Son numerosos los trabajos que evalúan el procedimiento para medir la temperatura de los recipientes preparados para infusiones intravenosas, o que comparan diversos métodos y dispositivos para conservar la temperatura en la fluidoterapia en condiciones extremas. Sin embargo, y al margen de cuando se induce una hipotermia, son muy pocos los trabajos encontrados que evalúen la repercusión en el estado del paciente en función de la temperatura del líquido que se administra en sueroterapia en un medio extrahospitalario. Los dos estudios identificados tan solo evalúan como variable de resultado la diferencia en la temperatura corporal de los pacientes.
En guías de práctica clínica y en sumarios de evidencia, sobre fluidoterapia y resucitación a nivel extrahospitalario, no hemos localizado ninguna recomendación concreta sobre la temperatura a la que se deben conservar el fluido a administrar de forma intravenosa.
Un ensayo clínico controlado no randomizado y abierto se realizó para valorar si la administración de suero previamente calentado influía en la temperatura corporal del paciente y en su sensación de confort(1). Se incluyeron 20 pacientes atendidos en una emergencia extrahospitalaria, durante dos inviernos consecutivos. Los pacientes a los que se administró el suero previamente calentado presentaron una temperatura corporal más elevada (36,8ºC) que los pacientes a los que se les administró el suero a temperatura ambiente (35,5º). La sensación de bienestar, medida a través de una escala, fue mayor en el grupo de la fluidoterapia previamente calentada.
Otro ensayo randomizado(2) incluyó a 30 niños atendidos tras un traumatismo con un seguimiento de la temperatura corporal durante la primera hora de la atención. A un grupo se les administró fluidoterapia calentada previamente y al otro expuesta a temperatura ambiente. La temperatura medida en el oído subió un promedio de 0.25 grados C en el grupo de la sueroterapia calentada y descendió 0,32 grados C en el otro grupo.