Fecha de creación: 18/03/2020
| Fecha de actualización: 17/12/2020 Nueva
guía de la “American Society of Hematology” sobre anticoagulación
en COVID-19. Efecto beneficioso de interferon beta 1-a nebulizado
en estudio piloto. Nueva información sobre las vacunas.
Las intervenciones enfermeras dependen del nivel de atención y gravedad del cuadro que presenten las personas, colaborando con el resto del equipo en la asistencia.
La prevención y control de infecciones (1) es la parte crucial e integral del manejo de las personas infectadas o sospechosas y debe iniciarse en el punto de entrada tanto del centro de salud como del hospital.
El manejo domiciliario, al tratarse de personas con síntomas leves, se encuentra en este mismo documento en el apartado de prevención, ya que las medidas de prevención coinciden con las de autocuidado.
Otras intervenciones son las derivadas del tratamiento de soporte de los síntomas como es la oxigenoterapia, fluidoterapia, ventilación, o prevención de úlceras.
El manejo de la COVID-19 varía en función de su gravedad y consiste en el tratamiento de los síntomas y las complicaciones. Actualmente existen numerosas investigaciones en curso sobre diversas terapias específicas dirigidas contra el SARS-CoV-2 utilizadas fundamentalmente a nivel hospitalario. En determinados pacientes hospitalizados con oxigenoterapia está indicado el uso de remdesivir y dexametasona (ver abajo y Figure 1-NHS).
Los pacientes tratados en el domicilio precisan un seguimiento estrecho hasta su completa recuperación. En esta situación también es necesario su aislamiento para evitar la propagación del virus (2).
En el paciente hospitalizado se debe monitorizar de forma continua su situación clínica para la detección de signos de deterioro clínico y poder iniciar de forma inmediata las medidas de soporte (3).
En el documento de En el documento de "Continuidad asistencial al alta en pacientes con diagnóstico de neumonía por SARS-CoV-2" la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria indica las recomendaciones para el seguimiento tras el alta hospitalaria o de urgencias así como recomendaciones en cuanto a la conciliación de la medicación, manejo de la oxigenoterapia y recomendaciones de fisioterapia respiratoria y nutricionales.
Puede consultar las recomendaciones para el manejo clínico de los pacientes COVID-19 del Servicio Murciano de Salud en el enlace.
La fiebre y el dolor pueden ser manejados con paracetamol. No está contraindicado el uso de ibuprofeno para síntomas menores. Ambos deben ser usados a la menor dosis capaz de controlar los síntomas (4-6).
Puede usarse la miel para el alivio de la tos. En aquellos pacientes con COVID-19 severa con tos persistente y tediosa para el sujeto pueden usarse antitusivos si no están contraindicados (4).
Las alteraciones olfatorias suelen mejorar de manera espontánea, pero si persisten más allá de las 2 semanas, el paciente podría realizar entrenamiento olfativo (4).
Debe valorarse la presencia de coinfecciones (gripe, neumonía bacteriana, sepsis,...) para instaurar el tratamiento adecuado lo antes posible, e incluso iniciar tratamiento antibiótico empírico hasta que se haya descartado la coinfección bacteriana.
Se debe desescalar el tratamiento empírica en función de los resultados microbiológicos y la evolución clínica.
El NIH estadounidense recomienda iniciar el tratamiento empírico con oseltamivir en el paciente hospitalizado con sospecha de COVID-19 o COVID-19 confirmada en aquellas regiones donde haya circulación de gripe, pudiendo ser suspendido si se descarta la infección por gripe mediante negatividad de las pruebas de ácido nucleico. En caso de coinfección, plantea que el uso de corticoides podría asociarse con peores resultados clínicos (19).
Las recomendaciones de tratamiento antibiótico de una guía de práctica clínica del "Dutch Working Party on Antibiotic Policy" de los Países Bajos incluyen (47):
Puede consultar las pautas antibióticas recomendadas por el Ministerio de Sanidad en la referencia(mscbs-hosp), las del SMS en el anexo 2 del documento "Manejo clínico de COVID-19 en hospitales".
En ausencia de shock, se debe realizar un manejo conservador de la fluidoterapia para evitar un empeoramiento de la oxigenación con una reanimación agresiva.
En caso de shock persistente durante o tras la reanimación con fluidos administrar vasopresores para mantener unas cifras objetivo de presión arterial media ≥ 65 mmHg y signos de mejoría de la perfusión. Si persiste más de 24 horas debe valorarse el tratamiento con hidrocortisona de una posible insuficiencia suprarrenal asociada.
