Son numerosos los estudios que evalúan los efectos asociados a la utilización de musicoterapia (MT) (entendida como la aplicación la música y sus elementos musicales [sonido, ritmo, melodía y armonía] a un paciente individual o un grupo con el objetivo de conseguir cambios con valor terapéutico) en neonatos, fundamentalmente prematuros (que son los que con mayor frecuencia precisan ingreso en Unidades de Neonatología).
Centrándonos en las conclusiones de un Best Practice, de recientes revisiones sistemáticas (RS) que resumen y analizan la investigación realizada, y de ensayos clínicos aleatorios (ECAs) publicados con posterioridad a estas, podemos concluir que existe limitada evidencia sobre la efectividad de la aplicación de música en la mejora de parámetros fisiológicos y de comportamiento de bebés ingresados en Neonatología. En todo caso se considera que esta intervención carece de riesgo para el bebé y es de bajo coste lo cual justificaría su implementación a pesar de las limitaciones metodológicas y las controversias que presentan los estudios realizados hasta el momento.
Un Best Practice publicado por el Cincinnati Children''s Hospital Medical Center sobre los efectos de la musicoterapia en el bienestar de pacientes pediátricos ingresados en el hospital(1), en base a los datos que aportan fundamentalmente 3 RS (aunque sólo una incluía en la muestra a niños prematuros(2)) y un ECA, recomienda (fuerte recomendación) que las intervenciones musicales, sean facilitada por musicoterapéutas certificados en la cabecera del paciente pediátrico hospitalizado para mejorar el bienestar físico, emocional y social durante su estancia en el hospital. Destaca además que los estudios no revelaron reacciones adversas, efectos secundarios o riesgos asociados a ninguna de las intervenciones de musicoterapia evaluadas y que catalogan esta intervención como coste-efectiva al disminuir la necesidad de medidas farmacológicas (por ejemplo la necesidad de sedación del paciente), disminuir el tiempo del procedimiento a realizar en el pacientes y disminuir el número de profesionales precisos para llevar a cabo un procedimiento.
Un meta-análisis de 2012 sobre la utilización de la MT en bebés prematuros ingresados en una unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN)(3), incluyó 30 estudios experimentales, que utilizaban un diseño grupal o individual en una muestra de niños prematuros y de bajo peso al nacer ingresados en la UCIN, en los que se evaluaba el papel de la música como una variable separada e independiente frente a la atención estándar en la UCIN sin música. Los resultados del métá-analisis mostraban que :
- Se encontraron beneficios significativos con la utilización de MT en las variables de frecuencia cardíaca, comportamiento, saturación de oxígeno, capacidad de succión/alimentación, y en la duración de la estancia hospitalaria. Los resultados en cuanto al aumento de peso, la medida de circunferencia de la cabeza, y la presión arterial sistólica no fueron significativos
- Los estudios que identificaban el nivel de decibelios de la música se clasificaron en trabajos con un nivel mayor de 75 dB y estudios con un nivel igual o menor a 75 dB. Sólo los estudios que utilizaron ≤ 75 dB mostraron efectos significativos de la música.
- Además, los resultados de este meta-análisis identificaron efectos diferentes en base a la demografía de la población. Los beneficios de la música para bebés de edad gestacional corregida de 28-35 semanas en el momento de la intervención con MT fueron significativos, pero no lo fueron para los niños con < 28 semanas o > 35 semanas. El tamaño del efecto de la MT disminuyó sistemáticamente al aumentar el peso al nacer y las niñas se mostraron más sensibles que los niños a la MT.
- Por último, el meta- análisis mostró que los efectos también eran diferentes al utilizar música vivo frente a música grabada, y si los niños se quedaban en la incubadora sin ser tocados o eran tocados durante la intervención con MT (por ejemplo con el método canguro o un masaje). La música en vivo fue más beneficiosa cuando no se estableció contacto con el bebé, pero la música grabada fue más eficaz cuando se combinaba con algún tipo de contacto con el bebé (por ejemplo con el método canguro o un masaje).
