del grupo con TMO. Aunque, después de ajustar todos los posibles factores de confusión, los resultados señalaron que la TMO mejoraba la PA sistólica (-4,523; -6,291, -2,755), pero no la diastólica. El ECA concluye que entre los pacientes afectados por trastornos cardiovasculares, la TMO se asocia a la mejora significativa de la presión arterial sistólica después de un año de tratamiento. Recomienda realizar ECAs multicéntricos de tamaño de muestra adecuado para evaluar la eficacia de la TMO en el tratamiento de la HTA
Otro ensayo clínico(3) posterior explora en 33 voluntarios aparentemente sanos (de entre 20 y 56 años) como influye la manipulación osteopática, como método preventivo del estrés y por lo tanto de ciertos aspectos medibles, como PA y pulso. Para evaluar a los sujetos antes y después (a los 30 minutos del TMO) se utilizó la cámara “Gas Discharge Visualization”. Los patrones de luz emitidos a través de los dedos de los sujetos fueron grabados digitalmente. La mayoría de los voluntarios (70%) tuvieron una reducción de los niveles de estrés y mejoraron las medidas de PA. Prácticamente todos los sujetos estaban en un buen estado de ánimo después del tratamiento. Muchos de ellos tenían con anterioridad dolor y tensión muscular, que desapareció. Estos cambios se reflejan en todos los parámetros analizados, tanto en los estados psicosomático y somático. Por lo tanto, concluye que las manipulaciones osteopáticas proporcionan una buena y duradera relajación, lo que influye en la PA.
El tercer ECA (4) señala que los cambios fisiológicos que se producen durante el embarazo, como el aumento del volumen sanguíneo y del gasto cardiaco, pueden afectar el control hemodinámico, más profundamente con los cambios de posición que afectan el retorno venoso, por lo que evalúa la mejora hemodinámica después de la TMO en 90 mujeres durante el tercer trimestre del embarazo (a partir de la semana 30). Fueron asignadas aleatoriamente en tres grupos: el grupo TMO (GTMO), el grupo placebo (GPLAC) y el grupo “tiempo sin tratamiento” (GTST): n = 25, 31 y 34 en cada grupo, respectivamente. Las participantes del GTMO recibieron un conjunto estandarizado de TMO de 20-30 minutos en cabeza, cuello, diafragma abdominal, espalda, pelvis, sacro y diafragma pélvico. Las técnicas utilizadas incluyeron tejidos blandos, articulaciones, liberación miofascial y energía muscular. Las participantes del GPLAC recibieron una ecografía subterapéutica de 20 minutos, administrada sistemáticamente a lo largo de las mismas regiones abordadas en el TMO.
Las participantes del GTST tuvieron 20 minutos de tranquilidad entre las mediciones. Las principales medidas de resultado fueron PA y FC, que se midieron durante 5 minutos con las mujeres tumbadas en una “mesa basculante” inclinada 60º, seguido de otra medida de 4 minutos con tensión muscular de las pantorrillas al elevarse de forma intermitente sobre los talones.
No se observaron diferencias significativas en la PA o FC entre los grupos, con inclinación en la mesa basculante, antes o después del tratamiento (p> 0,36), y tampoco la variabilidad de la FC fue diferente entre los grupos de tratamiento (p> 0,55). Sin embargo, la PA aumentó significativamente (p = 0,02) y la FC disminuyó (p <0.01) durante la elevación de los talones después de la TMO en comparación con el GPLAC o el GTST. Estos datos sugieren que el TMO puede mejorar el control hemodinámico durante el acoplamiento músculoesquelético y esto era debido probablemente a la mejora de las restricciones estructurales del retorno venoso. Los efectos hemodinámicos del TMO pueden tener implicaciones clínicas importantes para las mujeres embarazadas (hay una creciente evidencia de que la disfunción de la hemodinámica venosa materna es parte de la fisiopatología de la preeclampsia).
El estudio concluye que la TMO es una intervención segura, no farmacológica, que puede proporcionar beneficios únicos. Además, si el retorno venoso y el control de la PA se han mejorado, las mujeres embarazadas pueden experimentar menos estrés cardiovascular durante muchas de las actividades diarias.