Actualmente sólo se considera su indicación como coadyuvante del tratamiento con CA cuando se prescriben dosis repetidas del mismo, para prevenir la desadsorción y la constipación que provoca el carbón o la impactación intestinal y la consiguiente obstrucción (más que para conseguir la disminución del tiempo de exposición intestinal del tóxico). Acelera el tránsito intestinal por un mecanismo osmótico que activa la motilidad y los reflejos, aumentando así la eliminación del contenido intestinal. Puede administrarse en dosis única de 30 gramos que puede mezclarse con la segunda dosis de carbón o administrarse independientemente disuelto en 100 mL de agua o bien una dosis de catártico cada dos dosis de carbón o según la respuesta diarreica que provoque. En niños y adultos muy mayores se administrará la mitad de la dosis y está contraindicado en niños menores de 1 año de edad.
Hay catárticos análogos al sulfato sódico, como el sulfato magnésico, pero debe ser evitado en situaciones clínicas, como la insuficiencia renal, en las que puede haber hipermagnasemia. También los hay de acción más rápida e intensa, pero que comportan un mayor riesgo (diarreas profusas con deshidratación y/o, diselectrolitemias).