Son muy numerosos los ensayos clínicos y revisiones sistemáticas publicados sobre intervenciones terapéuticas en el síndrome de piernas inquietas (SPI). Para aportar información a esta pregunta seleccionamos la información encontrada en guías de práctica clínica recientes y en sumarios de evidencia.
Una Guía de Práctica Clínica Europea publicada en el 2006(1), incluye entre las recomendaciones terapéuticas con fármacos en el SPI, con una clasificación tipo A (Ver documento con la clasificación de las recomendaciones):
- Para el SPI primario:
- Cabergolina* (0.5–2 mg una vez al día) mejora la puntuación en las escalas de SPI.
- Gabapentina (en dosis de 800–1800 mg/día) reduce la puntuación en las escalas del SPI, mejora la eficiencia del sueño y los movimeintos límbicos durante el sueño.
- Levodopa/benserazida (dosis media de 159/40 mg al acostarse) mejora los síntomas de SPI, la calidad y latencia del sueño.
- Pergolida* (dosis media de 0.4–0.55 mg/día) es efectiva en mejorar la severidad del SPI y la calidad subjetiva del sueño.
- Ropinirol (dosis media de 1.5–4.6 mg/día) es efectivo en mejorar la puntuación de las escalas del SPI y de calidad de vida y mejora la latencia del sueño.
- Rotigotina en parche cutáneo (4.5 mg) y de empleo a corto plazo, mejora los síntomas del SPI.
- Para los movimentos límbicos:No es efectivo el estradiol en parches cutáneos.
Del sumario de Dynamed(2) destacamos el papel que le otorga a las medidas no farmacológicas:
- Evitar cafeína, nicotina y alcohol
- Suspender la medicación que puede exacerbar el SPI (por ejemplo antipsicóticos con efectos secundarios extrapiramidales).
- Tratar con folato y/o hierro si hay deficiencias (sobre todo en el embarazo).
- Higiene y normas adecuadas para el sueño.
- El ejercicio físico puede reducir los síntomas del SPI.
- La compresión neumática de miembros inferiores también ha demostrado que mejora los síntomas.
- El masaje y la acupuntura podrían ser de utilidad; pero no han sido probados en estudios de calidad.
En el de Uptodate(3), las recomendaciones de tratamiento del SPI están basadas en un consenso de profesionales publicado en el 2004(4). En este se clasifica el SPI en esporádico o intermitente, diario y en refractario; con distintas indicaciones terapeúticas para cada estadío. El objetivo del tratamiento es el alivio de los síntomas y recomienda comenzar con medidas no farmacológicas, y solo en el caso de ser necesario, iniciar tratamiento farmacológico. Aconseja la siguiente secuencia de tratamiento con fármacos:
- Comenzar con pramipexol (0.125 mg) o ropinirol (0.25 mg) aproximadamente una hora antes de la hora en que suelen comenzar los síntomas. La dosis se puede ir elevando según la respuesta.La mayoría de los pacientes responden con este tratamiento. No tiene un beneficio demostrado las dosis por encima de 0.75 mg/día de pramipexol o por encima de 4 mg/día de ropirinol.
- Una alternativa es levodopa/carbidopa, 25/100 mg,administrados antes de que comiencen los sintomas, en pacientes que no toleran los agonistas dopaminérgicos.
- Clonazepan, 0.5 mg tomados antes de dormir puede ser empleado o asociado a otro tratamiento.
- Gabapentina podría ser una buena opción adicional, dado su ausencia relativa de efectos adversos y sedativos.
- Los derivados opiáceos deben ser reservados como una opción final, o bien tomados solos o de forma conjunta con otra medicación.
La guía de Fisterrae sobre el SPI(5), actualizada en mayo del 2009, ofrece un resumen adecuado sobre el tratamiento tanto con fármacos, como con las medidas no farmacológicas. Para el tratamiento farmacológico del SPI, con síntomas a diario, recomienda comenzar con pramipexol o ropinirol y, levodopa como alternativa.
*Una alerta de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) de abril del 2007 advierte del empleo de la cabergolina y pergolida respecto al riesgo de valvulopatía cardíaca. (Ver texto completo de la alerta)