De acuerdo a la información de dos revisiones sistemáticas y un sumario de evidencia, la eficacia clínica de la administración de furosemida intravenosa de forma continua, comparada con furosemidad intermitente en bolos, en pacientes con insuficiencia cardíaca aguda, es similar. Las dos revisiones sistemáticas muestran una diuresis mayor en las primeras horas en la modalidad de infusión continua; aunque un ensayo clínico amplio reciente no confirma este hallazgo.
Una revisión sistemática de la Biblioteca Cochrane, realizada en 2006(1), incluyó a ocho ensayos con 254 pacientes. En siete estudios que informaron sobre diuresis (medida en cc/24 horas) se observó que era mayor en los pacientes a los que se les administró la infusión continua, con una diferencia de medias ponderadas de 271 cc/24 horas (IC del 95%: 93,1 a 449; p<0,01). Los trastornos electrolíticos (hipopotasemia, hipomagnesemia) no fueron significativamente diferentes en los dos grupos de tratamiento. Se observaron menos efectos adversos (tinnitus y pérdida de audición) cuando se administró la infusión continua. Basado en un único estudio, la duración de la estancia hospitalaria se acortó significativamente en 3,1 días con la infusión continua, mientras que la mortalidad cardíaca no fue significativamente diferente en los dos grupos de tratamiento. Los autores concluyen que los datos disponibles eran insuficientes para evaluar con seguridad los méritos de los dos métodos de administración de los diuréticos intravenosos. Basado en estudios reducidos y relativamente heterogéneos, esta revisión mostró que se lograba una mayor diuresis y un mejor perfil de seguridad, cuando los diuréticos de asa se administraron en infusión continua. Los datos existentes no permiten todavía hacer recomendaciones definitivas para la práctica clínica y deben realizarse estudios más amplios para resolver más adecuadamente este tema.
Posteriormente se han publicado dos ensayos clínicos randomizados que analizan esta misma cuestión(2,3), el más numeroso publicado en el 2011(2). En este se incluyeron 308 pacientes, diagnosticados de insuficiencia cardíaca aguda descompensada, que se asignaron de forma aleatoira a infusión intravenosa continua de furosemida o en bolos intermitentes cada 12 horas. En ambos grupos se administró, o una infusión a dosis bajas (equivalente a la dosis que tomaban ooral antes de la descompensación), o una dosis alta (equivalente a 2,5 veces la dosis que tomaban previamente). Cuando se compararon la administración de forma continua o de bolo intravenosos, no hubo diferencias estadísticamente significativas, ni en la evaluación global del paciente, ni en el volumen de diuresis en las 72 horas, ni en los niveles de creatinina sérica. La administración de una dosis elevada de furosemida,comparada con la dosis más baja, si que se asoció a un mayor volumen de diuresis en las primeras 72 horas y a mejores resultados en algunas variables secundarias y también a un empeoramiento transitorio de la función renal.
Un metaanálisis publicado en marzo del 2012(4) incluyó 10 ensayos con un total de 564 pacientes. En el grupo de furosemida administrada de forma continua el volumen de diuresis fue mayor (diferencia de medias ponderada, -240.54 mL/24 horas/100 mg furosemida; con un intervalo de confianza al 95% de -462,42 a -18,66) y en la reducción total de peso corporal (media ponderada de -0,78 kg; IC al 95% de -1,54 a -0,03), que cuando la administración fue en bolos intermitentes. No hubo diferencias ni en la duración de la estancia en el hospital, ni en la excreción urinaria de sodio. Aunque la revisión concluye que hay una diuresis mayor con la infusión continua, no hay diferencias en los otros resultados, e indica que son necesarios estudios más amplios para proporcionar recomendaciones fuertes dirigidas a la práctica clínica.
El sumario de evidencia de Uptodate(5) tras revisar la evidencia publicada concluye que la infusión continua e intermitente parecen tener una eficacia clínica similar; aunque la infusión continua parece ser algo más segura (menor ototoxicidad). Concluye que falta una evidencia clara de que la eficacia sobre la diuresis sea mayor en la administración continua comparada con la intermitente, al menos en pacientes con una insuficiencia cardíaca descompensada de forma aguda.