Se ha revisado la información que aportan dos sumarios de evidencia(1,2) y varias revisiones narrativas(3-5) que abordan las lesiones provocadas por los erizos marinos y, en base a series e informes de casos de pacientes que han sufrido una picadura de erizo de mar, coinciden en destacar el riesgo de potenciales complicaciones que tienen las espinas que no han sido extraídas en la atención inicial (incluyendo la formación de granulomas, artritis, bursitis o tenosinovitis). En consecuencia, en todos los documentos se sugiere que, en pacientes con síntomas persistentes tras una picadura (presencia de signos o síntomas continuados que hacen sospechar de reacción a un cuerpo extraño), se debería confirmar la existencia de espinas incrustadas (mediante una radiografía, ecografía, o incluso una resonancia magnética [RM]) y proceder a una exploración quirúrgica para su extracción (fundamentalmente si están cerca de un nervio, tendón o articulación).
En el sumario de evidencia de Uptodate(1) se indica, en relación al manejo no agudo de la picadura por erizo de mar, que cualquier fragmento que no sea visible en el momento de la atención inicial puede reabsorberse o extruirse con el tiempo; sin embargo, se han descrito diversas complicaciones debido a la presencia de fragmentos residuales (incluyendo la formación de granulomas, artritis, bursitis o tenosinovitis). Debido a esto, se considera razonable extraer las espinas visibles y fácilmente accesibles durante la evaluación inicial y luego seguir de cerca al paciente durante una semana o más. Si hay signos o síntomas continuos que hacen sospechar la existencia de un cuerpo extraño, puede ser necesaria su extracción quirúrgica.
En el sumario de evidencia de Dynamed Plus(2) también se plantea la necesidad de un seguimiento cada 1-2 días durante la primera semana después de la atención inicial para confirmar que se han eliminado todas las espinas y evaluar una posible infección. Igualmente señala la posibilidad de sinovitis articular en caso de que una espina penetre en una articulación y de que se han descrito casos de infección secundaria y formación de granulomas. Respecto al manejo subagudo de la lesión establece que los granulomas pueden requerir escisión quirúrgica y que puede ser necesaria la extracción quirúrgica en caso de espinas incrustadas en una articulación.
La más reciente de las revisiones narrativas evaluadas(3), publicada en julio de 2019, se centra en el enfoque clínico de las lesiones por erizo de mar. Los autores comentan que son comunes las complicaciones tardías entre los pacientes con espinas persistentes y que, tras una revisión exhaustiva de la literatura inglesa, encuentran que: los granulomas representan aproximadamente el 40-50% de las presentaciones tardías; los cambios artríticos degenerativos (es decir, la artritis por erizo de mar) representan aproximadamente el 30%; y los procesos inflamatorios agudos (sinovitis o tenosinovitis) el 10%. Entre las presentaciones tardías poco frecuentes se incluirían: hipersensibilidad; sinovitis o tenosinovitis infecciosa; infección de la piel; afectación neurológica local; u osteomielitis.
De entre las aportaciones que realizan en cuanto al manejo definitivo de las lesiones destacamos que:
- Se recomiendan las pruebas de imagen cuando hay sospecha clínica de espinas residuales cerca de estructuras profundas (por ejemplo, articulaciones, tendones, etc.), considerando la ecografía o la RM para presentaciones tardías. En el caso de pacientes que no se someten a pruebas de imagen, el profesional sanitario debería ofrecer información sobre las posibles complicaciones tardías e indicar una visita de seguimiento si hay dolores articulares posteriores o movilidad limitada cerca del área de la lesión.
- Las espinas identificadas deberían extraerse lo antes posible. Si bien se ha descrito en la literatura la extrusión espontánea de las espinas desde las tres semanas y hasta los 1,5 años, los autores recomiendan el tratamiento para mitigar el dolor y evitar complicaciones.
- Las espinas que están incrustadas profundamente, particularmente cerca de tendones, articulaciones o estructuras neurovasculares, presentan un riesgo significativo de complicaciones tardías. Para tales pacientes, se recomienda una evaluación quirúrgica sin demora, preferiblemente por un especialista en la región anatómica afectada. También deberían ser valorados sin demora los pacientes con presentaciones tardías tales como tenosinovitis inflamatoria, sinovitis o artritis por erizo de mar; y los pacientes con signos de tenosinovitis infecciosa requerirían una consulta quirúrgica urgente.