En los últimos años se han publicado numerosos estudios que analizan la efectividad del yoga durante el embarazo en la mejora de distintas circunstancias que acontecen a la mujer durante este periodo vital (como trastornos del sueño, ansiedad o dolor lumbar), en la calidad de vida de la mujer y en los resultados gestacionales, incluida la prematuridad y/o el peso al nacer del neonato.
En general, los estudios muestran un efecto positivo de la práctica de yoga en los diveros parámetros evaluados. Sin embargo, las limitaciones metodológicas de los trabajos publicados hasta el momento impiden establecer conclusiones firmes al respecto. Además, y las caracterísiticas culturales y demográficas de la población incluida en la mayoría de los estudios (población asiática de nivel socio-económico medio-alto) cuestionan que los resultados se puedan generalizar a otros contextos.
Debido a la imprecisión de la pregunta planteada, para redactar la respuesta nos hemos centrado en los trabajos que compilan la información publicada (un sumario de evidencia, tres revisiones sistemáticas [RS] y una revisión de la literatura) y en estudios publicados posteriormente que, en base a su diseño (ensayos clínicos aleatorios [ECA]) aportan una mayor evidencia.
El sumario de evidencia de Dynamed(1) sobre el ejercicio durante el embarazo, en relación al yoga destaca que:
- El yoga puede disminuir el riesgo de complicaciones del embarazo y puede mejorar los resultados neonatales, en comparación con el ejercicio convencional prenatal, en las mujeres con embarazos de alto riesgo (historia personal o familiar de resultados obstétricos adversos, embarazos gemelares, edad materna < 20 años o > 35 años, y/o la obesidad materna): en base a los resultados de un ECA con alta tasa de abandono (el 27% de las mujeres [n = 93] no completó el estudio y fueron excluidas del análisis)(2): el yoga se asoció a una disminución del riesgo de hipertensión inducida por el embarazo, preeclampsia, diabetes gestacional, y retraso del crecimiento intrauterino (p ≤ 0,05 para cada uno); también se asoció a una disminución del riesgo de niño pequeño para la edad gestacional y de presentar bajas puntuaciones Apgar (p ≤ 0,033 para cada uno) (nivel de evidencia 2 [nivel medio]).
- La práctica diaria de yoga con relajación profunda puede reducir el estrés percibido en mujeres embarazadas sanas (nivel de evidencia 2): las puntuaciones de estrés auto-percibido disminuyeron un 31,6% con el yoga frente a un 6,6% con ejercicio prenatal estándar (p = 0,001). También basado en un ECA con alta tasa de abandono (sólo el 74 % de las mujeres [n = 122] completaron el ensayo)(3).
- El yoga practicado en el embarazo puede mejorar el malestar durante el parto (nivel de evidencia 2): en base a un pequeño ECA (74 mujeres)(4) que muestra que, en comparación con el grupo control, las mujeres del grupo de yoga tuvieron un mayor confort durante y después del parto, una menor duración de la primera etapa del parto y un menor tiempo total de duración del parto.
Una RS de la Cochrane sobre las terapias de relajación mente-cuerpo (entre ellas el yoga) para la prevención y el tratamiento del trabajo de parto prematuro(5), concluía que “para las mujeres que no presentan trabajo de parto prematuro, la terapia de relajación (sola o combinada con el tratamiento estándar) redujo el estrés materno en comparación con la atención prenatal habitual y aumentó el peso al nacer con menos partos por cesárea en un único estudio. Para las mujeres en trabajo de parto prematuro, no hubo pruebas de efectos beneficiosos o perjudiciales". Sin embargo, añadía que son necesarios estudios más rigurosos para evaluar los efectos de este tipo de tratamientos basados en la relajación en cuanto a la prevención y el tratamiento del trabajo de parto prematuro. Además, se incluyó un único ECA en el que la intervención a evaluar era la práctica de yoga(3).
La RS de Curtis et al publicada en 2012(6), que seleccionó sólo artículos publicados en inglés, incluyó cinco ECAS (6 publicaciones). Todos los trabajos fueron realizados en población asiática (Taiwan, India y Tailandia) y evaluaban el efecto del yoga en la experiencia de la mujer durante el embarazo y el parto y/o en los resultados gestacionales. Como conclusión, los autores referían que, los datos obtenidos sugieren que un programa de yoga prenatal se traduce en beneficios durante el embarazo, durante el parto y en los resultados de la gestación: las mejoras se observaron en aspectos psicológicos durante el embarazo y el parto (por ejemplo, en la calidad de vida y la sensación de auto-eficacia), sobre aspectos físicos durante el parto (por ejemplo, mejoró la incomodidad y el dolor) , y en diversas variables al nacimiento (por ejemplo, peso al nacer y número de nacimientos prematuros). El único resultado adverso para la salud que se informó fue el de la aparición de contracciones uterinas, que se considera pueden ser controladas con un enfoque modificado y una reducción de la actividad. Se matiza finalmente que a pesar de que, en general, la evidencia de que la práctica de yoga en el embarazo es positiva, los problemas metodológicos de la literatura publicada y la insuficiente cantidad de ensayos publicados, no hacen posible establecer una conclusión firme.