Aunque la evidencia disponible sobre los riesgos y beneficios de la anticoagulación profiláctica en los pacientes hospitalizados con COVID-19 es insuficiente (42), se recomienda la prevención del tromboembolismo venoso (TEV) en todos los pacientes ingresados por COVID-19, a menos que esté contraindicado, en general con heparina de bajo peso molecular. Esta profilaxis debería mantenerse durante el alta, un mínimo de 7-10 días, principalmente en aquellos individuos con otros factores de riesgo de TEV.
También debe valorarse la tromboprofilaxis en los pacientes ambulatorios, especialmente en aquellos con otros factores de riesgo de TEV.
Suelen emplearse dosis profilácticas, pero podrían ser necesarias dosis intermedias en los pacientes críticos y aquellos con múltiples factores de riesgo de TEV (IMC> 30, TEV previo, cáncer activo, etc). El uso de dosis terapéuticas en pacientes críticos sin evidencia de tromboembolismo venoso es controvertido.
Las dosis anticoagulantes estarían indicadas en caso de TEV confirmado. También deberían valorarse dosis terapéuticas en pacientes con alta sospecha clínica cuando este no pueda ser confirmado.
El disponer de TC (tomografía computerizada) al ingreso y niveles de dímero D (al ingreso y seriados) podría ayudar en el diagnóstico del TEV y guiar en las dosis a utilizar. Así, por ejemplo, debería valorarse el uso de dosis terapéuticas, cuando no se disponga de pruebas de imagen, en aquellos pacientes con dímero D iniciales < 1.000 en los que que durante el ingreso aumenta a 2.000-4.000 µg/L (20).
Administrar oxígeno suplementario si insuficiencia respiratoria, preferiblemente con mascarilla con filtro de exhalado.
Para evitar la generación de aerosoles se recomienda la administración de los broncodilatadores mediante cartucho presurizado con cámara espaciadora.
Iniciar oxigenoterapia si SaO2 <92 % con aire ambiente con el objetivo de mantener SaO2 ≥ 90%. Puede ser necesario utilizar reservorio. En algunos pacientes el uso de gafas nasales de alto flujo y ventilación mecánica no invasiva evitará la intubación.
El decúbito prono podría mejorar la saturación y reducir las necesidades de cuidados intensivos.
Si es preciso el uso de ventilación mecánica invasiva, la intubación debe realizarla personal experto. Debe aplicarse de forma protectora (volúmenes corrientes bajos [4 a 6 mL/Kg de peso ideal] y presiones plateau < 30 cm de H2O). Una "driving pressure" (Presión plateau-PEEP) por debajo de 15 cm de H2O se ha asociado a una menor mortalidad. Puede ser necesaria la ventilación en decúbito prono. Los balances hídricos deberán ser negativos para evitar un exceso de líquidos en el pulmón.
Si a pesar del uso de la ventilación mecánica invasiva el paciente continúa con insuficiencia respiratoria grave e importantes dificultades de ventilación se aconseja el uso de membrana de oxigenación extracorpórea si el centro dispone de ella (o valorar traslado a un centro de referencia). Otras estrategias incluyen maniobras de reclutamiento alveolar y PEEP (presión positiva al final de la espiración, por sus siglas en inglés) elevadas, vasodilatadores pulmonares como el óxido nítrico y las prostaciclinas inhaladas o bloqueo neuromuscular.
Un metaanálisis destaca la escasez de evidencia y la necesidad de más datos sobre el uso de la membrana de oxigenación extracorpórea, aunque no parece ser una técnica perjudicial en los pacientes críticos (43).
El estudio de una cohorte de 1.035 pacientes que precisaron membrana de oxigenación extracorpórea observó un aumento del riesgo de mortalidad asociado con el uso de la modalidad venoarterial (aporta soporte cardiaco y pulmonar) comparada con la venovenosa (46).
Las "Recomendaciones de consenso respecto al soporte respiratorio no invasivo en el paciente adulto con insuficiencia respiratoria aguda secundaria a infección por SARS-CoV-2" preparado por varias sociedades científicas españolas se encuentran disponibles a través del enlace.
El SMS actualizó el 08/11/2020 su “Procedimiento regional de estrategia terapéutica repiratoria secundaria a COVID-19” que queda recogido en 3 documentos que pueden consultarse en el siguiente enlace .
