Los documentos seleccionados (recientes guías de práctica clínica [GPC](1-4), un documento de consenso(5) e información farmacológica sobre las vacunas de Uptodate, Dynamed y la Agencia española de medicamentos y productos sanitarios(6-9)), coinciden en afirmar que el componente frente a sarampión de la vacuna triple vírica (sarampión, rubeola y parotiditis) o tetravalente (sarampión, rubeola, parotiditis y varicela), ha mostrado suprimir temporalmente la sensibilidad cutánea a la tuberculina (resultado falso negativo). En consecuencia, la actitud aconsejada de manera unánime es realizar el test de tuberculina en cualquier momento antes de la vacunación, simultáneamente a la vacunación o, en el caso de que la vacuna se haya administrado previamente, retrasar la prueba cutánea hasta al menos 4 semanas después de la vacunación.
La búsqueda en las bases de datos de estudios Pubmed y Embase de trabajos ha identificado estudios publicados en las décadas de los 60 y 70(10-15) que describen la afectación de la reactividad a la tuberculina con las vacunas vivas. De la información que podemos obtener de algunos de ellos se desprende que la alteración de la reactividad a la tuberculina tendría como base la situación de anergia temporal que la vacuna produce en el individuo vacunado.
La sección de vacunas e inmunizaciones de los “Centers for Disease Control and Prevention”, en la GPC sobre las recomendaciones generales de la inmunización(1), aborda la relación entre la vacunación y el cribado de la tuberculosis y la reactividad de la prueba cutánea. Se indica, en relación a este aspecto, que la vacunación contra el sarampión podría suprimir temporalmente la reactividad tuberculínica y aconsejan administrar las vacunas que contienen un componente frente a sarampión en el mismo día de la prueba de la tuberculina y, en el caso de que esto no sea posible, posponer el test cutáneo durante ≥ 4 semanas después de la vacunación. Se añade que si existe una necesidad urgente de realizar la prueba cutánea se haga con el conocimiento de que la reactividad puede ser reducida por la vacuna.
Respecto a otras vacunas con virus vivos atenuados (por ejemplo, varicela o fiebre amarilla), el documento menciona que no existen datos sobre el potencial grado de supresión de la reactividad del test pero que, en ausencia de datos, es prudente seguir las directrices de la vacuna antisarampionosa. Sin embargo, si se considera que existe riesgo de perder la oportunidad para vacunar, establece que la vacunación no debe retrasarse sólo a causa de estas consideraciones teóricas. En el caso de la vacunación contra la viruela, debido a consideraciones similares, no debe realizarse la prueba de la tuberculina hasta 4 semanas después de la administración de la vacuna.
La misma recomendación en relación a la administración de la vacuna triple vírica o tetravalente encontramos en la GPC de 2013 sobre la prevención del sarampión, rubeola y parotiditis(2), aunque en este caso se establecen entre 4 y 6 semanas como el tiempo a transcurrir para realizar la prueba tras la vacuna.
El “National Advisory Committee on Immunization” de Canadá, en las recomendaciones que publica en la GPC “Canadian Immunization Guide”(3) comenta también, en relación a la vacuna triple vírica y el test de tuberculina, que el componente de sarampión de la vacuna triple vírica o de la vacuna tetravalente puede suprimir temporalmente la reactividad a la tuberculina, lo que resulta en resultados falsos negativos. Añade que si es necesaria realizar la prueba de la tuberculina, se debe hacer en el mismo día de la inmunización o retrasarla al menos 4 semanas después de la vacunación contra el sarampión. En cambio, la vacunación con vacunas que contienen sarampión puede llevarse a cabo en cualquier momento después de realizar y/o leer la prueba de la tuberculina.
De forma similar en la GPC "Immunisation Handbook" de Nueva Zelanda(4) se comenta que la prueba de la tuberculina, si se considera precisa, se puede hacer en el día de la vacunación. De lo contrario, la prueba debe posponerse durante 4 a 6 semanas, ya que la vacunación contra el sarampión puede suprimir temporalmente la reactividad de esta prueba cutánea.
La última edición del Red Book de la “American Academy of Pediatrics”(5) en relación a la vacuna frente al sarampión y la prueba de la tuberculina indica:
- La vacuna contra el sarampión puede suprimir temporalmente la reactividad de la tuberculina durante al menos 4 a 6 semanas. Se puede aplicar la prueba de la tuberculina en la misma visita en que se administran estas vacunas. Se desconoce el efecto de las vacunas de virus vivos de varicela, fiebre amarilla y de virus vivos atenuados de la gripe sobre la reactividad de la tuberculina.... En ausencia de información, debe aplicarse la misma recomendación de espacio de tiempo para el test de la tuberculina con estas vacunas que la descrita para la vacuna triple vírica (sarampión, paperas y rubéola).
- No hay pruebas de que las vacunas inactivadas, las vacunas de polisacáridos o recombinantes o de subunidades o de toxoides interfieran con la respuesta inmunitaria a la prueba de la tuberculina.
- Aproximadamente del 10 al 40% de los niños inmunocompetentes con enfermedad de tuberculosis documentada por cultivo no reaccionan inicialmente a una prueba de la tuberculina. Los factores del huésped, como la corta edad, mala nutrición, inmunosupresión, otras infecciones virales (especialmente sarampión, varicela y gripe), infección reciente por tuberculosis y enfermedad de tuberculosis diseminada pueden disminuir la reactividad a la tuberculina.
En la misma línea se posicionan los documentos de información farmacoterapéutica consultados(6-9): si se ha administrado recientemente una vacuna viva parenteral, una prueba cutánea de tuberculina programada no debe administrarse durante al menos 4-6 semanas después de la administración de dicha vacuna.