La Guía de Práctica Clínica de la Asociación Americana para el Estudio de las Enfermedades del Hígado (AASLD) publicada en el 20051 comenta:
- Para el Síndrome hepatopulmonar (SHP): "Una PaO2 preoperatoria igual o menor de 50 mmHG, sóla o en combinación con una fracción igual o mayor del 20% en el gradiente intrapulmonar medido con macroagregado de albúmina, son los predictores de más valor de la mortalidad postoperatoria". "Dado que los pacientes con cirrosis y con SHP tienen un pronóstico extremadamente pobre sin trasplante, deben ser remitidos de forma preferente para una evaluación del trasplante hepático (Recomendación II-a: basada en cohortes o en estudios de casos y controles).
- Para la Hipertensión Portopulmonar (HPP): "Numerosos estudios han demostrado que la hipertensión leve no está asociada a un incremento del riesgo de complicaciones al realizar un trasplante hepático. Sin embargo la Hipertensión severa está asociada con una elevada mortalidad perioperatoria y, si no es tratada de forma exitosa, supone una contraindicación para el trasplante hepático". Recomienda que "en los pacientes con hipertensión pulmonar severa el trasplante hepático debe ser considerado solo si esta condición puede ser controlada de forma efectiva con terapia médica". ( II-3: basada en series de casos).
La guía de la Sociedad Británica de Gastroenterología del año 20002 incluía entre las contraindicaciones absolutas para un trasplante hepático el diagnóstico previo de:
- SIDA (No para los casos de VIH positivo, sin desarrollo de la enfermedad).
- Neoplasia maligna extrahepática (excepto neoplasia neuroendocrina y hemangioendotelioma).
- Enfermedad avanzada cardiopulmonar.
- Colangiocarcinoma ( en algunos centros es una contraindicación relativa).
A la hipertensión pulmonar la situaba como una contraindicación relativa; estando totalmente "contraindicada en los casos de una hipertensión pulmonar severa (presión media > 35 mmHg) y en una trombosis venosa portal confirmada por angiografía selectiva hepática".
Una revisión de la literatura, publicada en el año 20043, concluye que el trasplante hepático es el tratamiento de elección en el SHP; siendo la hipoxemia severa un fuerte factor para el incremento de la mortalidad tras el tarsplante; pero la resolución completa, despues de este procedimiento, está bien documentada". "La mejoría en la oxigenación puede tardar sin embargo, muchos meses o incluso años". Sobre la HPP las conclusiones son que: " El trasplante hepático requiere una consideración especial y probablemente sea beneficioso en una cohorte seleccionada de pacientes". "El trasplante en pacientes con HPP demostrada, son tratados mejor en Centros que tienen una experiencia especifica con esta complicación"."Con estas premisas el trasplante generalmente tiene un buen resultado en pacientes con HPP leve a moderada"."La HPP severa supone un riesgo para los candidatos a trasplante ya que implica una perfusion comprometida del hígado injertador".En casos muy selecionados, la combinación de trasplante hepático y de pulmón; o incluso de corazón-pulmón-hígado podría ser considerado".
Recientemente ha sido publicada una serie de 61 pacientes con SHP4 que muestra una supervivencia a los 5 años en los trasplantados (n=24) del 76%, siendo tan solo del 23% entre los no operados(n=37). Una PaO2 menor o igual de 50 mm Hg. se asoció a un peor pronóstico de superviivencia, independiente de sí se realizó o no el trasplante.