La dexametasona frente al tratamiento habitual ha mostrado una reducción de la mortalidad en los pacientes hospitalizados con COVID-19 y con necesidad de ventilación mecánica u oxigenoterapia en resultados preliminares del estudio Recovery (20). Y un metaanálisis en red en red de la OMS concluye que posiblemente disminuyan la mortalidad, la ventilación mecánica y el número de días sin ventilación mecánica (56) .
Según otro metaanálisis de la OMS, en el que el 59% de los pacientes pertenecen al estudio Recovery, el uso de dexametasona comparada con los cuidados habituales o placebo (1.282 pacientes) se asociaría con una disminución de mortalidad a los 28 días (OR 0.64; 95% IC: 0,50-0,82); no se encontró una disminución estadísticamente significativa para hidrocortisona (374 pacientes) ni metilprednisolona (47 pacientes) (38).
En pacientes con SDRA, la adición de dexametasona al tratamiento estándar podría reducir los días de ventilación mecánica (6,6 vs 4.0 días sin respirador a los 28 días, p=0,04) (21).
Hasta la fecha no se recomendaba el uso rutinario de esteroides sistémicos para el tratamiento del paciente con infección grave por SARS-CoV-2; su indicación se limitaba a situaciones clínicas concretas (como un proceso de exacerbación del asma o de la enfermedad pulmonar obstructiva [EPOC] o en caso de shock séptico), tras una valoración individualizada de los beneficios y riesgos (21). Sin embargo, en el momento actual, tras la publicación de los resultados preliminares del estudio RECOVERY (Randomised Evaluation of COVid-19 theERapY), se han modificado las recomendaciones previas a favor del uso de la dexametasona (DXM) en pacientes con COVID-19 grave (definido como aquellos que requirieron oxígeno suplementario, con o sin ventilación mecánica). No estarían indicados en pacientes que no precisan oxígeno suplementario (23).
La OMS, Reino Unido y EEUU (ver Figure 1-NHS) recomiendan el uso de dexametasona en pacientes que requieren oxigenoterapia (4, 56) y la AEMPS considera que "la dexametasona es una alternativa eficaz para el tratamiento de la COVID-19" (49).
Se emplean dosis de dexametasona 6 mg/día durante o menos si el paciente es antes dado de alta (25). Dosis más elevadas, podrían usarse en pacientes con SDRA moderado-severo: 20 mg iv al día durante 5 días seguido de 10mg iv al día otros 5 días (18). En caso de no disponer de dexametasona podrían utilizarse dosis equivalentes de otros corticoides (25).
Para canalizar el uso de estos fármacos a través de estudios clínicos, pone a disposición de los investigadores los siguientes correos: innov_spain@aemps.es, ascina@aemps.es o aecaem@aemps.es.
Pueden consultarse los ensayos clínicos autorizados en España en el Registro Español de estudios clínicos (REec). La AEMPS también ha publicado la lista completa de estudios observacionales sobre COVID-19. Otros ensayos clínicos pueden consultarse en https://www.covid-trials.org/, https://www.clinicaltrialsregister.eu/, https://www.who.int/ictrp/search/es/ y www.clinicaltrials.gov
Información adicional sobre las interacciones se puede obtener en:
Según el Ministerio de Sanidad, debe valorarse el tratamiento antiviral en el paciente con enfermedad moderada que presente infiltrados pulmonares y debe instaurarse un tratamiento antiviral combinado en el paciente grave. No recomienda el tratamiento específico en el paciente leve ni en el moderado con pruebas de imagen normales.
En el momento actual el único medicamento con la indicación autorizada para el tratamiento de la COVID-19 es remdesivir, la dexametasona es una alternativa eficaz (49). El uso del resto de fármacos solo se recomienda en el contexto de ensayos clínicos.
Según los resultados del ensayo clínico aleatorizado abierto internacional "Solidarity" de la OMS ni remdesivir, ni hidroxicloroquina, ni lopinavir ni interferón han mostrado una disminución de la mortalidad (objetivo primario) frente a no dar ningún fármaco -no frente a placebo-. Tampoco han mostrado (objetivos secundarios) reducción en la duración de la la hospitalización o inicio de la ventilación (51).
