En base a la documentación seleccionada el hecho de que una mujer lactante realice ejercicio físico no parece afectar a la cantidad o calidad de la leche materna aportada a su hijo y, en consecuencia, no tiene un efecto adverso en el perfil de crecimiento de este.
Un meta-análisis publicado en 2012(1) incluyó 4 ensayos clínicos aleatorizados (N = 170 mujeres, 3 a 16 semanas después del parto, todas amamantando a sus hijos con lactancia exclusiva) y encontró que programas de ejercicio materno con una duración variable desde 11 días a 16 semanas, no reducían significativamente la ganancia de peso del lactante en comparación con una variedad de programas control (sin ejercicio materno) (diferencia media en la ganancia de peso = 18,6 g [intervalo de confianza del 95%: -113,52 a 150,80; p= 0,73]). Sin embargo, los autores señalan como limitaciones a la hora de interpretar los resultados, la moderada calidad de los estudios incluidos, el pequeño tamaño muestral y el corto periodo de seguimiento. Plantean, en consecuencia, la necesidad de ensayos de alta calidad que corroboren estos hallazgos
El sumario de evidencia de Uptodate(2) sobre el ejercicio durante el embarazo y el posparto, en relación a la lactancia materna, además de comentar los resultados del meta-análisis mencionado, indica que una inadecuada ingesta de líquidos o nutrientes por parte de las madres que realizan ejercicio podría conducir a una disminución de la producción de leche, lo cual podría daría lugar a un aumento subóptimo del peso infantil. También comentan que las mujeres que amamantan deben considerar dar el pecho a sus hijos antes de hacer ejercicio para evitar el malestar de tener los pechos hinchados. Esta medida además evitaría los problemas potenciales asociados con el aumento de la acidez de la leche secundario a la acumulación de ácido láctico.
El sumario de evidencia de Dynamed(3) menciona la realización de ejercicio físico en el apartado de factores que influyen en la lactancia, indicando, en base al mismo meta-análisis, que el ejercicio materno no se asocia con efectos adversos sobre la ganancia de peso en los niños alimentados con lactancia materna (nivel de evidencia 2 [nivel medio]).
En este sumario también se hace referencia a un ensayo clínico(4) en el que se evaluó la aceptación de la leche materna por los niños tras la realización de ejercicio físico por parte de la madre. En este ensayo se comprobó que, aunque en muestras de leche extraídas 1 hora después de hacer ejercicio intenso se observaba un incremento pequeño pero significativo en la concentración de ácido láctico en la leche, con respecto a la concentración de ácido láctico en muestras extraídas una hora antes de ese ejercicio intenso (0,21 mM versus 0,09 mM, respectivamente), este hecho no afectaba la aceptación infantil de la leche materna (ofrecida en biberones), a juicio de las madres y de expertos en lactancia, consumida 1 hora después del ejercicio. No se encontraron diferencias en las concentraciones de ácido láctico entre las muestras obtenidas 1 hora antes y 1 hora después de una sesión de ejercicio moderado o una sesión de reposo materno.
El sumario de Dynamed concluye a este respecto que la leche materna 1 hora después del ejercicio materno (intenso o moderado) puede ser tan aceptable para los lactantes como la leche materna en condiciones de reposo (nivel de evidencia 2).
Se ha localizado, además, un estudio de cohortes(5), en el que participaron 587 mujeres, que analizó la relación entre el ejercicio realizado por la madre y el inicio y duración de la lactancia, y el efecto del ejercicio sobre el crecimiento infantil. Se incluyeron casos de lactancia materna exclusiva o no, y la actividad física materna se cuantificó en términos de MET (metabolic equivalent task: cantidad de calor emitido por una persona en posición de sentado por metro cuadrado de piel), considerando 4 grupos en base a los MET-horas totales: 0–15; 16–28; 29–4; y más de 48 MET-horas. Al analizar los resultados no se encontraron diferencias en los cambios medios en el peso y la longitud de los lactantes, lo que indicaba que el ejercicio no parecía tener una influencia significativa sobre el crecimiento infantil hasta las 52 semanas después del nacimiento (p= 0,236 y 0,974, respectivamente para el peso y la longitud) y lo que se consideraba un buen indicador de que la actividad física no tenía efecto sobre la producción, en cuanto a cantidad y calidad, de la leche materna. El nivel de ejercicio materno no se asoció significativamente con mantener la lactancia materna a los 6 ó 12 meses. Como conclusión, los autores establecían que el ejercicio no afectaba a los resultados de la lactancia materna en los niveles habituales de actividad realizadas por las madres y consideraba que estos datos proporcionaban tranquilidad a los profesionales sanitarios para alentar a las madres a continuar tanto con la lactancia materna como con el ejercicio físico. Destacan, sin embargo, que ninguna de las las madres ejercía un nivel de actividad de un atleta de élite, y que, por lo tanto, los resultados podrían no ser aplicables a niveles extremos de ejercicio.
Una evaluación comparativa concreta entre la cantidad y composición de la leche materna de mujeres que realizaban ejercicio y mujeres sedentarias encontramos un ensayo clínico(6) no aleatorizado, con una pequeña muestra (n= 16 mujeres, con niños de entre 9 y 24 semanas y alimentados con lactancia exclusiva) que concluye que el ejercicio físico intenso (un programa de ejercicio aeróbico a una intensidad del 70% de su frecuencia cardíaca máxima durante 45 min/día, 5 días/semana) no afecta al rendimiento de la lactancia: no se encontraron diferencias entre las muestras de leche de mujeres que realizaban ejercicio y las que no lo hacían, en la cantidad de leche o en su composición al evaluar parámetros como la concentración de lípidos, lactosa o proteínas y la densidad energética. Respecto al volumen de leche producido (medido por el método de la doble pesada del niño) se observó un ligero aumento, aunque no significativo, en el grupo de ejercicio respecto al grupo control (839 frente a 776 g/día).