En la búsqueda realizada sobre terapia de activación conductual (TACD) para la mejoría de los síntomas del trastorno mental grave (TMG) solo hemos encontrado estudios de casos(1-3) que valoran la intervención con TACD en personas con esquizofrenia. Los estudios se centran fundamentalmente en el efecto de la TACD en los síntomas negativos y depresivos. Además hemos encontrado un Ensayo Clínico Aleatorio (ECA)(4) sobre las correlaciones psicopatológicas y funcionales de la activación de la conducta y la evitación en la esquizofrenia.
Por otra parte también hemos consultado en varias Guías de Práctica Clínica (GPC) sobre el tratamiento del TMG(5-10) y en un Sumario de Evidencias de Uptodate(11) pero en ningún de los documentos se habla del uso de la TACD para la mejora de los síntomas del TMG.
En el estudio de uno de los casos(1) se explica la intervención realizada con un paciente diagnosticado de esquizofrenia con importantes síntomas negativos, utilizando la TACD con componentes de Aceptación y Compromiso y adaptado a las características particulares del paciente. La intervención tiene lugar durante seis semanas en sesiones semanales de 35 minutos de duración mientras acude al Hospital de Día. Mantiene el tratamiento farmacológico con risperidona 2 ml y rertralina 100 mg y asiste a las actividades terapéuticas grupales con bajo nivel de iniciativa y pobre rendimiento. El objetivo es analizar los cambios que se han producido tras la intervención evaluándolos a través de la Escala de Síntomas negativos PANSS ("Positive and Negative Syndrome Scale") para la esquizofrenia, y la finalidad última, reflexionar sobre la combinación de diferentes herramientas que se potencian mutuamente mejorando la calidad de vida del paciente. Como resultados se obtienen la reducción del enlentecimiento psicomotor, del ensimismamiento y de las preocupaciones somáticas, la recuperación del proceso de volición y la mejora de las funciones cognitivas como consecuencia de lo anterior
Otro estudio de un caso(2) expone la intervención sobre la sintomatología depresiva, la sintomatología psicótica, tanto positiva como negativa, y la discapacidad percibida en una paciente afectada de un trastorno psicótico. La intervención consistió en 14 sesiones de TACD. Los instrumentos de evaluación usados fueron: “Beck Depression Inventory” (BDI), el “Positive and Negative Syndrome Scale” (PANSS), y el “Sheehan Disability lnventory” (SDI), que demuestran una significativa mejoría tras la intervención, dejando de presentar sintomatología compatible con un episodio depresivo, mejoría marcada en la sintomatología, tanto psicótica como general, y con una disminución de los niveles de discapacidad percibida pasando de una marcada afectación a unos niveles leves tras la intervención. Estos resultados se mantuvieron en el seguimiento de 16 semanas. No obstante, los autores plantean que se deberían confirmar estos datos iniciales con futuros estudios.
El tercer estudio(3) investiga y desarrolla experimentalmente la TACD en 8 personas que presentan psicosis con síntomas negativos marcados. Señala que los síntomas negativos causan deterioro funcional e impiden la recuperación de la psicosis, debido a la evolución limitada con tratamientos empíricamente validados. La justificación del desarrollo del estudio experimental fue que la TACD es eficaz en el tratamiento de la depresión, una condición que comparte características con la superposición de los síntomas negativos. Los autores comentan que los resultados obtenidos proporcionan apoyo preliminar para la viabilidad y la eficacia de la TACD para los síntomas negativos en cuanto a la adherencia al tratamiento, la retención, y los resultados iniciales. Sin embargo, las ventajas adicionales se obtendrán de la revisión del tratamiento con TACD.
El ECA(4) indica que la activación de la conducta y la evitación están bien estudiados en la depresión, sin embargo, la relación de estas construcciones con los síntomas, la capacidad cognitiva y el funcionamiento, es poco conocida en la esquizofrenia. En una muestra de 73 pacientes ambulatorios de mediana y avanzada edad con esquizofrenia, se evalúa la eficacia de dos intervenciones basadas en habilidades para mejorar el funcionamiento. Se examinó la relación de las subescalas “Activation and Avoidance Scale” y de la “Behavioral Activation for Depression Scale” con medidas de psicopatología (síntomas positivos y negativos, depresión), la capacidad cognitiva global, y el funcionamiento (valorado por un observador, basándose en el rendimiento y funcionamiento subjetiva). Ni la activación ni la evitación se relacionaron con las variables sociodemográficas, edad de inicio, o dosis de antipsicóticos. Aunque la activación y la evitación fueron significativamente correlacionadas, solamente la activación conductual se asoció significativamente con la depresión y el funcionamiento subjetivo, mientras que sólo la evitación se relacionó con los síntomas negativos. La evitación representó una variación significativa en la puntuación del observador sobre el funcionamiento después de ser ajustada por la capacidad cognitiva. Estos resultados sugieren que la activación y la evitación pueden ser importantes dianas terapéuticas en la esquizofrenia.