Tras la búsqueda realizada, y en base a la evidencia encontrada, no se recomienda la aspiración (es decir, que no se lleve el émbolo de la jeringa hacia atrás tras insertar aguja en la zona) al administrar vacunas porque no existen datos que justifiquen la necesidad de esta práctica. Hay datos que muestran que la aspiración es más dolorosa para el receptor de la vacuna. Además, las vacunas intramusculares no se administran en áreas donde hay vasos grandes y dado el tamaño de la aguja y el ángulo en el que se inyecta la vacuna, es difícil canalizar un vaso sin romperlo y aún más difícil administrar la vacuna por vía intravenosa.
Una guía de práctica clínica (GPC) para la reducción del dolor durante la administración de vacunas (1), el "Advisory Committee on Immunization Practices" (ACIP)(2), así como la Organización Mundial de la Salud (WHO, por sus siglas en inglés)(3), mencionan que la aspiración puede aumentar el dolor debido a los efectos combinados de un mayor tiempo de permanencia de la aguja en los tejidos y la acción de cizallamiento de la aguja. En muchos países, ya se utilizan jeringas de desactivación automática, lo que impide la aspiración. Indican también que un ligero sangrado en el lugar de la inyección es común con las inyecciones de vacunas y no indica una técnica de inyección incorrecta, que no hay daños documentados por no aspirar antes de la vacunación y que el "no aspirar" es una intervención de coste neutral para la mitigación del dolor.
Las recomendaciones y pautas de estos organismos se basan fundamentalmente en una revisión sistemática en la que se evaluaba la efectividad de las intervenciones físicas y el procedimiento durante la técnica para reducir el dolor generado por el acto de la vacunación(4). Se incluyeron un total de 31 estudios y los resultados encuentran que:
- La angustia infantil aguda disminuyó durante la inyección intramuscular sin aspiración (n = 313): diferencia de medias estandarizada (DME) -0,82 (intervalo de confianza [IC] del 95%: -1,18, -0,46).
- La administración de la vacuna más dolorosa en último lugar redujo la angustia infantil aguda (n = 196): DME -0,69 (IC del 95%: -0,98, -0,4). Las inyecciones simultáneas redujeron la angustia infantil aguda en comparación con las inyecciones secuenciales (n = 172): DME -0,56 (IC del 95%: -0,87, -0,25).
- Se produjo menos angustia infantil durante las fases aguda y de recuperación combinadas con las inyecciones del vasto lateral (frente al deltoides) (n = 185): DME -0,70 (IC del 95%: -1,00, -0,41).
- El contacto piel a piel en recién nacidos (n = 736) redujo la angustia aguda: DME -0,65 (IC del 95%: -1,05, -0,25).Tomar a los bebés redujo la angustia aguda después de eliminar los datos de un estudio metodológicamente diverso (n = 107): DME -1,25 (IC del 95%: -2,05, -0,46).
- Abrazarlos después de la vacunación (n = 417) redujo la angustia infantil durante las fases aguda y de recuperación combinadas: DME -0,65 (IC del 95%: -1,08, -0,22).
- El miedo autoinformado se redujo para los niños en posición vertical (n = 107): DME -0,39 (IC del 95%: -0,77, -0,01).
- La succión no nutritiva (n = 186) redujo la angustia aguda en los bebés: DME -1,88 (IC del 95%: -2,57, -1,18). La estimulación táctil manual no redujo el dolor a lo largo de la vida.
- Un dispositivo de vibración externo y el frío redujeron el dolor en los niños (n = 145): DME -1,23 (IC del 95%: -1,58, -0,87). No hubo beneficio de calentar la vacuna en adultos.
- La tensión muscular fue beneficiosa en índices seleccionados de desmayos en adolescentes y adultos.
Los autores concluyeron que las intervenciones con evidencia de beneficio en poblaciones seleccionadas incluían: la no aspiración, inyectar la vacuna más dolorosa al final, inyecciones simultáneas, inyección del vasto lateral, intervenciones de posicionamiento, succión no nutritiva, dispositivo vibrador externo con frío y tensión muscular.
A nivel nacional, el comité asesor de vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP), realizó una síntesis de la evidencia(5), asumiendo las recomendaciones de la GPC referenciada arriba(1) e incorporando la evidencia de revisiones sistemáticas y ensayos clínicos posteriores a los incluidos en dicha guía. Los autores mencionan que las medidas más efectivas en la disminución del dolor han sido las siguientes: en lactantes, amamantar antes, durante y después de la inyección; las soluciones azucaradas son una alternativa si la lactancia materna no fuera posible; los anestésicos tópicos son eficaces para todas las edades, pero requieren un tiempo para mostrar su efecto y tienen un coste; no aspirar en la inyección intramuscular e inyectar lo más rápido posible; administrar las vacunas de forma que la más dolorosa sea la última; cuando sea posible, es preferible inyectar simultáneamente más de una vacuna que hacerlo de forma secuencial; sostener al niño en brazos; y utilizar maniobras de distracción para niños de 2-14 años.
Por último, comentar que otra guía práctica de administración de vacunas para Enfermería(6) editada por el Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana, también indica que, no hay que realizar aspiración previa a la administración de vacunas.