El autor considera que estos resultados justifican la inclusión de protocolos de MT en UCIN para el tratamiento de niños prematuros: escuchar música para el apaciguamiento; música para el refuerzo de la succión la capacidad de alimentación; y música como base para el apaciguamiento durante la estimulación multimodal.
Una RS previa(4) evaluó los datos de 9 ECAs que examinaban el efecto de la música en bebés menores de un mes (n = 388). En general, la calidad metodológica de los trabajos incluidos fue deficiente, con seis ensayos de baja calidad (un punto en la escala de Jadad), y sólo dos ensayos catalogados como de alta calidad (tres o cuatro puntos en la escala de Jadad). Los resultados de la revisión muestran que:
- En pacientes sometidos a circuncisión, un ensayo de alta calidad encontró un beneficio de la música obteniéndose con esta puntuaciones de dolor significativamente más bajos y niveles de saturación de oxígeno más altas, en comparación con no intervención músical. Dos ensayos informados de forma deficiente no mostraron beneficios de la música.
- En niños sometidos a la prueba del talón, dos ensayos de baja calidad mostraron un beneficio de la música en la frecuencia cardíaca y el dolor durante la prueba del talón. Un ensayo de baja calidad no encontró beneficios de la música.
- Respecto a otros procedimientos: un ensayo de alta calidad realizado en bebés con enfermedad pulmonar crónica no encontró beneficios de la música en los resultados fisiológicos y de comportamiento; un ensayo de calidad media que evaluaba la efectividad de la música reforzada con la succión no nutritiva entre los bebés con escasa alimentación mostró un aumento significativo en la tasa de alimentación por vía oral en comparación con la no utilización de un refuerzo con música; un ensayo de baja calidad, sobre los efectos de la música sobre la fisiología y el comportamiento de los bebés sanos describe que la música en vivo conseguía beneficios significativos en la frecuencia cardíaca y las puntuaciones de comportamiento, pero que la música grabada no fue mejor que la no utilización de música (en este ensayo también los padres y el personal preferían la música en directo).
Los autores concluyeron que había evidencia preliminar de algún beneficio terapéutico de la música para indicaciones específicas, pero que estos hallazgos necesitan ser confirmados en ensayos con metodología rigurosa.
Una evaluación crítica de esta revisión publicada en DARE(5) señala que la revisión se llevó a cabo razonablemente bien, destacan los esfuerzos realizados por los autores para minimizar los sesgos y concluye que aún teniendo en cuenta las limitaciones de los estudios incluidos las conclusiones de los autores pueden considerarse fiables.
En la tercera de las RS el objetivo fue analizar la efectividad de las intervenciones no farmacológicas (entre ellas la utilización de MT) en el dolor por procedimiento diagnóstico/terapéutico en neonatos a término y prematuros(6). Respecto a la MT se incluyeron dos ECAs que examinaron los efectos de diferentes tipos de música: música con sonidos intrauterinos, música instrumental o canto a capella. Independientemente del tipo de música, los trabajos registraron invariablemente un efecto positivo sobre la respuesta al dolor, tales como la regulación y la reducción de la frecuencia cardiaca, una más rápida reversión de los parámetros fisiológicos a los valores iniciales, un aumento de la saturación de oxígeno y una reducción en el estado de excitación. La utilización de música disminuyó la respuesta al dolor especialmente cuando se combinaba con la succión no nutritiva en una muestra de 27 neonatos de 30-41 semanas de gestación(7). En el otro estudio(8), sin embargo, no se pudo demostrar un efecto de la música instrumental y del canto a capella en la frecuencia del pulso de los bebés prematuros por debajo de 31 semanas de gestación. La evidencia de un efecto de alivio del dolor logrado por la música instrumental y el canto a capella sólo se confirmó en los recién nacidos prematuros mayores de 31 semanas de gestación. Se indica, no obstante, como limitación a tener en cuenta el tamaño pequeño de la muestra (14 recién nacidos) de este último trabajo. Los autores de ambos estudios coinciden en que la música no debe ser proporcionada por más de 15 minutos por intervención, debido al riesgo de sobrecarga sensorial.