Otra RS Cochrane de 2011(7), evaluó las intervenciones cuerpo-mente durante el embarazo para la prevención o el tratamiento de la ansiedad de la mujer e indicaba que “según un número escaso de ECA (con tamaños de muestra pequeños), las intervenciones cuerpo-mente podrían ser útiles para prevenir la ansiedad durante el embarazo", y que "si son administradas por profesionales sanitarios certificados no es de esperar que ocurran eventos adversos". En esta revisión los autores también señalaban la necesidad de estudios de investigación adicionales de alta calidad para investigar si estas intervenciones son herramientas efectivas para controlar o prevenir la ansiedad de las mujeres durante el embarazo y valorar su repercusión sobre los resultados perinatales. Sin embargo, y al igual que en la previa, sólo se incluyó un ECA, de pequeño tamaño muestral (n = 31), en el cual la intervención a analizar fue el yoga(8). Al analizar sus resultados de forma individual, se indica que este trabajo muestra una reducción no significativa en el estado de ansiedad de las mujeres (diferencia de media -0,20; intervalo de confianza del 95%: -6,49 a 6,09), aunque, teniendo en cuenta los niveles basales de ansiedad de las gestantes, los autores informan de un efecto positivo del yoga sobre la ansiedad.
Una revisión de la literatura de 2012(9) analizó los resultados de 5 estudios observacionales prospectivos y 3 ECAS y, de forma similar a lo ya mencionado, destaca como hallazgos principales:
- Que son limitados los datos publicados en relación al yoga en el embarazo.
- Que los estudios observacionales indicaron una reducción significativa en las tasas de parto prematuro (p <0,0006), de retraso del crecimiento intrauterino (p <0,003), y de bajo peso al nacer (p <0,01). También se redujeron las molestias del embarazo (p = 0,01), y los trastornos del sueño percibidos (p = 0,03), entre las mujeres que practicaron yoga durante el embarazo;
- Los resultados de los ECA indican que practicar yoga durante el embarazo puede disminuir significativamente el dolor y el malestar (p <0,05) durante el parto y el estrés percibido (p = 0,001), y puede mejorar la calidad de vida en los dominios físicos (p = 0,001).
- Que los estudios disponibles hasta el momento son bastante cuestionables metodológicamente.
Posteriormente a estos documentos, encontramos publicados 6 ECAs que describen la efectividad de la práctica de yoga sobre distintos aspectos asociados al embarazo(10-15). En general, todos son de pequeño tamaño muestral (entre 60 y 96 mujeres incluidas) y muestran resultados favorables asociados a la práctica de yoga:
- La práctica de yoga se muestra más efectivo que la orientación postural en la reducción de la intensidad dolor lumbopélvico asociado al embarazo(10).
- El yoga también mostró efectos beneficiosos en aspectos psicológicos de las gestantes como la percepción de experiencias incómodas relacionadas con el embarazo, la ansiedad y la depresión(11).
- En gestantes de alto riesgo, la intervención terapéutica con yoga mostró disminuir el nivel de estrés asociado a las complicaciones de este tipo de gestaciones(12) y ser una opción segura y eficaz en la promoción de una progresión saludable de las plaquetas y del ácido úrico en estas mujeres con embarazo de alto riesgo (que, se considera, apunta a una hemodilución saludable y una mejor adaptación fisiológica)(13).
- La combinación tai chi/yoga mostró reducir la puntuación en las escalas de depresión, ansiedad y las alteraciones del sueño(14).
- En comparación con el grupo control, las gestantes que practicaron yoga o se les realizaron masajes terapéuticos tuvieron una mayor disminución en las puntuación de escalas de depresión y ansiedad y en el dolor de espalda y piernas, y un incremento en las escalas de relación. No hubo diferencias en los resultados neonatales (como la edad gestacional y el peso al nacer) entre los grupos de yoga y terapia de masaje, pero los niños nacidos de mujeres integrantes en esos grupos tuvieron una mayor edad gestacional y un mayor peso al nacer que los niños del grupo control(15).