Las guías de práctica clínica revisadas(1-5) no mencionan la utilización de cemento óseo en el contexto del manejo quirúrgico con clavos intramedulares de una fractura de cadera extracapsular trocantérica.
En una revisión sistemática de la Cochrane de 2014(6), realizada con el objetivo de evaluar los efectos (beneficiosos y perjudiciales) de diferentes diseños de los clavos intramedulares para el tratamiento de las fracturas extracapsulares de cadera en adultos, se incluyeron 17 ensayos clínicos (14 aleatorios y 3 cuasialeatorios), que probaban 12 comparaciones de diferentes diseños de clavos cefalocondilares. Los ensayos incluyeron a un total de 2.130 adultos (predominantemente mujeres y personas mayores) principalmente con fracturas trocantéricas inestables.
Ninguno de los ensayos incluidos valora la utilización de cemento óseo asociada al uso de un clavo intramedular. Se menciona que entre los ensayos excluidos se encuentra el ensayo clínico de Dall’Oca et al(7) y que el motivo de la exclusión fue que este ensayo no compara dos clavos diferentes, sino el mismo clavo (clavo Gamma) con la utilización o no de cemento en el tratamiento de fracturas intertrocantéricas inestables.
En este ensayo clínico(7) se incluyeron 80 pacientes (56 mujeres) con una edad media de 84 años (rango 80-94) que sufrían una fractura intertrocantérica inestable, que se define como una fractura con tres o más fragmentos. Los pacientes se dividieron en dos grupos: grupo A (40 pacientes), que se trató con clavo Gamma y cemento (metilmetacrilato); y grupo B (40 pacientes) tratados mediante clavo Gamma con técnica convencional (sin cemento). La valoración de la recuperación temprana funcional, usando la puntuación de la escala Harris, no mostró diferencias significativas entre el grupo de cemento y no cemento durante los diferentes momentos del proceso de evaluación: fue de 48,2 y 49,31, 1 mes después de la operación; 54,37 y 53,56 después de 3 meses, 54,71 y 56,42 después de 6 meses, 57,91 y 59,86 después de 12 meses, en los grupos A y B, respectivamente (en el grupo A la puntuación media en la escala de Harris antes de la fractura fue de 56,49; en el grupo B la puntuación antes de la fractura era 56,75). La caída media de hemoglobina fue de 1,55 g/dl y de 1,05 g/dl, en los grupos A y B, respectivamente. El tiempo operatorio fue 9 minutos más largo en el grupo de adición de cemento (46 min versus 37 min) y la estancia media hospitalaria fue de 9 días en el grupo A y 10,5 para el grupo B. En ambos grupos, no se observaron complicaciones (infección, desplazamientos del material implantado o de la fractura, necrosis de la cabeza femoral..).
En otra revisión sistemática de 2013(8) (con búsqueda en Medline y Embase de ensayos clínicos aleatorios y estudios observacionales publicados en inglés) se incluyeron 7 estudios (con un total de 569 fracturas de fémur intertrocantéricas) en los que se comparaba el uso de cemento óseo como adyuvante a la fijación interna de las fracturas frente a su no utilización. Entre los estudios que cumplieron los criterios de inclusión sólo en un ensayo clínico (el valorado arriba(7)) se utilizó cemento óseo asociado a la utilización de un clavo intramedular. Como conclusión la revisión comenta que, en las fracturas de fémur intertrocantéricas, el uso de metilmetacrilato o calcio-fosfato puede proporcionar beneficios en los parámetros radiográficos y en las tasas de complicaciones; sin embargo, se considera necesaria investigación de metodología más rigurosa para determinar el alcance de su beneficio.
Las búsqueda en las base de datos de estudios Medline y Embase no identifica nuevos ensayos clínicos que puedan dar respuesta a la pregunta planteada.