De publicación posterior al meta-analisis de Standley(3) se han localizado 3 nuevos ECAs que analizan la efectividad de la MT en este grupo de población pediátrica:
En el más reciente de los ECAs(9), un grupo de 90 bebés prematuros ingresados en una unidad de cuidados neonatales fueron asignados al azar a un grupo de intervención (canción de cuna y silencio) o a un grupo control. La audición de la canción de cuna se ralizaba a través de auriculares a un volumen de 50 a 60 dB. En el grupo de silencio, los auriculares se colocaban en los oídos de los bebés pero no se aplicaba música. Los tres grupos fueron encuestados para respuestas fisiológicas incluyendo la saturación de oxígeno, respiratoria y la frecuencia cardíaca, y estados de comportamiento cada cinco minutos antes de, durante, y después de la intervención. Las respuestas fisiológicas (saturación de oxígeno, frecuencia respiratoria y cardíaca), y el comportamiento de los tres grupos no fueron significativamente diferentes, en términos de valores medios. Del mismo modo, no se observaron diferencias significativas entre los grupos en la frecuencia respiratoria y cardiaca, la saturación de oxígeno, o el comportamiento del bebé en los diferentes momentos en que se evaluaron (antes, durante, y después de la intervención).
Se concluía en el estudio que los resultados no apoyan los efectos beneficiosos de la música para los bebés prematuros y se aconseja realizar investigación más exhaustiva para determinar la consistencia de los efectos observados en estudios previos. Sin embargo, añade, la música es una medida no farmacológica no invasiva, y una intervención de relativo bajo coste que puede ser implementada en la cabecera de los bebés.
En cambio, un ECA multicéntrico(10) con 272 recién nacidos prematuros con edad ≥ 32 semanas con síndrome de dificultad respiratoria, sepsis clínica y/o pequeño para la edad gestacional ingresados en 11 UCIN encuentra que uso terapéutico intencional de sonidos y canciones de cuna aplicadas en directo por un musicoterapeuta certificado puede influir en la función cardíaca y respiratoria de los lactantes:
- Las intervenciones de música en vivo mostraron cambios en la frecuencia cardíaca (las frecuencias cardíacas más bajas se produjeron durante la canción de cuna (P < 0,001) y con la aplicación de sonidos rítmicos).
- El comportamiento de succión mostró diferencias con las intervenciones de ritmo sonoro (P = 0,03).
- La aplicación de sonidos similares a los respiratorios mostró frecuencias cardíacas inferiores después de la intervención (P = 0,04) y las diferencias en los patrones de sueño (P < 0,001).
- La ingesta calórica (P = 0,01) y el comportamiento de succión (P = 0,02) fueron mayores con las canciones de cuna.
- Además la música disminuyó la percepción de estrés parental ( P < 0,001) .
Otro pequeño ECA (25 recién nacidos prematuros estables con el peso al nacer de 1000 a 2500 g)(11) describe que, frente a la no exposición a música, la intervención con canciones de cuna redujo la frecuencia cardiaca (p <0,001) y la frecuencia respiratoria (p = 0,004), efectos que se prolongaron durante el período posterior a la exposición (p <0,001 y p = 0,001, respectivamente). La música clásica redujo la frecuencia cardíaca (p = 0,018) pero sus efectos de la música clásica desaparecieron una vez que la música se detuvo. La saturación de oxígeno no cambió durante la intervención musical.
Por último, comentar los resultados de un reciente ECA(12) que en una pequeña muestra de 12 bebés prematuros sanos y estables clínicamente encuentra que el gasto energético en reposo (medido con un calorímetro indirecto) de los niños expuestos a la música de Mozart tendió a ser menor respecto a cuando no estaban expuestos a la música (denominado "efecto Mozart"). Por el contrario, la música de Bach o la no aplicación de música no afectó significativamente al gasto energético en reposo durante el estudio. En promedio, el tamaño del efecto de la música de Mozart en el gasto energético en reposo fue una reducción del 7,7% respecto al valor basal.