De la búsqueda realizada se han seleccionado un Sumario de Evidencia (SE), un ensayo clínico aleatorizado (ECA), una Guía de Práctica Clínica (GPC), un protocolo, varios estudios descriptivos y el plan de prevención de agresiones a profesionales de la región de Murcia. En general se recomienda la prevención de la violencia/agresiones al personal sanitario mediante la formación del personal acerca de un conjunto de intervenciones: desarrollo de una cultura de trabajo centrada en los aspectos humanos y estrategias preventivas; capacitación específica del personal (apreciación positiva de los pacientes, regulación emocional y estructura efectiva); formación sobre comprensión de la causalidad del conflicto, autodefensa y autocontrol; lo que puede hacer el trabajador para reducir la probabilidad de que un asalto verbal se convierta en un asalto físico, entre otras.
El SE de Uptodate sobre evaluación y manejo de urgencia del adulto con agitación aguda o violenta(1) recomienda que hay que tener en cuenta que en la frecuencia de las agresiones pueden influir diversos factores como: poca preparación, por parte de los profesionales de salud mental, para afrontar y frenar la escalada de agresividad; falta de personal; clasificación del comportamiento potencialmente agresivo.
A los pacientes, que se presentan con agitación o comportamiento violento, hay que ofrecerles la oportunidad de calmarse en respuesta a técnicas verbales, no verbales y basadas en las relaciones interpersonales (adoptar una actitud sincera, no amenazante y directa; realizar gestos amistosos, por ejemplo, ofrecerle comida; escuchar al paciente, para identificar y confirmar sus sentimientos y deseos y ofrecer otras opciones; evitar en contacto visual directo; no acercarse al paciente desde atrás ni moverse repentinamente; estar al menos a dos brazos de distancia; abordar la violencia directamente: al paciente se le deben hacer preguntas relevantes, tales como, "¿Tiene ganas de lastimarse a sí mismo o a otra persona?”; evitar discutir, el machismo, la condescendencia u ordenar al paciente que se tranquilice; no mentir nunca al paciente; tomar sus amenazas en serio; etc.).
En el caso de que se requiera una intervención clínica para tranquilizar al paciente rápidamente cuando este está muy agitado o violento, el SE proporciona un algoritmo de tratamiento que describe un enfoque para la sedación química del paciente con agitación aguda.
Un ensayo clínico aleatorizado (ECA) (2) señala que la prevención y el manejo de la violencia es una parte importante de la labor de la enfermera psiquiátrica hospitalaria y la capacitación específica del personal se considera esencial. La formación debe basarse en la prevención primaria, secundaria y terciaria. El objetivo del nivel de prevención primaria es crear un clima cotidiano en las salas que minimice el riesgo de desarrollo de la violencia, esto incluye, por ejemplo, buenas relaciones entre el personal y el paciente, la evaluación de riesgos, el uso de planes de atención y un entorno físico ajustado. La prevención secundaria se utiliza cuando la violencia se percibe como inminente y, a menudo, comprende el uso de técnicas de reducción. En el nivel terciario, ya existe una situación violenta y la prevención puede incluir tomar el control físico seguro de un paciente y realizar un análisis posterior al incidente. El objetivo de este estudio fue explorar la influencia de un programa de capacitación del personal de gestión y prevención de la violencia, "el modelo de Bergen", utilizado en Suecia, sobre la prevención de la violencia y la gestión en el clima de las salas de hospitalización psiquiátrica.
Una GPC(3) sobre trastorno bipolar indica que si un paciente con trastorno bipolar muestra una alteración conductual importante, o existe riesgo de que esto pueda ocurrir, los profesionales sanitarios deben:
• Ubicar al paciente en el medio disponible con menos estímulos y con más apoyo.
• Revisar la seguridad y estado físico del paciente, incluyendo los niveles de hidratación, y tomar las medidas necesarias
• Considerar la utilización de las técnicas de distracción y de desviación de la energía del paciente a actividades menos arriesgadas para prevenir o reducir la alteración conductual .
