La inversión de la onda T en el electrocardiograma está descrita y asociada a numerosas entidades clínicas.
Un artículo de revisión sobre el diagnóstico diferencial de este hallazgo en el ECG , asociado a dolor torácico(1) señalaba entre las posibles causas: isquemia miocárdica, patrón de onda T juvenil, hipertrofia ventricular izquierda, miocarditis aguda, sindrome de Wolf-parkinson-White, embolismo pulmonar agudo, accidente cebrovascular, bloqueo de rama y últimas etapas de pericarditis. Otras causas de inversión de onda T(2) son: patrón de repolarización precoz, la hiperventilación, cardiomiopatía dilatada, sobrecarga ventricular derecha o izquierda, displasia arritmogénica ventricular derecha, tumor miocárdico, idiopáticas, por hipopotasemia y debidas a fármacos.
Un estudio de seguimiento de 118 pacientes admitidos en un hospital con una onda T invertida (el 78% mujeres)(3) fueron observadas durante un período de 11 años, sin que , supusiera un predictor de mal pronóstico comparando la tasa de mortalidad con la global de la población atendida por el hospital.
Un estudio prospectivo mucho más amplio(4) ha sido publicado en el 2003. Incluyó a 7.985 mujeres y 9.630 hombres (edades entre 40 y 64 años) con una elevación del segmento ST y/o anormalidades de la onda T en el electrocardiograma. Las personas incluidas no presentaban otras alteraciones en el ECG y no estaban diagnosticadas previamente de una cardiopatía isquémica. El seguimiento fue de 22 años. En análisis combinados de hombre y mujeres ajustados por edad, una anormalidad aislada de la onda T está asociado a un incremento del riesgo de mortalidad total y cardiovascular.