No existe un consenso en cuanto a la suspensión preoperatoria del litio o el momento de reintroducción tras la cirugía, variando las recomendaciones según el documento consultado. Sin embargo extraemos de la información revisada que es importante monitorizar sus niveles, la volemia, función renal y electrolitos así como vigilar las posible interacciones y aparición de efectos adversos.
El sumario de evidencia (SE) sobre el manejo de la medicación crónica en el periodo perioperatorio(1) publicado en 2017 en el boletín de información farmacoterapéutica INFAC del País Vasco explica que existe controversia sobre si se debe mantener o suspender el litio. Dado que se emplea en enfermedad mental grave considera que se debería mantener, pero advierte de que puede prolongar el efecto de los relajantes musculares y originar hipovolemia e hiponatremia. Recomienda que si se mantiene se realice un estricto control de niveles, electrolitos, función renal y tiroidea y se monitorice el bloqueo neuromuscular; si se decide suspenderlo indica que podría hacerse 24 horas antes y reiniciarse 24 horas después.
Y Dynamed, en su SE(3) dedicado al mismo tema, respecto a las interacciones indica que al combinarlo con agentes sedantes podrían reducirse los requerimientos de agentes anestésicos. Explica que en aquellos pacientes que precisan una cirugía urgente es importante usar líquidos salinos para prevenir una reabsorción renal significativa de litio y recomienda realizar una monitorización electrocardiográfica de las alteraciones cardiovasculares del paciente e incluso valorar la monitorización neuromuscular. Respecto a su suspensión, el sumario recomienda un manejo diferente según el tipo de cirugía:
- no sería preciso suspender el litio ante cirugías menores con anestesia local;
- sin embargo, en pacientes con cirugía programada con anestesia regional o programada recomiendan suspender el litio 72 horas antes y reiniciarlo (habitualmente en la primera semana) cuando el paciente sea capaz de beber, esté hemodinámicamente estable y presente cifras normales de sodio, potasio y cretinina.
El documento de consenso español(4) de 2018 sobre el manejo de la medicación perioperatoria en el anciano que se somete a una intervención traumatológica recomienda que el litio debería continuarse hasta (incluido) el día de la intervención. El documento considera que mantener este fármaco podría ser beneficioso porque disminuye la liberación de neurotransmisores y podría prolongar el efecto de los bloqueantes neuromusculares. Advierte que es esencial realizar una monitorización estrecha de líquidos y electrolitos dado el estrecho margen terapéutico del litio así como los cambios habituales que origina en el postoperatorio.
Otro documento de consenso(5) también español (2015) de la Junta de Andalucía indica que el litio debe continuarse hasta (incluyendo) el día de la cirugía debiendo realizarse un estricto control de litemia, electrolitos, volumen y función tiroidea; debe ser monitorizado durante la intervención; y debe reintroducirse con la ingesta oral cuando los niveles de electrolitos y la función renal estén estables.
El protocolo(6) de preanestesia del Hospital Universitario Puerta del Mar de Cádiz (2017) recomienda suspender el litio 24 horas antes de una cirugía mayor debiendo reiniciarse tras la intervención; recomienda además realizar litemia al ingresar y valorar la necesidad de haloperidol como terapia puente. En caso de cirugía menor y riesgo de recurrencia de la patología psiquiátrica recomiendan mantener el tratamiento.
Una revisión narrativa(7) de 2018, por su parte, comenta que el litio se puede mantener durante el periodo perioperatorio siendo importante vigilar la aparición de efectos adversos y teniendo siempre en cuenta sus efectos a nivel renal y la interacción que puede tener con otros fármacos (ya sea exacerbando los efectos adversos de los mismos o alterándose la litemia).
En otra revisión narrativa(8) española (2013) encontramos que una recomendación general sería mantener el litio hasta el día de la cirugía aunque explica que, dada su larga vida media, podría suspenderse 24 horas antes de la cirugía si es oportuno. En consonancia con la información ya aportada, indica que “debería solicitarse litemia pre y postoperatoria, vigilarse estrechamente el equilibrio hidroelectrolítico, la función renal y monitorizar el bloqueo neuromuscular”.
Por último hacemos referencia a una serie(9) de tres casos de pacientes en tratamiento con litio que se sometieron a una cirugía bariátrica en la que los autores proponen un protocolo para el manejo del litio perioperatorio para este tipo de pacientes basado principalmente en la estrecha monitorización de los niveles de litio y de los síntomas y la adecuada hidratación del paciente.