Una revisión narrativa publicada en el 2005 (1), tan solo identificó un estudio prospectivo que mostrara una asociación entre la muerte súbita del lactante y la duración del intervalo QT en el Electrocardiograma (ECG). En este estudio multicéntrico desarrollado en Italia(2) se incluyeron, de 1976 a 1994 , a 34.442 recién nacidos a los que se les practicó un ECG en el tercer o cuarto día de vida y se les siguió durante un período de un año. En los 24 niños que murieron por una muerte súbita, la media del intervalo QT fue de 435 milisegundos (ms); siendo la media de 395 ms en una muestra aleatoria de 9.725 ECG en niños sin muerte súbita. En 12 niños que murieron de forma súbita (el 50%) el QT estaba por encima del percentil 97 calculado en la muestra aleatoria de niños sin muerte posterior (440 ms). El estudio fue criticado por la variabilidad posible de los ECG en el recién nacido, por no demostrar una asociación entre arritmias y síndrome de muerte súbita y ante posibles sesgos de selección (1). La revisión también comenta que en los estudios previos realizados de casos y controles, con un número pequeño de casos, no se encontró esa asociación.
Otro estudio prospectivo poblacional publicado en 1986 y realizado en 7.524 recién nacidos (3), tampoco encontró esta relación. Entre las 15 muertes súbitas producidas, ninguno de los ECG realizados en el momento del nacimiento presentaban un QT alargado.
La revisión del síndrome de muerte súbita infantil de Uptodate(4) concluye que la relación entre muerte súbita del lactante y alteraciones de la función cardíaca, como el síndrome de QT largo, es todavía inconsistente y controvertida.
En base a la recopilación de estudios moleculares que detectan alteraciones genéticas presentes entre los casos de muerte súbita del lactante, la revisión citada (1) estima en un 5% los casos de muerte súbita en el lactante que podrían estar relacionados con el síndorme de QT prolongado u otras alteraciones cardíacas .