Remdesivir. Los resultados de un ensayo clínico aleatorizado (ECA), doble ciego, controlado con placebo con 1063 enfermos muestran una recuperación más rápida en los pacientes que requerían oxígeno suplementario, aunque este efecto no se observó cuando los pacientes más graves comenzaban a recibir remdesivir cuando estaban en ventilación mecánica u oxigenación por membrana extracorpórea; tampoco se observó beneficio clínico en pacientes con enfermedad leve o moderada (48). En un estudio abierto, en pacientes hospitalizados sin ventilación mecánica ni membrana de oxigenación extracorpórea, el beneficio era similar con el tratamiento durante 5 o 10 días.
La OMS recomienda que no se use en el paciente hospitalizado,
independientemente de su gravedad (recomendación condicional). Dicha
recomendación se basa en el metaanálisis de los datos de 4 ECA con
un total de 7333 pacientes hospitalizados que sugiere, con un nivel
bajo/muy bajo de evidencia, que posiblemente remdesivir no tenga
efecto en la mortalidad ni en otros resultados importantes como la
necesidad de ventilación mecánica o el tiempo hasta la mejoría (56)
Sin embargo, es el antivírico recomendado (5-10 días) por el el NIH (“National Institutes of Health” de EEUU) para el tratamiento del paciente que requiere oxígeno (ver Figure 1-NHS) (19).
Los autores de Uptodate priorizan su uso en los pacientes con necesidades de oxígeno suplementario a bajo flujo (25).
La AEMPS recomienda priorizar su uso para el tratamiento de pacientes (adultos y adolescentes mayores de 12 años y de 40 Kg) con neumonía y que requieran oxígeno suplementario pero que no están recibiendo ventilación mecánica ni oxígeno por membrana extracorpórea, durante un máximo de 5 días (26).
Podría plantearse su uso en determinados pacientes ingresados sin necesidad de oxígeno pero con elevado riesgo de deterioro clínico (19).
La FDA también autoriza su uso en menores de 12 años con peso ≥ 3,5 Kg (50).
El tratamiento con remdesivir podría prolongarse durante 10 días si el paciente no mejora y en aquellos con ventilación mecánica o membrana de oxigenación extracorpórea. También, podría suspenderse antes de completar el tratamiento si el paciente es dado de alta (25).
Puede consultar la dosis, modo de empleo y reacciones adversas/precauciones en la referencia 24.
Favipiravir. Datos procedentes de evidencia de muy baja calidad indican que favipiravir podría aumentar la mejoría clínica y radiológica y el aclaramiento viral en las formas moderadas de COVID-19 (33).
Baricitinib. En un ECA doble ciego baricitinib (un
inhibidor reversible y selectivo de la kinasa Janus tipos 1 y 2
[JAK1 y JAK2]) junto con remdesivir (n=515) mostró una menor
mortalidad a los 29 días que el uso de remdesivir con placebo
(n=518): 4,7% vs 7,1%. La FDA ha autorizado el uso de emergencia de
baricitinib para poder ser empleado junto con remdesivir en
pacientes hospitalizados mayores de 2 años que requieran oxígeno
suplementario, ventilación mecánica invasiva o membrana de
oxigenación extracorpórea (57).
Lopinavir/ritonavir. Ha sido el tratamiento recomendado en China. Los datos procedentes de un ensayo clínico aleatorizado con 200 pacientes, no muestran un efecto beneficioso frente al tratamiento estándar. La revisión de los datos del estudio Recovery (>11.000 pacientes, evalúa varios medicamentos potenciales para COVID-19, entre ellos lopinavir/ritonavir) por parte de un comité independiente concluye que Lopinavir/ritonavir no aporta beneficio clínico en los pacientes hospitalizados y se ha interrumpido definitivamente el reclutamiento de este brazo. Podría ser necesaria la monitorización electrocardiográfica por su efecto sobre el intervalo QT. En este momento no hay problemas de suministro y se puede acceder a ellos a través de los cauces habituales.
Cloroquina/hidroxicloroquina. Presentan actividad in vitro frente al SARS-CoV-2, pero hasta el momento no se ha confirmado su utilidad en la clínica. El análisis de los datos del estudio observacional retrospectivo Solidarity (n=96.032; uso de Cloroquina/hidroxicloroquina con o sin un macrólido asociado n=14.888) y del estudio Recovery indica que no hay un beneficio clínico del uso de hidroxicloroquina en pacientes hospitalizados y, aunque no ha detectado ningún problema de seguridad, debido a esta falta de beneficio se ha procedido a la suspensión definitiva de los brazos de Cloroquina/hidroxicloroquina en ambos estudios. Según los datos de un estudio bien diseñado y controlado en profilaxis post-exposición la hidroxicloroquina tampoco muestra un efecto positivo. Todos estos datos no han detectado un problema de seguridad sino una falta de beneficio. La AEMPS ha decidido por tanto solo mantener el reclutamiento en los ensayos con una población diferente a la incluida en estos estudios ya descritos. No se recomienda el uso sistemático de azitromicina con hidroxicloroquina. Podría ser necesaria la monitorización electrocardiográfica por su efecto sobre el intervalo QT. Se puede acceder a nivel hospitalario, mediante la aplicación de Medicamentos en Situaciones Especiales.
