Una Guía de Práctica Clínica de los CDC(1), tras revisar la evidencia, concluye que la vía más eficaz de transmisión del virus de la Hepatitis C (VHC) es a través de exposiciones percutáneas con sangre infectada amplias o repetidas (por ejemplo a través de trasfusiones con sangre de donantes que no se les ha realizado cribado para el VHC, o a través del empleo de drogas ilegales inyectadas); y, aunque menos eficaz, las exposiciones perinatales, laborales y sexuales también pueden provocar el contagio del VHC.
Sobre transmisión sexual de esta infección, la guía resume que:
- El papel de la actividad sexual en el contagio de la VHC es controvertido.
- Estudios de casos y controles han mostrado una asociación entre la adquisición de la infección por VHC y la exposición a contactos sexuales con una infección por VHC o con múltiples parejas sexuales.
- Los datos de vigilancia epidemiológica indican que entre un 15 a 30 % de las personas con una infección reciente por VHC, tienen una historia de exposición sexual, en ausencia de otros factores de riesgo.
- Los informes de casos de infección aguda por el VHC entre hombres VIH positivos que realizan sexo con hombres y que niegan empleo de drogas parenterales, indican que la adquisición de esta infección se asocia a la presencia de otras enfermedades de transmisión sexual, por ejemplo la sífilis.
- En contraste se ha demostrado una prevalencia baja (promedio del 1,5%) de infecciones por VHC en estudios a largo plazo entre las parejas femeninas de hombres con una infección crónica por el VHC que no presentan otros factores de riesgo para la infección.
- Numerosos estudios publicados han demostrado que la prevalencia de infección por el VHC entre hombres que practican sexo con hombres y que no tienen una historia de uso de drogas inyectadas, no es más elevada que entre los heterosexuales.
- En definitiva, aunque los datos sugieren que la transmisión sexual de la hepatitis C es posible, esta vía de transmisión es poco eficaz. Son precisos más datos para asegurar que esta posibilidad se incrementa en presencia de otras infecciones ETS o en el contexto de una infección por VIH.
Dos sumarios de evidencia, actualizados recientemente(2,3), concluyen también en señalar que aunque el contagio sexual es posible, el riesgo de transmisión por esta vía es bajo. En una pareja monógama y estable es poco probable que suceda la transmisión, cifrándolo -en estas circunstancias- en un riesgo anual del 0,1%(3).