No se han localizado trabajos que evalúen el efecto de una única dosis de metoclopramida en pacientes afectos de Parkinson.
Los recursos de información farmacoterapéutica habitualmente utilizados no recomiendan la utilización conjunta de metoclopramida y levodopa, aunque se mencionan estudios en los cuales los pacientes no mostraron efectos secundarios tras su uso concomitante. Uno de los recursos indica como alternativa la domperidona para el manejo de las naúseas y vómitos del paciente con enfermedad de Parkinson.
La ficha técnica de metoclopramida inyectable publicada por la Agencia española de Medicamentos y Productos sanitarios (AEMPS)(1) incluye entre las contraindicaciones para utilizar este fármaco el que el paciente esté en tratamiento con levodopa debido a su mutuo antagonismo.
El programa de interacciones medicamentosas que incluye Uptodate(2), al analizar la interacción entre metoclopramida y levodopa la clasifica dentro de una categoria de riesgo C: los datos muestran que los agentes especificados pueden interactuar entre sí de una manera clínicamente significativa aunque los beneficios de su uso concomitante por lo general superan los riesgos; se recomienda en caso de utilización conjunta un estrecho control para identificar los posibles efectos negativos. Se indica, que metoclopramida puede disminuir el efecto terapéutico de los agonistas de la dopamina. Además, se hace referencia al informe de un caso(3) de un paciente con enfermedad de Parkinson en tratamiento con levodopa, que desarrolló síntomas extrapiramidales cuando recibió metoclopramida, síntomas que cedieron tras su supresión. Sin embargo, también se mencionan dos series de casos de pacientes con Parkinson en tratamiento con levodopa (una de 40 pacientes(4) y otra de 8 pacientes(5)) en los cuales no se produjo empeoramiento de los síntomas extrapiramidales tras tratamiento con metoclopramida.
El servicio de interacciones medicamentosas Stockley(6), respecto a la utilización conjunta de ambos fármacos indica que:
- La metoclopramida es un antagonista dopaminérgico que puede causar trastornos extrapiramidales (síntomas parkinsonianos), sobre todo en los niños y adultos jóvenes, y posiblemente también en ancianos, en los que los efectos pueden ser mal diagnosticados como enfermedad de Parkinson. Por otra parte, la metoclopramida estimula el vaciamiento gástrico, lo que ocasionará un aumento en la biodisponibilidad de la levodopa. El resultado de estos 2 efectos (posible antagonismo que provoca el agravamiento de la enfermedad de Parkinson o potenciación que provoca un incremento de la biodisponibilidad) es incierto, considerándose generalmente que la metoclopramida debería evitarse en la enfermedad de Parkinson. Se hace referencia también uno de los estudios ya citados de Tarsy(5) , en el cual la administración de 30 a 60 mg/día de metoclopramida en dosis divididas durante un intervalo de 4 a 16 semanas no produjo ningún cambio en los resultados medios de discapacidad en 8 pacientes con la enfermedad de Parkinson que recibían levodopa. A pesar de ello, si no se pueden utilizar los antieméticos alternativos en un paciente con la enfermedad de Parkinson y se debe administrar metoclopramida, parece prudente controlar cuidadosamente los posibles síntomas extrapiramidales que pudieran surgir.
- Como alternativa a la metoclopramida se indica la domperidona, antagonista dopaminérgico similar a la metoclopramida pero que a diferencia de ella, no atraviesa fácilmente la barrera hematoencefálica, y al parecer no contrarresta los efectos de la levodopa en el cerebro, si bien se han observado algunos síntomas extrapiramidales. La domperidona puede, por lo tanto, ser empleada en el control de las náuseas y vómitos en la enfermedad de Parkinson.