Se define “drop attack” (DA) como la repentina caída al suelo por pérdida de la fuerza muscular, sin alteración de la conciencia. En la etiología se han implicado diversos mecanismos entre los que destacan la insuficiencia vertebrobasilar transitoria, la epilepsia o la inestabilidad vestibular.
El DA de causa vestibular se atribuye a una pérdida repentina del tono mediada por reflejos vestibuloespinales. A diferencia de lo que ocurre en el presíncope y en las convulsiones, no hay sensación de desmayo o pérdida de conciencia en el DA; los pacientes con DA de origen vestibular a menudo tienen la sensación de ser empujados o tirados al suelo. El DA es un síntoma poco frecuente de la enfermedad de Meniere. En este contexto se suele denominar "crisis otolítica de Tumarkin” y normalmente se presenta en casos avanzados. También se asocian con DA de origen vestibular la dehiscencia del canal superior y la toxicidad por aminoglucósidos(1).
Para dar respuesta a esta pregunta se asume que se trata de un paciente con enfermedad de Meniere que manifiesta entre los síntomas DA.
La búsqueda en los recursos habituales y en buscadores genéricos como Google académico no ha identificado guías de práctica clínica, sumarios de evidencia o protocolos de actuación que aborden la enfermedad de Meniere y en los que se haga referencia al manejo específico de los DA.
La mayoría de la información presente en la literatura se basa en informes de casos y series de casos en los que se valora la respuesta clínica de determinadas actitudes terapéuticas (médicas o quirúrgicas) en la frecuencia y resolución de los DA.
No obstante, en algunas de las series de casos evaluadas(2-5) se sugiere que este síntoma habitualmente no requiere tratamiento ya que en la mayoría de los pacientes se produjo una remisión espontánea de los episodios, independientemente del progreso de la enfermedad de Meniere.
En una revisión narrativa de 2014 sobre la enfermedad de Meniere(6) se indica respecto a su manejo que la decisión sobre cuándo intervenir puede verse influida por muchos factores, entre otros la comorbilidad de los pacientes, su ocupación, y la severidad y duración de los ataques. Se añade además que la presencia de DA pueden ser una indicación de tratamiento agresivo y que entre las opciones la ablación con inyección intratimpánica de gentamicina (IIG) es el tratamiento con mayor evidencia.
En relación a este aspecto una serie de casos(7), publicada también en 2014, analiza la efectividad de la IIG en pacientes con enfermedad de Meniere y DA. Se revisaron retrospectivamente los resultados del tratamiento con IIG para los DA en 24 oídos de 23 pacientes (12 mujeres, 11 hombres; 41-80 años) que cumplieron los criterios de inclusión (pacientes con Meniere severo y DA que habían sido tratados desde 2002 hasta 2012 con gentamicina intratimpánica y habían sido seguidos durante al menos 1 año). Los DA fueron controlados en 20/24 (83,3%) de los oídos después de un primer tratamiento. De los cuatro casos restantes sin respuesta, tres de ellos se sometieron a más ciclos (tres, dos y uno, respectivamente), con remisión completa de los DA (95,8%). Los 15 pacientes con ≥ 24 meses de seguimiento no tuvieron recurrencia de DA. La pérdida de audición no fue una complicación importante del tratamiento (en 15 de los pacientes se realizaron audiogramas antes y después de tratamiento).
En dos series de casos previas(8,9) se obtuvo una efectividad de la IIG para la resolución de los DA del 60 y del 100%, respectivamente.
No se han localizado ensayos clínicos aleatorios que revisen la efectividad de esta u otra alternativa terapéutica en pacientes con DA.