No se han encontrado evidencias científicas relacionando directamente verrugas en los pezones con lactancia materna.
Solo se ha encontrado un caso report (1) sobre dos casos de hiperqueratosis en el pezón y en la areola. Señala que esta es una condición rara, especialmente la forma de nevus, que es extremadamente rara, considerada generalmente en mujeres en la segunda o tercera década de la vida. El estudio trata sobre dos casos de hiperqueratosis del pezón en forma de nevus, en mujeres, las lesiones aparecieron después de la pubertad. Una de las lesiones de los pacientes llegó a ser más oscura y berrugosa durante el embarazo, haciendo imposible el amamantamiento.
Por otro lado, hemos encontrado investigación sobre el manejo de la lactancia materna y sus complicaciones, aunque ninguna señala entre estas las verrugas: un Best Practice (BP) (2) sobre el manejo del dolor del pezón y las lesiones asociadas a la lactancia materna indica que los factores que afectan a la lactancia son complejos y a veces se encuentran interrelacionados. Entre estos factores incluye el dolor y las lesiones en el pezón. Indica el BP que hasta un tercio de las madres que experimentan este tipo de problemas durante la lactancia pueden cambiar a métodos alternativos de alimentación durante las seis primeras semanas después del parto. Señala que es muy importante la identificación de las causas del dolor del pezón para un manejo adecuado de las mismas y así beneficiarse de tratamientos locales adecuados. El BP incluye un estudio cuasiexperimental con conchas protectoras en uno de los pezones (durante 4 días sin interrupción) frente a la ausencia de tratamiento en el otro pezón, se observó que el máximo pico de dolor se experimentaba durante los dos primeros minutos de succión y el dolor era mas intenso en el segundo día del estudio. Tanto el grupo tratamiento como el control siguieron el mismo patrón. Una Guía de Práctica Clínica (GPC) (3) para el establecimiento de lactancia materna exclusiva incluye entre los factores de riesgo maternales que limitan la lactancia: pezones con lesiones, grietas o sangrado; dolor persistente del pezón; anormalidad del pecho o del pezón y cirugía o traumatismos del pecho. Las recomendaciones que hace la GPC con respecto a las contraindicaciones maternas incluyen las lesiones activas de herpes en el pecho (entonces solo se debe hacer lactancia con el pecho sano o interrumpirla hasta que se cure la lesión). Por otro lado recomienda que con anticipación se debe proporcionar una guía para el manejo anticipado de los problemas que pueden interferir en la lactancia materna exclusiva, fundamentalmente el dolor del pezón. Todo dolor debe ser evaluado, pues aunque a menudo es el resultado de una mala colocación, hay que considerar también otras causas como infección bacteriana o fungicida. Otra GPC(4) para el uso de la lactancia materna y leche humana recomienda que cuando la lactancia materna directa no es posible se debe proporcionar leche humana. Si se identifica una contraindicación a la lactancia materna, se debe considerar si esta va a ser temporal, y si es así se debe aconsejar el bombeo de leche para mantener la producción. Antes de aconsejar contra la lactancia materna o la recomendación del destete prematuro, se deben sopesar las ventajas de la lactancia materna frente a los riesgos de no recibirla. Por último, otra GPC (5) para las enfermeras sobre las mejores pautas de la práctica de lactancia materna, señala que entre las pautas de evaluación prenatal se debe incluir factores físicos, incluyendo la exploración previa de pechos y pezones, ya que puede afectar la capacidad futura de una mujer para la lactancia materna.