La revisión sistemática, actualizada en junio del 2008, por Clinical Evidence sobre el tratamiento de la incontinencia urinaria de esfuerzo (1), clasifica a la duloxetina como probalemente beneficiosa en el tratamiento de mujeres con incontinencia urinaria de esfuerzo. Basada en una revisión sistemática, actualizada en el 2007 y que incluyó 10 ensayos clínicos con 3.944 mujeres, y en dos ensayos clínicos posteriores, resume que:
- Sobre la curación de la incontinencia, comparada con placebo, la duloxetina a dosis de 20, 40 ó 80 mg/día, no es más efectiva que el placebo en cuanto a la proporción de mujeres en las que desaparece la incontinencia.
- Sobre los episodios de incontinencia:
- Comparada con placebo, duloxetina a dosis de 80 mg/día, o más, reduce la proporción de episodios de incontinencia en mujeres con incontinencia urinaria de predominio de esfuerzo.
- Comparada con ejercicios de suelo pélvico, la duloxetina parece que es más efectiva en reducir la frecuencia de episodios de incontinencia en mujeres con un predominio de incontinencia urinaria de esfuerzo.
- Sobre la calidad de vida:
- Comparada con placebo, no sabemos si duloxetina es más efectiva para mejorar la calidad de vida en mujeres con incontinencia urinaria de esfuerzo.
- Comparada con ejercicios de suelo pélvico, duloxetina y los ejercicios con igualmente efectivos para mejorar la calidad de vidad en mujeres con incontinencia urinaria de esfuerzo.
- Efectos adversos: comparado con placebo la duloxetina presenta con mayor ferecuencia naúseas, diarrea, dolor de cabeza, mareo, cansancio y boca seca.
Una guía de práctica clínica inglesa, publicada en el 2006(2), tras revisar la evidencia, establece las siguientes recomendaciones en relación al empleo de la duloxetina:
- No se recomienda el empleo de la duloxetina como un fármaco de primera elección, en mujeres con una incontinencia urinaria predominantemente de esfuerzo.
- La duloxetina no se debe emplear de forma habitual como la terapia de segunda línea en mujeres con una incontinencia urinaria predominantemente de esfuerzo; aunque se puede ofrecer como terapia de segunda línea en mujeres que prefieren un tratamiento farmacológico a un tratamiento quirúrgico o cuando el tratamiento quirúrgico no sea posible. Si se indica, las mujeres deben ser advertidas de los posibles efectos secundarios.