Según una revisión viva del Centre for Evidence-Based Medicine (CEBM) de Oxford del 30 de septiembre el riesgo del tratamiento con cloroquina/hidroxicloroquina supera el posible beneficio que pudiera tener y la asociación con macrólidos aumenta el riesgo de arritmias ventriculares como la torsade de pointes. No han mostrado ser eficaces en la profilaxis postexposición. Se están llevando a cabo estudios sobre la profilaxis preexposixción (27).
Sí podría resultar efectivo el uso precoz de hidroxicloroquina en el paciente ambulatorio (4).
Actualmente la AEMPS no recomienda el uso de hidroxicloroquina en
el tratamiento de la infección por SARS-CoV-2 (49).
Tocilizumab. Información procedente de estudios
observacionales sugiere que el uso de tocilizumab podría asociarse
con una menor mortalidad, sin embargo los ensayos clínicos
aleatorizados muestran que no la reduce (40). La
AEMPS recomienda que -en la medida de lo posible- el tratamiento
con este medicamento se adelante a aquellas fases de la enfermedad
en las que resulta más probable que frenar la cascada inflamatoria
tenga un efecto sobre la necesidad de ventilación
. En este
momento no hay problemas de suministro y se puede acceder a él a
través de los cauces habituales.
Siltuximab. También inhibidor de la IL-6, podría resultar beneficioso en base a datos procedentes de un estudio observacional de 25 pacientes. Podría usarse en paciente subsidiario de UCI con: neumonía intersticial con insuficiencia respiratoria grave, empeoramiento rápido respiratorio que precisa ventilación mecánica, fallo orgánico extrapulmonar o criterios de respuesta sistémica inflamatoria grave. Puede accederse a él, para los pacientes más graves, mediante inclusión en ensayo clínico o uso compasivo.
Anakinra. Podría tener un potencial uso para reducir la inflamación sistémica y el daño pulmonar. Información procedente de estudios observacionales sugiere una reducción de la mortalidad, sin embargo, un ensayo en fase III de anakinra vs el tratamiento estándar hubo de ser suspendido por un exceso de mortalidad en el brazo de intervención (4). La AEMPS recomienda utilizarlo a través de estudios clínicos aleatorizados.
Los interferones 1 y 2 han mostrado actividad in vitro frente al MERS-CoV. Según un ensayo aleatorizado, multicéntrico, prospectivo y abierto, el interferon beta -1B combinado con lopinavir/ritonavir administrados en pacientes con menos de 7 días de evolución acortaría la estancia hospitalaria (comparado con lopinavir/ritonavir) y la eliminación del virus en pacientes con COVID-19 de leve a moderada.
Según un ECA piloto doble ciego frente a placebo, con 101 adultos, la adición de interferon beta 1-a nebulizado al cuidado estándar podría mejorar las tasas de mejoría y recuperación en los pacientes sin ventilación mecánica ni necesidad de cuidados intensivos (60).
Plasma de enfermos convalecientes. A pesar de no
estar claro cuál es el efecto del plasma de enfermos convalecientes
en la mortalidad, síntomas o estancia en cuidados intensivos de los
enfermos de COVID-19 (Cochrane), en Estados Unidos la "Food and Drug
Administration" (FDA) está facilitando su uso en pacientes graves o
con riesgo inmediato para la vida.
Según el NIH, a pesar de que los datos disponibles indican que las reacciones adversas son poco frecuentes, no se dispone de suficientes datos para hacer recomendaciones a favor o en contra del uso de plasma de convalecientes para el tratamiento de la COVID-19 (19).
Anticuerpos monoclonales. Se están llevando a cabo ensayos con varios de estos anticuerpos en pacientes con y sin necesidad de oxigenoterapia, también para la prevención en residentes y trabajadores de centros de larga estancia.
