En un paciente asintomático y sin antecedentes clínicos significativos en el cual de forma casual se detecta en un electrocardiograma (ECG) una onda T invertida en las derivaciones DIII y V1, sin otros hallazgos electrocardiográficos patológicos, el hallazgo podría encuadrarse dentro de lo que en un sumario de evidencia de Uptodate(1) y un documento de consenso(2) se denomina cambio de la onda T inespecífico o indeterminado. En base a la información que se despendre de estos documentos valoramos que este hallazgo podría considerarse una variante de la normalidad (no asociado a patología).
En la mayoría de las entidades patológicas que se caracterizan por presentar ondas T invertidas en el ECG, la inversión de la onda T no aparece de forma aislada en las derivaciones DIII y V1 sino que se asocia a otros hallazgos y/o se extiende a otras derivaciones precordiales mas allá de V1.
El sumario de evidencia de Uptodate(1) comenta que los cambios inespecíficos de la onda ST-T son muy comunes y pueden verse en cualquier derivación del ECG. Los cambios pueden observarse en todas o en la mayoría de las derivaciones (cambios difusos), o pueden estar presentes en derivaciones contiguas, tales como las derivaciones inferiores, laterales o anteriores.
Los tipos de anormalidades son variados e incluyen la elevación sutil del segmento ST, la depresión o elevación real del segmento ST, el aplanamiento de la onda T, las ondas T bifásicas o la inversión de la onda T.
En cuanto a las inversiones de la onda T, pueden ser consecuencia de una cardiomiopatía u otro síndrome cardíaco, dependiendo del contexto clínico. Concretamente, en ausencia de síntomas que hagan sospechar isquemia u otros hallazgos en el ECG sugestivos de síndrome de Brugada, la inversión de la onda T en derivaciones precordiales derechas en adultos puede representar una cardiomiopatía ventricular derecha arritmogénica. No obstante entre las alteraciones de la repolarización que se describen como criterios diagnósticos(3,4) están:
- El hallazgo de ondas T invertidas en las derivaciones precordiales derechas (V1, V2 y V3) o más allá, en individuos mayores de 14 años (en ausencia de bloqueo completo de rama derecha con QRS ≥120 ms) (criterio diagnóstico mayor).
- El hallazgo de ondas T invertidas en las derivaciones V1 y V2 en individuos > 14 años de edad (en ausencia de bloqueo completo de rama derecha) o en V4, V5 o V6 (criterio diagnóstico menor).
- El hallazgo de ondas T invertidas en las derivaciones V1, V2, V3 y V4 en individuos > 14 años de edad en presencia de bloqueo completo de rama derecha (criterio diagnóstico menor).
El sumario informa además que una minoría de adultos sanos presentan un patrón electrocardiográfico conocido como un patrón juvenil persistente caracterizado por ondas T invertidas en V1 a V3.
También señala que hasta en un 13% de atletas negros/africanos, se puede ver un patrón electrocardiográfico con elevación del ST en forma de cúpula con inversión de onda T, a veces con ondas T bifásicas, en las derivaciones V1-V4. Esto se considera un patrón normal en el atleta asintomático a menos que haya una historia familiar positiva o un examen físico anormal.
Por su parte, en un documento de consenso de 2009(2) encontramos en relación a la alteraciones de la onda T que:
- En niños mayores de 1 mes, la onda T suele invertirse en las derivaciones V1, V2 y V3.
- En adolescentes ≥ 12 años y en adultos jóvenes menores de 20 años, la onda T puede estar ligeramente invertida en aVF e invertida en la derivación V2.
- En adultos ≥ 20 años, la onda T normal se invierte en aVR; puede estar elevada o invertida en las derivaciones aVL, III y V1; y estar elevada en las derivaciones I y II y en las derivaciones precordiales V3-V6.
El documento añade que es virtualmente imposible desarrollar una clasificación de causa específica para anomalías menores de la onda T. En estos casos, la clasificación como anormalidad leve o indeterminada de la onda T es apropiada y sugiere que en estas situaciones, la comparación con ECG previos (si están disponibles) puede ser útil.
Indicar además que se ha identificado un estudio de cohortes(5) en el cual se evaluó el ECG de 12 derivaciones de 10.899 finlandeses de mediana edad (52% hombres, edad media 44 ± 8,5 años), buscando la presencia de ondas T invertidas, y se realizó un seguimiento posterior de los sujetos durante 30 ± 11 años. El análisis de los resultados mostró que las inversiones de onda T en las derivaciones precordiales derechas V1-V3 estuvieron presentes en 54 (0,5%) de los sujetos (más común en mujeres), pero este patrón no predijo un aumento de la mortalidad en comparación con los individuos sin este patrón. Sin embargo, las ondas T invertidas en derivaciones distintas de V1-V3 se asociaron con un mayor riesgo de muerte cardiaca y arrítmica (P <0,001 para ambos).
Destacamos que en la metodología del estudio se describe como onda T invertida una onda T negativa de 0,1 mV o más en las derivaciones distintas de aVR, aVL, III y V1.