Una Revisión Sistemática (1) evalúa si intervenciones específicas para la prevención de la reincidencia disminuyen la proporción de los que vuelven a fumar después de haber dejado de hacerlo recientemente. Los autores concluyen en que la evidencia disponible no apoya el uso de ningún componente específico o intervención para ayudar a los fumadores que tienen éxito en el abandono del hábito de fumar por corto tiempo, para evitar la reincidencia otra vez. La conclusión de la falta de eficacia se refiere específicamente al tratamiento tradicional, basado en la identificación y solución de las situaciones tentadoras y en intervenciones mínimas con el uso de sesiones aisladas y materiales escritos. Dicen los autores que existe muy poca evidencia disponible sobre enfoques alternativos. Hasta que nuevas pruebas positivas estén disponibles, puede ser más eficiente dirigir los recursos a apoyar los intentos iniciales de cesación, en lugar de intervenciones de prevención extendidas a las reincidencias.
Una Guía de Práctica Clínica (2) del Institute for Clinical Systems Improvement (ICSI), sobre "Prevención y cese del uso del tabaco para adultos y adolescentes maduros", señala que el refuerzo y el seguimiento puede ser crucial durante los primeros 12 meses después del abandono (especialmente las primeras 2 semanas), pues es cuando se está en mas alto riesgo de recaída. Por lo que sugieren la monitorización del paciente durante este tiempo. Incluye varias opciones de seguimiento, cara a cara, llamadas por teléfono o correo (postal o electrónico), expresiones de apoyo y estar siempre dispuesto para ayudar. La orientación puede ser dada por cuidadores o, preferiblemente por personal externo al programa de cese de tabaco. Aunque nunca deben sustituir el consejo y ayuda del clínico. Aconseja felicitar y reforzar el no uso de tabaco en antiguos usuarios. Y seguir haciéndolo al menos durante los siguientes cinco años de abstinencia. Sin que conste el grado de evidencia que apoya estas recomendaciones. .
Un Ensayo Clínico Aleatorizado (3) con cien fumadores admitidos durante 1996, con infarto de miocardio fueron asignados consecutivamente a consejos mínimos o a un programa hospitalario para dejar de fumar. La intervención consistió en el asesoramiento de cese del uso de tabaco estando aún hospitalizado seguido por siete llamadas telefónicas durante los 6 meses después del alta hospitalaria. En el seguimiento, de 43 y 34% de los participantes con consejos mínimos y el 67 y 55% de los participantes en intervención fueron abstinentes, respectivamente (P< 0.05), durante los 6 y 12 meses. Recomiendan que tales programas para dejar de fumar deben ser parte de los cuidados a los pacientes tras infarto de miocardio.