La FDA ha autorizado el uso de emergencia de bamlanivimab (44) y de la combinación de casirivimab (39) de imdevimab (todos ellos anticuerpos monoclonales) en pacientes no hospitalizados con COVID-19 leve/moderado mayores de 12 años y de más de 40 kg con SARS-CoV-2 con alto riesgo de progresión a enfermedad grave u hospitalización. .
Existen muchos otros tratamientos en investigación, pero la evidencia disponible es mucho menor que la existente sobre los arriba mencionados, como por ejemplo la colchicina que podría disminuir la duración de la hospitalización (56). La medicina tradicional china usada junto con el tratamiento habitual podría acortar el tiempo de recuperación y mejorar los resultados clínicos (28). La Fluvoxamina, en pacientes ambulatorios podría disminuir el deterioro clínico según un ensayo clínico aleatorizado con 152 participantes (54).
Pueden consultarse en la página de la AEMPS las sospechas de reacciones adversas notificadas con tratamientos utilizados en COVID-19.
Se encuentran en marcha varios estudios de distintos tipos de vacuna: basadas en el uso de adenovirus no replicantes como vectores, de virus atenuados, de ARN mensajero envuelto en cubierta lipídica y otras basadas en subunidades proteicas (29). Muchos estudios se encuentran ya en fase III y la Agencia Europea del Medicamento ha iniciado los procesos de evaluación de 4 vacunas (AstraZeneca/Oxford, Janssen-Cilag International NV, Pfizer/BioNTech y Moderna) (30) y recibió el día 1 de diciembre la solicitud de autorización condicional de las vacunas de Pfizer/BioNTech y de Moderna (41).
La vacuna de Oxford (AZD1222, basada en un adenovirus vector), cuyo ensayo en fase 3 se detuvo por un caso de mielitis transversa y se ha vuelto a reanudar, parece tener una eficacia global del 70,4% (del 90% en los sujetos que recibieron una primera dosis a la mitad y una segunda dosis completa) (4).
Los datos preliminares de la vacuna de BioNTech y Pfizer (vacuna BNT162b2, basada en ARN) indican una efectividad del 95% en la prevención de COVID-19 sintomático (52). El 2 de diciembre se aprobó su uso en Reino Unido (30). EEUU autorizó el 11 de diciembre el uso de emergencia de la vacuna de Pfizer/BioNTech en mayores de 16 años (52 Oliver). También se ha autorizado el uso de esta vacuna en Canadá (58).
En China está aprobado el uso de emergencia de la vacuna
CoronaVac®, basada en un virus inactivado (4), los
Emiratos Árabes han distribuido otra vacuna china inactivada (de
Sinopharm) entre sus trabajadores de primera línea (59)
y en Rusia se ha autorizado el uso de una vacuna basada en
adenovirus (58).
En EE.UU. la National Academy of Sciences, Engineering and Medicine ha elaborado un borrador para decidir la priorización de los grupos a vacunar en cuanto se disponga de vacunas (31) y los CDC están trabajando en las recomendaciones de vacunación (53).
Los distintos países de la Unión Europea están preparando sus estrategias y planes de despliegue para la vacunación de su población. España ha identificado entre sus grupos prioritarios de vacunación a los ancianos institucionalizados en residencias como los primeros para ser vacunados (50).
Por el momento no se conoce ninguna intervención que sea efectiva para la prevención de la infección por SARS-CoV-2. Los datos disponibles sobre hidroxicloroquina indican que no es efectiva para la profilaxis pre ni postexposición (32).
Actualmente no se dispone de evidencia sobre la efectividad que puedan tener los enjuagues bucales, gárgaras o esprays nasales usados en el paciente o por el propio personal sanitario en los resultados en el pacientes o en la prevención de la infección en el profesional sanitario (35-37).
La administración de vacuna de Calmette-Guerin al nacimiento, en base a un estudio de cohortes con más de 2 millones de personas, podría no proteger frente a la COVID-19 en individuos de mediana edad (34).
Advertencia sobre la utilización del sumario
La información de esta Web está dirigida a los profesionales sanitarios. No está diseñada ni redactada para la lectura de la población general o de los pacientes, siendo recomendable, en estos casos, la consulta de la información específica que para los ciudadanos publica el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España o la Consejería de Salud de la Región de Murcia
La información contenida en este Sumario no se encuentra actualizada.
Puede acceder a la versión actualizada pinchando en www.murciasalud.es/covid19.