Los documentos consultados, en general, encuentran que la soledad y el aislamiento social, sobre todo durante las comidas, están relacionados con el déficit nutricional en adultos mayores, considerándolos como factores de riesgo.
El sumario de evidencia (SE)(1) de UpToDate, que aborda los problemas nutricionales en adultos mayores, sugiere que el aislamiento durante las comidas, puede dar lugar a un menor disfrute de la comida y de la ingesta de calorías. Por otro lado, varios estudios han demostrado que los adultos mayores que comen en presencia de otros consumen más cantidad de comida que los que comen solos(2,3).
La primera revisión sistemática (RS)(4) seleccionada tuvo como objetivo determinar la magnitud de la relación entre los factores socioeconómicos y la desnutrición o el riesgo de desnutrición (RD) en los adultos mayores. La RS incluyó 40 estudios y 16 fueron incluídos en el metaanálisis (34.703 individuos). Se encontró relación entre la desnutrición (y el RD) y el bajo nivel educativo [Odds Ratio (OR): 1,48 ; Intervalo de confianza (IC) del 95%: 1,33-1,64; p <0,001)], el bajo nivel económico (OR: 2,69; 95% CI: 2,35–3,08; p < 0,001); vivir solo (OR: 1,92; IC del 95%: 1,73-2,14; p <0,001) y con ser soltero, viudo o divorciado (OR: 1,73; 95% CI: 1,57-1,90; p < 0,001). En base a los resultados los autores concluyen que la desnutrición y el RD podrían reducirse aumentando el nivel económico, apoyando a las personas que viven solas, son solteras, viudas o divorciadas, y mejorando el aprendizaje. A esta misma conclusión llega otra RS de reciente publicación(5) y una revisión narrativa(6), que revisa los factores de riesgo determinantes de la desnutrición proteico-calórica, en la que se identifica la dificultad económica y la soledad, entre otros, como factores de riesgo para este tipo de desnutrición en personas mayores que viven en la comunidad.
Otra RS(7), que investigó los determinantes modificables de la desnutrición en los adultos mayores, incluyó treinta determinantes potencialmente modificables en siete dominios: oral, psicosocial, medicación y atención sanitaria, salud, función física, estilo de vida y alimentación. Sin embargo, la mayoría de los estudios incluidos ( n =33) tenían un alto riesgo de sesgo y eran de baja calidad. Tan solo se incluyó un estudio que examinó la soledad(8) por lo que los autores concluyen que los datos disponibles son limitados y no se puede hacer inferencia sobre este factor y la desnutrición.
En un ensayo controlado aleatorizado (ECA)(9) realizado con el objetivo de comparar los efectos de un programa de entrenamiento físico e intervención nutricional en el hogar y administrado por voluntarios (PTN), frente a una intervención de apoyo social sobre el estado nutricional y de fragilidad, en personas mayores frágiles que viven solas en la comunidad (SoSu), reclutó a 80 personas (edad media= 83 años) que fueron asignadas al azar a dos tipos de intervenciones: entrenamiento físico más intervención nutricional (PTN, n = 39) y grupo de apoyo social (SoSu, n = 41). El estado nutricional se midió al inicio del estudio y después de doce semanas (Mini Evaluación Nutricional de forma larga [MNA-LF]). En ambos grupos, la prevalencia de deterioro del estado nutricional disminuyó significativamente con el tiempo, en un 25% en el grupo PTN y en un 23% en el grupo SoSu. Los resultados indican que una intervención de entrenamiento físico y nutricional y de apoyo social en el hogar puede ayudar a abordar la desnutrición en las personas mayores que viven solas en la comunidad y que el apoyo social, por sí solo, también puede resultar en una mejora del estado nutricional en estas personas.
Un estudio de correlación(10) sobre la posible relación entre la soledad y la desnutrición entre las personas mayores, fue realizado como parte del estudio Estrategia geriátrica multidisciplinaria para el buen cuidado de los ancianos (GeMS) llevado a cabo en Finlandia e incluyó una muestra seleccionada al azar (n = 573) de individuos con 75 años o más. El estado nutricional de los sujetos incluidos en el estudio, se evaluó con la escala Mini Evaluación Nutricional (MNA, por sus siglas en inglés) y los individuos se clasificaron en dos grupos, según su puntuación MNA: (1) bien nutridos (es decir, puntuación MNA ≥ 24) o (2) RD / desnutrición (es decir, puntuación MNA <24). Entre los resultados se destaca que los sentimientos frecuentes de soledad (OR: 1,63; IC del 95%, 1,09-2,45) y las puntuaciones bajas del examen del cuestionario mini mental (OR:1,18; IC del 95%, 1,14-1,23) se asociaron con el RD / desnutrición. Según los autores, el principal hallazgo fue que los sentimientos subjetivos de soledad pueden afectar al apetito y la ingesta de nutrientes a través de la afectación del estado de ánimo.
Por último, el estudio SOLGER(11) realizado en España con el objetivo de determinar si existe una relación entre vivir solo y padecer malnutrición o estar en riesgo de padecerla, en individuos mayores de 79 años de una población mediterránea, concluyó que no hay relación. El estudio incluyó a 167 personas; se realizó una primera parte descriptiva, y una segunda parte en la que, mediante regresión logística, se analizó si vivir sólo estaba relacionado con las puntuaciones obtenidas en MNA ajustado por edad. Los resultados de las puntuaciones del MNA no muestran diferencias entre los grupos atendiendo a la unidad familiar como factor diferencial. Por lo que los autores llegan a la conclusión de que los pacientes mayores de 79 años que viven solos son en su mayoría independientes para las actividades de la vida diaria, suelen presentar un mejor estado de salud física y mental y, por tanto, esto puede explicar que presenten un mejor estado nutricional, no asociándose el vivir solo con estados de malnutrición o riesgo de padecerla.