Tras la búsqueda en las bases de datos habitualmente consultadas no se localizan guías de práctica clínica (GPC) o sumarios de evidencia que proporcionen recomendaciones sobre la atención durante el parto a mujeres con artroplastia de cadera (unilateral o bilateral; total o parcial).
En base a los estudios observacionales identificados (estudios de cohortes(1-4) y series de casos(5) o informes de casos(6,7)), el parto vaginal parece ser una opción segura en mujeres con una artroplastia total de cadera (ATC), independientemente de la causa que motive la indicación de la prótesis e incluso en mujeres con ATC bilateral. Sin embargo, dadas las limitaciones metodológicas asociadas al diseño de los estudios, no se pueden extraer conclusiones firmes.
Comentar además que en las GPC(8-10) y sumarios de evidencia(11,12) sobre el parto por cesárea no se encuentra, entre las potenciales indicaciones de una cesárea por causa materna, el hecho de que la mujer tenga una prótesis de cadera.
El estudio de cohortes con mayor tamaño muestral fue publicado en 2005 y mayor tiempo de seguimiento (media de 16 años) fue publicado en 2005(1). En dicho estudio se analizaron los datos de las encuestas realizadas a 343 mujeres jóvenes con 420 ATC (encuestas que abordaban diferentes aspectos en relación a su embarazo y parto). De estas 343 mujeres, 47 (13,7%) tuvieron un embarazo a término y el primer bebé nació vía vaginal en 30 de los partos y por cesárea en 17 casos. Después de ajustar por la edad de la mujer en el momento de la intervención quirúrgica, el riesgo de revisión de la prótesis no se asoció significativamente con el tipo de parto. Se concluye en el estudio que el parto no se ve afectado por la presencia de una ATC y que el embarazo/parto después de una ATC no se asocia con una disminución de la supervivencia de la prótesis.
En otro estudio de cohortes(2), con 109 mujeres portadoras de una prótesis de cadera (137 prótesis de las cuales 21 eran prótesis parciales) encuestadas, informa que 13 mujeres (12%) tuvieron 19 niños en un promedio de 3 años después de la artroplastia de cadera. De los 19 embarazos a término, 11 bebés nacieron mediante parto vaginal, 5 pacientes tuvieron una cesárea programada, y 3 mujeres se sometieron a cesárea no planificada. En 4 de las 5 cesáreas electivas la indicación de la cesárea estuvo motivada por los problemas relacionados con la cadera de la madre: una paciente con displasia congénita de cadera (DCC) se sometió a una cesárea debido a una desproporción cefalopélvica, y otras 2 mujeres (3 embarazos) indicaron que las cesáreas se planificaron como consecuencia de la artroplastia de cadera. No se observaron complicaciones relacionadas con el embarazo ni problemas ortopédicos relacionados con la cadera como resultado de un embarazo después de la artroplastia de cadera (independientemente del tipo de parto).
En el tercer estudio de cohortes se incluyeron 97 mujeres (un total de 104 ATC)(3). Se produjeron, entre las mujeres evaluadas, 21 embarazos con el nacimiento de 20 recién nacidos vivos. El parto se produjo vía vaginal en 14 casos (71%) y mediante cesárea en los otros 6 casos (29%). No se reportaron problemas relacionados con la prótesis tras los embarazos/partos.
Y en otro estudio de cohortes publicado en 2015 como carta al editor(4) se planteó valorar, mediante una encuesta, si el embarazo había afectado de forma adversa (en cuanto al dolor y funcionalidad) a mujeres con una ATC. Entre las mujeres encuestadas (N = 171) se incluyeron 79 mujeres (46,2%) que informaron ser nulíparas, 82 (47,4%) que tuvieron un embarazo antes de la ATC y 10 (6,4%) con un embarazo después de la ATC. Señala el documento que de estas 10 mujeres, 7 (70%) tuvieron un parto vaginal y 3 (30%) una cesárea electiva, matizando que las 3 mujeres citaron razones obstétricas como indicación de la cesárea. No hubo diferencias en los resultados del embarazo o en las complicaciones entre las mujeres con un embarazo posterior a la ATC y aquellas en las que el embarazo fue anterior a la ATC. Entre las conclusiones los autores indican que, aunque son muy pocas las mujeres evaluadas con embarazo tras una ATC, de forma consistente con anteriores estudios(1-3), los resultados obtenidos sugieren que el parto vaginal es seguro en mujeres con ATC.
Destacamos, además, el informe de un caso(6) de una paciente con ATC (por fractura con minuta acetabular de causa traumática) que tras un primer parto por cesárea (por sospecha de desproporción cefalopélvica), tuvo un siguiente embarazo con un parto vaginal inducido a las 39 semanas, sin complicaciones ginecológicas u ortopédicas. En el documento se hace referencia a la necesidad de adoptar medidas para prevenir la luxación de cadera durante el parto vaginal (mediante la prevención de la flexión forzada de la cadera y teniendo cuidado con la rotación interna y la aducción)
Por último señalar que, a pesar de lo comentado, también se identifica otro estudio de cohortes(13), realizado con el objetivo de valorar el efecto del embarazo y el parto en la supervivencia de la prótesis en mujeres con una ATC, en el cual la mayoría de los partos se realizaron mediante cesárea. En este estudio se incluyeron 143 pacientes (con 158 ATC) entre las cuales 14 mujeres quedaron embarazadas (durante el periodo de seguimiento ocurrieron 19 embarazos en total). En este caso, se informa del tipo de parto del primer bebé y solo una de la mujeres tuvo un parto vaginal (7%); en el resto de los casos el parto tuvo lugar mediante cesárea electiva (13 partos, 93%), debido a la preferencia del obstetra por una cesárea programada en casos de ATC (en un caso se asoció, además, una presentación de nalgas). En la discusión los autores analizan la alta tasa de cesáreas observada, significativamente más alta que en otros estudios(1-3) (donde oscila entre el 29% y el 42%), y aluden a que esto puede explicarse parcialmente por la mayor tasa de cesáreas realizadas en Italia en comparación, por ejemplo, con Estados Unidos; otra razón podría ser la mayor tasa de displasia de cadera (como causa de la ATC) identificada (71,5%) y al hecho de que estas pacientes con frecuencia tienen un tamaño pélvico reducido, lo que podría afectar el modo de parto.