En 2007, se publicó una pregunta similar(1) en la que los estudios aportados sugerían que una actitud y pensamientos positivos podrían añadir años a la vida. Se ha procedido a actualizar la búsqueda y la escasa evidencia disponible sugiere que el optimismo (actitud positiva ante la vida), podría disminuir la mortalidad en los ancianos.
No hay un volumen extenso de literatura que estudie este hallazgo, aunque se ha encontrado una Revisión Sistemática (RS) publicada en 2019, en la que se estudió la asociación del optimismo con los eventos cardiovasculares y la mortalidad por todas las causas(2); se evaluaron 15 estudios publicados entre noviembre de 2001 y enero de 2017; 14 fueron estudios prospectivos y 1 fue un estudio de cohorte retrospectivo. Comprendía 229.391 individuos.
De los 15 estudios, 8 se llevaron a cabo en los Estados Unidos, 5 en Europa, 1 en Israel y 1 en Australia. Diez estudios informaron datos sobre eventos cardiovasculares y 9 estudios informaron datos sobre mortalidad por todas las causas. El período medio de seguimiento fue de 13,8 años (rango, 2-40 años). La edad media en la evaluación inicial osciló entre 19 y 93 años. Los 9 estudios (10 comparaciones) que informaron sobre la mortalidad por todas las causas incluyeron 188.599 participantes. En el análisis agrupado, el optimismo se asoció significativamente con un riesgo reducido de mortalidad por todas las causas (Riesgo Relativo [RR] 0,86; Intervalo de Confianza [IC] del 95 % 0,80-0,92; P < 0,001). Se observó una heterogeneidad moderada en el análisis (I2 = 73,2 %). Entre los 15 estudios, el optimismo y el pesimismo se evaluaron únicamente como una variable continua en 2 estudios. En los otros 13 estudios, los participantes se dividieron en terciles o cuartiles y se realizó una evaluación estadística con respecto a la presencia o ausencia de una tendencia lineal significativa entre los niveles de optimismo y la reducción del riesgo de eventos cardíacos y/o mortalidad por todas las causas. En 12 de los 15 estudios, se observó una tendencia lineal significativa. Los autores concluyeron que, el optimismo está asociado con un menor riesgo de mortalidad por todas las causas y que los estudios futuros deberían tratar de definir mejor los mecanismos bioconductuales subyacentes a esta asociación y evaluar el beneficio potencial de las intervenciones diseñadas para promover el optimismo o reducir el pesimismo.
Respecto a otros estudios identificados posteriores a la RS previa:
Un estudio prospectivo de diez años de seguimiento que investigó la relación entre optimismo, supervivencia y comportamientos en salud de personas mayores chinas(3), midió en 2008 el optimismo (los datos prospectivos se obtuvieron de la Encuesta longitudinal china sobre longevidad saludable) y la supervivencia se midió según el tiempo de existencia de los entrevistados durante todo el período de observación de 2008 a 2018. En comparación con los adultos mayores menos optimistas, los individuos optimistas se asociaron con menores probabilidades de mortalidad (hazard ratio [HR] = 0,94; IC del 95 % = 0,89 - 0,99); los comportamientos de salud desempeñaron un papel positivo en la supervivencia (HR = 0,95, IC 95% = 0,94 - 0,96) y ejercieron un papel intermediario en la relación entre optimismo y mortalidad, y el efecto mediador fue de -0,005. Ante estos resultados, los autores infirieron que el optimismo y los comportamientos de salud se asociaron ampliamente con un menor riesgo de mortalidad, que los comportamientos de salud median la relación entre optimismo y mortalidad y que se debería llevar a cabo una intervención adecuada sobre el optimismo y los comportamientos de salud entre las personas mayores para mejorar la probabilidad de salud en el envejecimiento.
Otro estudio prospectivo acerca de bienestar psicológico, educación y mortalidad(4), utilizó datos de seis oleadas temporales (2006-2016) (n = 21.172) del Estudio de Salud y Jubilación (HRS, un estudio de panel representativo a nivel nacional, de adultos mayores de 50 años en los Estados Unidos); a partir de 2006, se preguntó a una mitad aleatoria de la muestra principal del HRS (nacidos en 1953 o antes) sobre su bienestar psicológico (como parte de un Cuestionario Psicosocial y de Estilo de Vida) en oleadas alternas y con un seguimiento de la mortalidad durante 14 años. Los autores encontraron evidencia sólida de que el bienestar psicológico predice un menor riesgo de mortalidad. Por lo tanto, concluyeron que los esfuerzos para promover la satisfacción con la vida, el apoyo social y el optimismo pueden respaldar vidas más largas sin ampliar las disparidades educativas.
Un estudio de cohorte que analizó el optimismo disposicional y la mortalidad por todas las causas en adultos mayores(5), evaluó a un total de 11.701 participantes (edad media= 75,1 años, desviación estándar [DE] = 4,24; 46,6% hombres). Durante un seguimiento medio de 4,7 años, se produjeron 469 muertes. El modelo totalmente ajustado no fue significativo (odds ratio [OR] = 0,78, IC 95% = 0,58-1,06). Hubo evidencia de que la edad era un modificador del efecto de la asociación entre optimismo y longevidad. Un mayor optimismo se asoció con un menor riesgo de mortalidad sólo en los individuos de mayor edad (≥ 77años; OR = 0,61, IC 95% = 0,39-0,96). Los autores manifestaron no observar una relación independiente entre optimismo y mortalidad por todas las causas en la muestra total, aunque el optimismo parecía estar asociado con un menor riesgo de mortalidad entre los ancianos de mayor edad (adultos de 77 años o más).
Por último, se publicó en 2018 otro estudio de cohorte que evaluó la relación entre la actitud mental y la mortalidad en adultos mayores con un seguimiento durante 35 años(6). En la década de 1980, el Estudio de cohorte de Leisure World reclutó a residentes de una comunidad de jubilados de California para un estudio de cohorte prospectivo de promoción de la salud y prevención de enfermedades. Los participantes completaron una encuesta postal que incluía siete elementos redactados positivamente de la escala de autoevaluación de depresión de Zung. Se calcularon los HR de muerte ajustados por edad y ajustados por múltiples variables (para conductas de estilo de vida y condiciones de enfermedad) para 8.682 mujeres y 4.992 hombres (edad media, 74 años). Durante el seguimiento (1981-2016), murieron 13.405 participantes (edad media al morir, 88 años). Tanto en mujeres como en hombres, los HR de muerte se relacionaron significativamente con la actitud mental, con un riesgo creciente a medida que disminuían las respuestas positivas para la actitud total y los siete elementos individuales. Los autores concluyeron que las personas con actitud negativa tienen un mayor riesgo de muerte y que la investigación sobre estrategias para mejorar la perspectiva mental puede ayudar a mejorar la cantidad y la calidad de vida.