Se ha encontrado investigación que indica que la incontinencia urinaria es mas común que la incontinencia fecal. Aunque las mujeres con desgarros del esfínter anal es más probable que informen de incontinencia fecal postparto que las mujeres sin desgarros. Con respecto al uso de la episiotomía de forma restrictiva frente a la rutinaria parte de los resultados de la investigación encontrada señala que son similares en comparaciones globales:
Un estudio (1) que determina la prevalencia y factores de riesgo de la incontinencia urinaria y fecal a los cuatro meses del parto vaginal en 632 mujeres, hizo una entrevista telefónica a los cuatro meses para evaluar presencia y tipo de incontinencia. El 23% tenían incontinencia de esfuerzo, el 12% tenían incontinencia de urgencia, el 29% tenían alguna incontinencia urinaria y el 4% tenían incontinencia fecal. La incontinencia de urgencia se incremento en las pacientes con episiotomía (32,4%) frente a las que no les había hecho la episiotomía (18,7%). Los autores concluyen que la incontinencia urinaria es común en mujeres a los cuatro meses del parto, mientras que la incontinencia fecal lo es menos.
Una Revisión Sistemática (RS) (2) que incluye 6 Ensayos Clínicos Aleatorios (ECA) evalúa los efectos del uso restrictivo de la episiotomía en comparación con la episiotomía rutinaria durante el parto vaginal. En el grupo episiotomía rutinaria se realizó episiotomía al 72,7% de las mujeres (1.752/2.409), mientras que la tasa en el grupo de uso restrictivo de episiotomía fue del 27,6% (673/2.441). El uso rutinario de la episiotomía se asocia con un riesgo reducido de traumatismo perineal posterior (riesgo relativo: 0,88; intervalo de confianza del 95%: 0,84 a 0,92), con la necesidad de sutura (riesgo relativo: 0,74; intervalo de confianza del 95%: 0,71 a 0,77); y con menos complicaciones en la cicatrización (riesgo relativo: 0,69; intervalo de confianza del 95%: 0,56 a 0,85). El uso restrictivo de la episiotomía se asoció con un mayor riesgo de trauma perineal anterior (riesgo relativo: 1,79; intervalo de confianza del 95%: 1,55 a 2,07). No hubo diferencias en el riesgo de trauma vaginal o perineal severo (riesgo relativo: 1,11; intervalo de confianza del 95%: 0,83 a 1,50); de dispareunia (riesgo relativo: 1,02; intervalo de confianza del 95%: 0,90 a 1,16); de incontinencia urinaria (riesgo relativo: 0,98; intervalo de confianza del 95%: 0,79 a 1,20); o de medidas relacionadas con dolor severo. Los resultados del uso restrictivo de la episiotomía mediolateral rutinaria versus el uso de la episiotomía mediana fueron similares a las comparaciones globales.
Una síntesis de la evidencia (3) que revisa la evidencia científica disponible desde el año 1950 a 2004 sobre los efectos del uso restrictivo -frente a rutinario- de la episiotomía en la salud materna. Señala entre los resultados que la evidencia analizada, con un nivel de credibilidad entre aceptable y bueno, muestra que la episiotomía empleada de modo rutinario no aporta beneficios inmediatos a las madres, entendiendo como tales la prevención de desgarros graves, molestias, consumo de analgésicos. Respecto a las secuelas a largo plazo, la evidencia es escasa o pobre ya que el tiempo de seguimiento ha sido insuficiente. Con esta limitación, los estudios relevantes muestran de modo consistente la ausencia de beneficios de la episiotomía en la prevención de la incontinencia fecal y urinaria, y en la relajación del suelo pélvico.
