La hepatitis A es una infección aguda del hígado causada por el virus de la hepatitis A (VHA). Afecta principalmente a población infantil de los países en vías de desarrollo con déficit o ausencia de condiciones sanitarias e higiénicas adecuadas, ya que la principal vía de propagación del VHA es la fecal-oral. Con mucha frecuencia es asintomática, no hay tratamiento específico, y en un periodo de seis meses la recuperación suele ser espontánea y no evoluciona a hepatitis crónica, cirrosis ni hepatocarcinoma. Es una infección autolimitada que deja inmunidad permanente. Por debajo del 1% de los pacientes desarrollan hepatitis fulminante (insuficiencia hepática aguda) más común en pacientes con afección comórbida en edad avanzada y con enfermedad hepática crónica (como la infección por el virus de la hepatitis C).
Tras la consulta en varios Sumarios de Evidencia(1,2,3), una Guía de práctica clínica(4) y una Guía clínica(5), no se ha encontrado, en ninguno de ellos, recomendaciones específicas sobre los cuidados que deben recibir la personas que han tenido una hepatitis A (más allá de las medidas higiénico-sanitarias habituales se deben seguir con cualquier paciente) o sobre la necesidad de un seguimiento concreto.