Una revisión sistemática (RS) (1) evalúa los efectos de este tipo de educación sobre la adquisición del conocimiento, la ansiedad, el sentido de control, el dolor, el trabajo de parto y el apoyo en el parto, la lactancia, las habilidades de atención infantil, y la adaptación psicológica y social. En el se incluyeron nueve ensayos con 2284 mujeres. Ninguno de estos ensayos informó datos sobre la ansiedad, el éxito en la lactancia o el apoyo social general. Las conclusiones de la RS señalan que aunque en muchos países, las mujeres y sus parejas son habitualmente remitidos a programas estructurados de educación antes del parto, continúan siendo inciertos los beneficios de estos programas para los participantes y para sus bebés recién nacidos. Por lo que no se pueden plantear recomendaciones para cambiar la práctica, ya que existen en este momento pruebas insuficientes para determinar los efectos de la educación prenatal individualizada para el parto o la paternidad, o ambos. La amplia popularidad de las clases prenatales, en particular en los países desarrollados, testifica el deseo de muchos padres futuros (en particular los primerizos) o de sus cuidadores por recibir una educación prenatal. Con respecto a las implicaciones para la investigación indica que la gran cantidad de recursos destinados a la atención y suministro de programas estructurados de educación prenatal, sugiere la necesidad de contar con ensayos clínicos grandes y bien diseñados para responder la pregunta sobre la efectividad.
No se han encontrado EC posteriores a la RS, pero un estudio comparativo (2) evaluó los efectos de un programa educativo al parto sobre actitudes maternales y el proceso del parto. Las variables dependientes incluyeron ansiedad medida por la escala IPAT, las actitudes maternales según inventario del embarazo (MAPI), duración del parto y cantidades de medicación y de anestesia administradas durante el parto. Utilizaron tres grupos de mujeres embarazadas: 70 primíparas, 48 multíparas que tomaron un curso de educación al parto de 6 semanas y 41 multíparas que no recibieron el curso. Además incluyeron los datos sobre la duración del parto y la cantidad de medicación administradas en partos de 1.400 multíparas y 1.015 primíparas. No se encontró ningunas diferencias entre los grupos en la medida de la ansiedad o en la duración del parto. Se encontraron algunas diferencias en el MAPI y en las medidas de medicación y de anestesiaque que favorecían a las mujeres que habían realizado el curso de educación al parto. El estudio concluye que el curso de educación del parto tenía algunos efectos beneficiosos.
En un programa (3) sobre Embarazo, Parto y Puerperio en un centro de salud se diseñó un subprograma de educación maternal (EM) en grupos, con los objetivos de fomentar entre las gestantes y sus parejas una vivencia positiva de su embarazo, considerando el nacimiento como un proceso natural; proporcionar conocimientos básicos sobre anatomofisiología del embarazo y parto, hábitos higiénico-dietéticos saludables, sexualidad, autocuidados y riesgos prevenibles, preparación al parto (ejercicios respiratorios, técnicas de relajación y gimnasia), puerperio, estímulo de la lactancia materna y cuidados del recién nacido (RN). Los grupos estuvieron formados por 16 embarazadas (en promedio), que a partir del tercer trimestre, y durante 9 sesiones de 150 minutos cada una, recibian los conocimientos reseñados. Las sesiones se impartian con contenidos teórico-prácticos y con apoyo en medios audiovisuales (vídeos y diapositivas). Se les pasó una encuesta antes de comenzar la EM y después del parto. La valoración que realizaron las encuestadas una vez producido el parto reflejó una actitud psicológica favorable en cuanto al escaso miedo percibido, la soportabilidad del dolor y el elevado grado de control del parto. Asimismo opinan favorablemente acerca de la utilidad de las técnicas aprendidas, y en general de la EM recibida para afrontar embarazo, parto y cuidados del bebé.