Un estudio prospectivo(4) sobre la relación entre los desgarros del esfínter anal y la incontinencia urinaria y fecal tras el parto en 2 grupos de mujeres primíparas: un Grupo con desgarro (GCD) y otro Grupo (el control) sin desgarro (GSD). Comparado con el GSD, el GCD tuvo mas incontinencia fecal (a las 6 semanas: 26%frente al 11,2%. A los 6 meses: 17.0%frente al 8.2%); también tuvo mas incontinencia de urgencia fecal y de flatos y mayor severidad en la incontinencia fecal en ambos tiempos de medidas. El predominio de la incontinencia urinaria no se diferenció entre ambos grupos. A los 6 meses del parto, el 22,9% de mujeres que parieron con cesárea informaron de incontinencia urinaria, mientras que el 7,6% tuvieron incontinencia fecal. Concluye el estudio que las mujeres con desgarros del esfínter anal es más probable que informen de incontinencia fecal postparto que las mujeres sin desgarros. El alumbramiento por cesárea anterior al parto no protege contra desordenes del piso pélvico. Nivel de evidencia II-3.
Un ECA (5) evalúa el efecto de la episiotomía mediolateral sobre la disfunción del piso pélvico tras el parto (incontinencia urinaria y anal, prolapso genital) en 519 mujeres primíparas: el grupo A (254 mujeres que recibieron episiotomía mediolateral) y el grupo B (265 mujeres que no sufrieron episiotomía y tuvieron laceraciones espontáneas de primer y segundo grado en el periné). No se encontraron diferencias significativas con respecto a la incidencia de la incontinencia urinaria y anal. Concluye el ECA que la episiotomía mediolateral no protege contra incontinencia urinaria y anal y prolapso genital y se asocia a una fuerza muscular del piso pélvico más baja comparada con las laceraciones perineales espontáneas y con más dispareunia y dolor perineal. Nivel de evidencia II-2
Otro ECA (6) multicéntrico posterior compara las políticas de uso restrictivo y sistemático de la episiotomía durante el parto en 774 mujeres. Se les envió un cuestionario a los 4 años del parto. Respondieron el 81%. 320 mujeres dieron a luz bajo políticas de uso restrictivo de la episiotomía y 307 bajo políticas de uso rutinario. En el grupo restrictivo, 186 partos (del 49%) incluyeron episiotomías mediolaterales y en el grupo rutinario, 348 (el 88%). Cuatro años después del primer parto, los grupos no se diferenciaron en el predominio de la incontinencia urinaria (el 26% frente el 32%). La incontinencia anal era menos frecuente en el grupo restrictivo (el 11% frente el 16%). La diferencia era significativa para el flato (el 8% frente el 13%) pero no para la incontinencia fecal (el 3% para ambos grupos). Los autores concluyen que una política de episiotomía rutinaria no protege contra incontinencia urinaria o anal cuatro años después del primer parto.
Con respecto a la incontinencia anal, un estudio prospectivo (7) evalúa el predominio en 349 mujeres primíparas 5 años después de su primer parto y evalúa la influencia en partos subsiguientes. Se les pasaron cuestionarios a los 5 y 9 meses, y a los 5 años del parto. Compararon a las mujeres con desgarro del esfínter en su primer parto con las mujeres sin tal lesión. Los factores de riesgo para el desarrollo de la incontinencia anal también fueron analizados (realización o no de episiotomía, utilización de fórceps y ventosa, peso del recién nacido, edad de la madre, etc.). La incontinencia anal aumentó perceptiblemente durante el período del estudio. Entre mujeres con desgarros del esfínter, el 44% señalaron incontinencia anal a los 9 meses y el 53% a los 5 años (P = .002). El 25% de mujeres sin desgarro indicó incontinencia anal a los 9 meses y el 32% tenía síntomas a los 5 años (P < .001). Los factores de riesgo para la incontinencia anal en 5 años fueron: edad, desgarro del esfínter y partos subsiguientes. Como calculador de la incontinencia anal a los 5 años del primer parto, se identificó incontinencia anal tanto a los 5 meses como a los 9. Entre mujeres con síntomas, la mayoría tenía incontinencia de flato, poco frecuente, mientras que la incontinencia fecal era rara. La conclusión del estudio fue que la incontinencia fecal entre mujeres primíparas aumenta a un cierto plazo y está influenciada por nuevos partos. La incontinencia fecal a los 9 meses del parto es un calculador importante de persistencia.