Un protocolo de atención al paciente agitado realizado en Murcia en 2011(4)que cuenta con un capítulo con recomendaciones para la identificación de los factores que pueden desencadenar un proceso de agitación. El conocimiento de los factores involucrados tanto en el desencadenamiento (riesgo), como en la inhibición (protección) de los episodios de agitación nos ayudará, no sólo al abordaje específico de cada caso, sino también a la valoración y prevención del riesgo de violencia futura.
Un estudio descriptivo (5) con abordaje cuantitativo de los datos incorporados a un programa de notificación de incidentes de violencia (NIV) en 152 centros sanitarios, registra 1.026 incidentes entre enero de 2006 y enero de 2008. El análisis permite identificar los factores de riesgo y establecer estrategias preventivas. Los datos clave son las características de riesgo de las condiciones de trabajo y el perfil de los agresores y de las víctimas. También se pretende aumentar la sensibilización frente al fenómeno de la violencia en el ámbito laboral y en concreto en el sector sanitario. Para prevenir estas agresiones en el entorno laboral es necesario el desarrollo de una cultura de trabajo centrada en los aspectos humanos y estrategias preventivas basadas en:
• Aumento de la sensibilidad sobre la problemática derivada de los abusos, la intimidación y las amenazas.
• Dotación de personal adecuada en número y calificación, en particular en los periodos de más actividad, o urgencias.
• Formación de los profesionales para los trabajos con más exigencia y especialmente para las personas con poca experiencia.
• Reforzar el flujo de comunicación entre la dirección y las unidades de trabajo.
• Fomento de les sesiones informativas, las reuniones de trabajo, el trabajo de equipo y la discusión de los casos especialmente conflictivos.
• Dar a conocer las sanciones aplicadas en respuesta a la violencia cometida contra los profesionales expuestos.
Un estudio prospectivo (6) que tenía como objetivo evaluar la incidencia de la violencia los servicios de urgencias a nivel nacional, señala que a pesar de la alta incidencia de violencia en el lugar de trabajo, sólo el 16% de los programas realizados en entornos sanitarios proporcionaron talleres sobre la violencia, y menos del 10% ofrecieron entrenamiento de autodefensa.
Dos estudio de los mismos autores (7,8) se centran en lo que cada trabajador individual de la salud puede hacer para reducir la probabilidad de que un asalto verbal se convierta en un asalto físico. En el primer estudio trata sobre la violencia en el lugar de trabajo y enumera los signos que pueden predecir el comportamiento violento. Se presentan técnicas para reducir la posibilidad de que un trabajador se lesione en una situación violenta, incluyendo consejos para la comunicación oral, el lenguaje corporal y la desconexión. El segundo destaca medidas administrativas y operacionales que disminuyen la probabilidad de experimentar violencia en el lugar de trabajo.
Otro estudio (9) que determina si mejoraron de forma significativa las respuestas tras asistir a una sesión de capacitación sobre el manejo de la violencia. Se midieron cuatro variables (conocimiento, actitud, autoeficacia e intención de comportamiento) antes y después de que el personal asistió a dos programas de capacitación: Nonviolent Crisis Intervention (CPI) y Handle With Care (HWC). El CPI está diseñado para enseñar al personal cómo prevenir y controlar el comportamiento violento de los pacientes. EL HWC es una combinación de demostración de habilidades de convencimiento por medio de la palabra y autodefensa y métodos de restricción para el personal que trabaja con pacientes potencialmente agresivos. La evaluación demostró mejoras significativas en las puntuaciones posteriores a la intervención para el conocimiento, la actitud, la autoeficacia y la intención de usar las técnicas de entrenamiento.
También se ha seleccionado el Plan de prevención de las agresiones a los profesionales de la Sanidad de la región de Murcia(10) , en el que se recogen una serie de medidas para prevenir las agresiones a profesionales sanitarios, asi como el modo de proceder en caso de producirso.