Respecto a la edad mínima para la utilización de una escala visual analógica (EVA) para la evaluación del dolor, la búsqueda realizada, centrada en la valoración del dolor en la edad pediátrica, aporta resultados dispares:
En una guía de práctica clínica de 2001 sobre la valoración del dolor agudo en niños(1) se indica que las herramientas de evaluación auto-informadas (entre ellas la EVA) son apropiadas para la mayoría de niños de 4 o más años y proporcionan la medición más exacta del dolor en los niños. Añade, sin embargo, que la elección de la herramienta dependerá de muchos factores además de la edad y puede ser apropiado utilizar una combinación de instrumentos de evaluación (Grado de recomendación B: basada en ensayos clínicos bien realizados pero no en ensayos clínicos aleatorizados).
El sumario de evidencia de Uptodate sobre la evaluación y el manejo del dolor en niños(2) comenta que algunos niños de tan sólo 3 años de edad son capaces de cuantificar su dolor y de traducirlo a una representación visual. Establece por tanto que, en niños de 3 a 8 años de edad, el dolor se puede cuantificar mediante la utilización de escalas tipo EVA basadas en una serie de rostros que muestran un aumento del malestar o el dolor. Añade que la fiabilidad de la evaluación del dolor aumenta con la edad y la capacidad cognitiva del niño.
Sin embargo, la edad adecuada para el empleo de una EVA se considera mayor en un estudio de validación de pruebas diagnósticas(3) que se realizó con la finalidad de identificar las variables demográficas y cognitivas que podrían maximizar la exactitud de la predicción de las habilidades de los niños para utilizar este tipo de herramientas: en un grupo de 40 niños en edad preescolar se llevaron a cabo una serie de mediciones entre las que se incluía la utilización de una EVA para realizar una tarea de calibración, la valoración del coeficiente intelectual de los niños y la evaluación de su nivel socioeconómico. La principal medida de resultado evaluada fue la realización del estudio de calibración de forma correcta por el niño. Al analizar los resultados se encontró que sólo 42% de este grupo de niños podría utilizar una EVA. La edad del niño (> o = 5,6 años), combinada con el coeficiente intectual estimado (> o = 100), fue el mejor predictor de la capacidad del niño para utilizar una EVA (88% de precisión). En base a estos hallazgos, los autores concluyen que en niños menores de 7 años de edad se deberían tener en cuenta escalas de evaluación alternativas a las EVAs para medir sus percepciones.