Tres Guías de Práctica Clínica (GPC) hacen recomendaciones con respecto a las intervenciones con las familias (padres, hermanos y cuidadores) de adolescentes con algún desorden de alimentación:
Una GPC(1) para los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) hace las siguientes recomendaciones con respecto a intervenciones y en las que se involucra a la familia:
- Para la Prevención primaria de los TCA: Con recomendación por consenso del grupo de trabajo: en el diseño de estrategias universales de prevención de los TCA debe tenerse en cuenta que las expectativas de cambio de conducta y actitud de niños y adolescentes sin problemas de este tipo posiblemente sean diferentes a las de la población de alto riesgo; y se deben transmitir mensajes a la familia y al adolescente sobre las pautas que indirectamente protejan de los TCA: alimentación saludable, realizar al menos una comida en casa al día (con la familia), facilitar la comunicación y mejorar la autoestima, evitar que las conversaciones familiares giren compulsivamente sobre la alimentación y la imagen y evitar bromas y desaprobaciones sobre el cuerpo, el peso o la forma de comer de los niños y adolescentes.
- Para la detección de los TCA: Con recomendación por consenso del grupo de trabajo: debido a la baja frecuencia de visitas (pediatra) durante la infancia y adolescencia, se recomienda aprovechar cualquier oportunidad para ofrecer una atención integral y detectar hábitos de riesgo y casos de TCA. Las revisiones odontológicas pueden detectar conductas de riesgo de padecer un TCA, como los vómitos reiterativos.
- Para el diagnóstico de los TCA: Con recomendación por consenso del grupo de trabajo: la familia y personas cuidadoras podrán ser informadas de la existencia de asociaciones y grupos de ayuda relacionados con TCA.
- Para las actuaciones de los diferentes niveles de atención: Con Grado de Recomendación D: los familiares y, en especial, los hermanos de las personas afectadas deberían estar incluidos en el plan de tratamiento individualizado (PTI) de niños y adolescentes con TCA. Las intervenciones más comunes suponen compartir información, aconsejar sobre conductas relacionadas con los TCA y mejorar habilidades de comunicación. Se debería promover la motivación al cambio de la persona afectada a través de la intervención familiar; cuando se requiera hospitalización completa, ésta debería realizarse a una distancia razonable del domicilio del paciente para permitir la implicación de la familia y cuidadores en el tratamiento, mantener los vínculos sociales y laborales y evitar dificultades entre niveles asistenciales. Esto es particularmente importante en el tratamiento en los niños y en los adolescentes; y cuando la atención se comparta entre la atención primaria y especializada, debería haber una colaboración estrecha entre los profesionales de la salud, paciente, familia y cuidadores.
Otra GPC(2)para la Prevención y el Tratamiento de la Obesidad Infanto-Juvenil, señala que la evidencia (Nivel de Evidencia I) sobre intervenciones dirigidas a padres y madres para mejorar la dieta y aumentar la actividad física, muestra ligeros cambios en el índice de masa corporal (IMC) de los menores y discretas mejoras en la dieta y en la actividad física de toda la familia, por lo cual recomienda:
- Con Grado B: implicar a padres y madres en los programas orientados a mejorar la dieta y aumentar la actividad física para prevenir la obesidad.
- Con recomendación por consenso: realizar programas educativos dirigidos a la familia para fomentar un estilo de vida saludable, incidiendo en: la alimentación sana, la formación para la comprensión de la información nutricional en el etiquetado de los alimentos y la promoción del ocio activo, y que los niños y las niñas realicen comidas regulares, con la familia y sin elementos de distracción (como la televisión).
La guía de NICE(3) para la prevención, identificación y manejo del sobre peso y obesidad en adultos y niños, recomienda que los padres y los cuidadores sigan las siguientes recomendaciones para ayudar a los niños a establecen comportamientos saludables y así conseguir un peso sano:
- Hacer comidas regulares, en un entorno agradable, sin distracciones
- Comer con los niños y con todos los miembros de la familia, realizando las mismas comidas para todos
- Animar a realizar juegos activos, reducir actividades sedentarias, animarles a participar en deportes u otra recreación activa; y facilitar oportunidades para el ejercicio en la escuela.
Estas estrategias pueden tener otros beneficios (por ejemplo, controlando la cantidad de tiempo que el niño ve televisión, se puede ayudar reducir su exposición a anuncios o programas inapropiados). Por otra parte, señala que los padres tendrían que estar implicados en intervenciones escolares: asistencia a acontecimientos especiales, recibir folletos e información sobre comidas y actividades extra escolares.
Concluye la GPC que el tratamiento conductual en combinación con ejercicio físico y/o dieta en programas especializados de tratamiento de la obesidad es efectivo para tratar a niños y niñas y adolescentes (de 3 a 18 años) y que este resultado puede ser más efectivo si los padres y las madres asumen una mayor responsabilidad en el cambio de conducta.