Se han localizado 1 Guía de Práctica Clínica (GPC), 2 Revisiones Sistemáticas (RS) y 1 Ensayo Clínico Aleatorizado (ECA). Una de la RS compara diferentes posiciones verticales frente a las posiciones en decúbito (lateral) en el período de dilatación y concluye que las primeras reducen la duración del parto. La otra RS compara posiciones en la segunda etapa del parto (expulsivo), y asocia la posición lateral, entre otros parámetros, a una menor duración de la etapa, menos nacimientos asistidos, menor tasas de episiotomías y de dolor agudo y menos patrones anormales de la Frecuencia Cardíaca Fetal (FCF). La GPC señala los mismos resultados de evidencias y recomienda que durante la segunda etapa las mujeres adopten la posición que les sea más cómoda. El ECA es posterior y compara el decúbito supino con el lateral o dorsal, concluyendo que en esta última posición se produce menor daño en el perineo.
La GPC(1) para la atención al parto normal, en cuanto a la posición durante el periodo expulsivo, indica que las evidencias señalan que las posiciones verticales o laterales, comparadas con supina o litotomía, se asocian a una menor duración de la segunda etapa de parto, menos nacimientos asistidos, tasas menores de episiotomías, menor dolor agudo durante la segunda etapa y menos patrones anormales de la FCF. También se asocian a un mayor número de desgarros de segundo grado y mayor numero de hemorragias posparto de más de 500 ml (Nivel de Evidencia 1+)(*). La GPC recomienda que durante el parto las mujeres adopten la posición que les sea más cómoda (Grado de Recomendación A)(*).
También indica que, en presencia de patrones anormales de la FCF, se debe valorar, entre otras medidas, el cambio de posición materna a decúbito lateral, preferiblemente izquierdo.
La RS(2) sobre las posiciones en la segunda etapa del parto en mujeres sin epidural incluye 22 estudios (7280 mujeres). Indica que el decúbito lateral también se utiliza tanto en partos espontáneos como para partos asistidos, con la ventaja de que evita la compresión uterina de la aorta, la vena cava inferior, o ambas. Señala como comparación principal el uso de cualquier posición vertical o lateral durante esa etapa frente a la posición supina o litotomía. Como comparaciones secundarias, la comparación de las diferentes posiciones verticales y laterales. Los resultados de la RS sugieren numerosos beneficios potenciales para la posición vertical en mujeres sin epidural, pero con la posibilidad de aumento del riesgo de una pérdida de sangre mayor de 500 ml. Se señala que las mujeres deberían poder tomar decisiones sobre la posición durante el parto.
La Otra RS(3), que incluye 21 estudios (3706 mujeres), evalúa los efectos de estimular a las pacientes en el período de dilatación a que asuman diferentes posiciones verticales (incluido caminar, sentarse, pararse y arrodillarse) versus posiciones en decúbito (supina, semirecostada y lateral). Miden los resultados en cuanto a la duración del trabajo del parto, la modalidad del parto y otras medidas de resultado importantes para la madre y el recién nacido. Concluye que existen pruebas de que caminar y mantener posiciones verticales durante el período de dilatación reduce la duración del trabajo de parto y no parecen estar asociadas con mayor intervención o efectos negativos sobre el bienestar de la madre y el recién nacido. Se debe alentar a las pacientes a adoptar cualquier posición que les resulte cómoda durante el período dilatante del trabajo de parto.
El ECA(4), con 562 pacientes distribuidos en dos grupos al azar, no está incluido ni en la GPC ni en las 2 RS anteriores. Evalúa la influencia de la posición de la madre durante la segunda etapa del parto: posición decúbito lateral en comparación con decúbito dorsal. Se miden diversos parámetros: proporción de perineo intacto, monitorización de la FCF durante la expulsión, tipo de parto, cantidad de pérdidas de sangre materna y estado neonatal. Durante la expulsión en posición lateral se observó un aumento significativo en la proporción de perineo intacto, así como un aumento significativo en la pérdida de sangre materna, sin exceder los límites fisiológicos. La tasa de partos dirigidos fue menor, pero las hemorragias fueron más frecuentes. La tasa de partos artificiales y/o corrección del útero doble, sin embargo alcanzaron un umbral significativo. Los otros parámetros no difirieron entre los dos grupos. El estudio hace posible justificar la difusión de la posición lateral durante la etapa de expulsión si sobre todo se está mas interesado en la mejora de la condición perineal.
(*) Mirar Niveles de Evidencias y Grados de Recomendación en la GPC.